Siento un toque en mi hombro derecho, cuando me giro veo a un chico alto de más o menos 1'80, rubio con ojos verdes, con hombros anchos, (parecía un armario empotrado), aunque tiene aspecto de ser una persona muy amable.
Me quito los auriculares y espero a que me diga lo que quiere.
¿Por qué no habla? Me está poniendo nerviosa, ¿y si le grito a ver si reacciona?
Como veo que no va a hablar, le voy a preguntar yo.- Amm... hola... ¿necesitas algo?
-Emmmm... esto... ¿me me... prodias de... cir don... de es... tá El Chiringuito?¿Por qué se pone tan nervioso? No tiene por qué ponerse así, no me lo voy a comer. Al menos las dos últimas palabras las ha dicho sin tartamudear.
¿El Chiringuito? - le pregunto confusa.
- S... sí... El... Chiringuito... el bar que... hay aquí... cerca.
-A sí, ya me acuerdo, el bar El Chiringuito - aclaro y él asiente sonriendo - está cerca de la costa, enfrente de la playa, a unos 50 metros de donde estamos. Si caminas en esa dirección, lo verás. - Señalo enfrente de donde estamos mientras que él mira donde le indico.
-Va... le... gra... gracias.Su tartamudeo me pone nerviosa.
-Por cierto, me llamo María.
-Yo... soy... Os... Óscar.
-Ya que sabes como me llamo, no tienes porque tartamudear - le sonrío para que se tranquilice.
-Soy muy tímido - me sonríe de igual modo.
-Sí, se nota que eres bastante tímido.Los dos nos reimos hasta que oimos una voz masculina gritar a donde estamos nosotros.
Un chico con el pelo negro, de tez blanca, guapo, con un aire de chico malo y de más o menos de la altura que Óscar se acerca a nosotros y le pasa el brazo por encima de los hombros de Óscar.- ¡Hey! ¡¿Ya tan rápido estás ligando?! Se nota que tú no pierdes el tiempo.
Me recuerdan a Zipi y Zape, aunque este Zape no me cae bien, parece un chulo con mucho ego.
-¿Perdona? - le dije ofendida - ¿Por qué esté hablando con una chica significa que está ligando? - comenté cortante.
- Vale ojitos bonitos, no te pongas así.¡¿CÓMO?! ¡ESTO ES EL COLMO!
- Mi nombre no es ojitos bonitos.
- Entonces dime... ojitos bonitos... ¿cómo te llamas?Me parece que esta "conversación" que tenemos entre Zape y yo, le resulta divertida. ¡Estúpido Zape!
- A tí te lo voy a decir...
- Entonces te seguiré llamando ojitos bonitos, ¿o prefieres que te llame rubia? ¿Te gusta ese nombre, rubia? - dice con un tono de picardía.
- Mira, me estás enfadando niño.
- ¿Niño? - dice mientras que se ríe.Se le escapa una risilla ya que le he llamado niño y él tendrá aproximadamente mi edad.
- Amm... creo que es mejor que vallamos ya a El Chiringuito - sugerió el rubio.
Esta vez habla Zipi, digo Óscar; para calmar el ambiente.
- Sí, vamonos antes de que cierre el bar - dijo Zape - por cierto rubia, me llamo...
- No me interesa - dije cortándolo.Óscar se rió mientras que me miraba, pero me miraba de una forma... no se... esa mirada no era de como te lo da un amigo como de amistad, ni como la de un familiar como de cariño, sino más bien como de... ¿amor? Nah, estaré delirando... ¿no?
Su amigo el chulo se fue hacia seguramente al bar mientras que nos dejaba solos a mí y a Óscar.- Muchísimas gracias por decirme donde se encuentra El Chiringuito.
- No hay de que. Me alegra haberte conocido -dije amablemente.
- Mi amigo tiene razón - dijo mientras sonreía.
- ¿El qué? - le pregunté.
- Que tienes unos ojos muy bonitos.¿Pero este no era tímido?
No pude evitar sonrojarme y él al verme sonrojarme, sonrió aún más.
Volvimos a oir los gritos de energúmeno de su amigo.- ¡QUE TE CALLES YA, ZAPE!
- ¡TÍO, DEJA YA DE LIGAR CON LA RUBIA, QUE SE NOS VA A HACER TARDE! - gritó el moreno.
- ¡¿QUIERES PELEA, O QUÉ?!
- ¡UI, QUE LA RUBIA MUERDE!
- ¿Podeis dejar de gritar en medio de la playa? - preguntó Óscar.
- Lo siento, tú... amigo me saca de mis casillas.
- Se nota - comentó el rubio mientras que me sonreía - bueno, espero volver a verte.
- Yo también espero volver a verte... menos a tu amigo.
- ¡RUBIA, SE QUE TE MUERES POR MÍ!
- ¡HE DICHO QUE TE CALLES!
- Bueno, tengo que irme o sino seguirá gritando. - comentó mientras que miraba a su amigo a unos metros de nosotros - Adiós María.
- Adiós Óscar.Él se inclinó un poco y me dió un beso en mi mejilla derecha. No miento cuando digo que me sonrojé tanto que agoramismo parecía un tomate.
Él me volvió a sonreir y después se dirigió a donde estaba Zape.- ¡OYE MORENO! - le grité a Zape.
- DIME, RUBIA! - me contestó de igual forma.
- POR FAVOR, DIME QUE TE LLAMAS ZAPE!
- ¡NO ME LLAMO ZAPE! ¡¿POR QUÉ LO PREGUNTAS?!
- ¡NO, POR NADA!Ellos dos me miraron a lo lejos. Óscar se despidió agitando el brazo, y Zape... bueno... el me enfadó porque me lanzó un beso volador mientras que me guiñaba el ojo y yo le dediqué mi dedo precioso del medio.
Me dí media vuelta y empecé a caminar de vuelta a mi coche mientras que escuchaba la risa de Zape.
¡Estúpido Zape!
Pero antes de ponerme en marcha hacia mi casa me fijo en la arena cuando veo un objeto brillar, me agacho para cogerlo y ver que es ese objeto, me sorprendo pues simplemente era una pulsera de tiras de cuero hecho con trenzas, que hizo que mi corazón latiera aún más fuerte, pues no era una pulsera normal y corriente porque le pertenecía a Óscar, y se que es su pulsera porque se lo ví en la mano izquierda.
Entonces vuelvo a retomar mi marcha hacia mi coche y conduzco hasta mi casa, cuando entro llamo a Sardinilla, él sin duda viene corriendo y ladrando a saludarme, le doy unas cuantas caricias y me dispongo a ir a la cocina para prepararme un sándwich.
Después subo a mi cuarto para desvestirme y colocarme mi pijama, justo cuando estoy por tumbarme, Sardinilla me ladra para que lo suba a la cama, con pesadez lo hago y se acurruca en mi, apago la luz y me acomodo con Sardinilla para dormir.
Me despierto por un ruido que proviene de la parte de abajo de la casa, miro la hora 3:30 a.m me levanto sin hacer ruido y por ultimo cojo la chancla de conejo del suelo de parque y una vez más me arrepiento de no haberlo cambiado cuando podía (siempre está crujiendo) salgo a urtadillas del cuarto, mientras bajo las escaleras y me doy cuenta de que el ruido proviene de...
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Mi acosador personal
RomanceMaría siente que todo lo que pasa es su culpa e intenta evadirse de la realidad, pero aún así no puede escapar de su pasado, que está presente a su alrededor, siente más angustia y molestia todos los días de su existencia, maldiciendo cada día de el...