~Prólogo~

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Es muy típico de uno, que en vez de dormir, por que al día siguiente debes tener fuerzas para levantarte y hacer lo que haces normalmente día a día, quedarse despierto, imaginando cosas, que desde la perspectiva de uno, cree que nunca podrían pasar.
A todos nos pasa alguna vez.

Y para el joven de cabellos azabaches no era la excepción.

Eran cerca de las 1:30 de la madrugada, y este se encontraba casi estático, envuelto en las desordenadas sábanas de su cama, mirando la nada.

Todo estaba totalmente obscuro, solo se divisaba una luz que provenía de la ventana, por la cual se podía escuchar algunos ruidos que provenían de afuera, se escuchaban algunos que otros autos pasar, seguro de las personas que volvían de fiestas, u otras que volvían tardes de sus trabajos....
Hay demasiadas razones de cada vida, para continuar conduciendo a esas horas,
También se escuchaban los perros que por alguna razón hacían escándalos a esas horas, y otros ruidos que no se podían llegar a identificar de donde o que provenían.

Volviendo con nuestro joven protagonista, el cual se encontraba en la misma posición, abrazando un peluche de un zorro, el cual le había regalado su hermana pequeña, la luz de sus ojos.
Lamentablemente esta no se encontraba viviendo con el, pero la visitaba cada que los estudios y ocupaciones lo dejaban y se daba la oportunidad.

Tenía unas ojeras, que hacían ver que tenía falta de descanso, y mucho.

Divisó a su lado ,la mesita de luz, una botella de agua, el reloj que marcaba la hora, unos papeles sin relevancia, y un bote con varias pastillas para diferentes casos.

Volvió a mirar a la nada y volver a sumergirse en sus pensamientos....

Hace bastante no lo veía, y de verdad que le hacía falta verlo.....
escuchar sus tonterías, cuando tartamudeaba, ya que no pensaba antes de hablar y se trababa al hacerlo, sus maneras de subirle el ánimo, esas veces que lo abrazaba y le decía que "Todo estaría bien".....

Y se daba cuenta de lo dependiente que se había echo del castaño y de verlo todos los putos días.....

Abrazó con fuerza su peluche y de un manotazo tiró todo lo que se encontraba en aquella mesita de luz, haciendo que el bote se abriera y que todas esas pastillas que compró en la farmacia de aquí en la cuadra, como las que le recetó su psicólogo se esparcieran por el suelo

EL se había vuelto su maldita MALA COSTUMBRE.

~"Mala Costumbre"~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora