Capitulo 8 (final)

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Héctor escucho lo último con una punzada de desilusión.  Había sido parte de una venganza absurda.  Pero por otro lado había comprendido al fin el porqué no quiso quedarse con el.  Ni uno ni otro estaban preparados para dar ese paso.  Pero ahora ya ha transcurrido un año y las cosas tenían que cambiar. 

- Felipe,  yo confío en tu palabra y se que me estás diciendo la verdad.  Ahora dime...  Ella te dijo algo de mi?
- Me contó con pelos y señales.  Todo desde cómo te abordó la primera vez hasta lo que le hiciste sentir.  Hablo de ti por mucho tiempo y si,  quería verte de nuevo pero en otras circunstancias,  no en la manera en que ocurrió todo el la boda de mi primo...  Si tu pregunta es,  si sintió algo por ti?  Yo diría que mucho,  muchísimo. 
- Tengo que verla!
- Opino lo mismo.  Mañana te espero en la inauguración de la tienda,  ella será mi madrina de listón...  Es a las 4, pero supongo que ella llegará antes le dijo mientras le guiñó el ojo. 
- Gracias Felipe,  aquí estaré puntual.
- Oye...  Trae un golf gris,  digo por si quieres esperarla en el estacionamiento. 

Héctor respondió con una enorme sonrisa.  Por primera vez después de un año se sentía feliz y nervioso y aterrado a la vez!  Pero esta vez estaba seguro que las cosas serían distintas.

Al día siguiente,  ya estaba listo y dispuesto. Eran las 3.30 y esperaba nervioso en el estacionamiento subterráneo.  Iba con ropa sencilla y la misma loción que cuando la conoció...  Sabía que estaba arriesgando todo pero a esas alturas ya no había nada que perder.  Cuando vio llegar el auto volvió a sentir los pies de hilo y un nerviosismo acompañado de una erección tan repentina como evidente. Ahí estaba ella otra vez,  radiante,  feliz,  esta vez llevaba un vestido de flores en tonos pastel,  su cabello ahora era castaño claro y rizado y lo llevaba suelto.  Estaba a punto de cerrar su coche cuando el se le acerco por detrás.

- Estas simplemente hermosa!  Le dijo suavemente en el oído. 

Ella se volteo asustada y dispuesta a empujarlo cuando lo miro de frente.  No podía creer lo que veía y abrió los ojos como platos.

- TU?  OTRA VEZ?  Dijo con cara de sorpresa.
- Si, yo otra vez.  Como está mi dulce princesa?  Creo que la pregunta esta de más...  Estas tan bonita!  Tal cual te he recordado en todo este tiempo.  Se había acercado tanto a ella que no pudo evitar rozarle los labios muy suave con un tierno beso.  Ella sintió en ese momento que le temblaban las rodillas,  además de la tremenda erección que sutilmente le había rozado la entrepierna. 
- Como me encontraste?  Creí que no volvería a verte nunca. 
- Por una casualidad,  pero ahora eso es lo menos importante.  Lo que de verdad importa es que ahora si no voy a dejarte ir.  Te quiero conmigo.  Junto a mi,  ya el pasado atrás quedó.  Terminó el mismo día.  Me costo parte de mi vida,  mi familia,  mis amigos,  en fin...  Por fin deje atrás esa miserable vida como tu la llamas y que por cierto sigue siendo miserable pero ahora por cuestiones económicas, pero eso es lo de menos.  Estoy libre y en paz y dispuesto a empezar algo bueno,  limpio,  y sobre todo algo que toda la gente sepa y que todos vean que eres tu la mujer que me roba el sueño.  Que dices?  Aceptas?

- No sabes nada de mi Héctor! 
- Se lo suficiente.  Felipe me contó todo lo que te pasó.  Y también me dijo que yo si fui importante para ti...  Dejo atrás lo primero y me enfoco en lo segundo.  Y sobre todo déjame demostrarte que yo si estaré orgulloso de caminar de tu mano y que estaré feliz de tener miles de fotos contigo. 
- No soy fotogenica.  Dijo ella mientras sonreía divertida.
- Yo menos.  Pero haremos magia frente a la cámara. 

Volvió a besarla pero esta vez con deseo.  El vestido de ella caía ligeramente de su hombro derecho y el aprovecho ese espacio de piel para cubrirlo de besos.  Aumentaron la pasión de sus caricias y se besaron incesantemente.  El estacionamiento estaba casi vacío así que no había pretextos.  Entre besos abrió la puerta trasera del coche.  Sus manos la acariciaban por encima del vestido una vez más.  El podía sentir a través de la tela los pezones erectos,  era una sensación deliciosa sentirla así,  deseosa y excitada.  Antes de recostarla,  ella se apresuró a sacar su miembro del pantalón.  Lo metió lento en su boca,  le pasó la lengua despacio a lo largo y ancho,  ella también lo había extrañado. 
Ella también se había frotado muchas noches pensando en el.  Usaba sus labios para succionarle,  y pasaba su lengua por todos los pliegues.  El sentía el paraíso entre sus labios.  Sabía que jamás podría separarse de ella.  La recostó delicadamente y pasó sus dedos por encima de la panty que ya estaba humedecida.  Así jugueteo un rato mientras la llenaba de besos,  hábilmente había sacado sus pechos del vestido y ahora era el quien los lamia con devoción,  los gemidos de ella eran queditos y pequeños,  se besaban una y otra vez y sus lenguas se juntaban ansiosas una de la otra. 

- Mi princesa hermosa,  quiero hacerte mía ya.  Pero hoy,  hoy no voy a cogerte.  Hoy te voy a hacer el amor. 

Hizo la panty a un lado y la penetró despacio mientras la besaba.  Ella se agarro de su espalda y movía sus caderas al mismo ritmo,  una y otra y otra vez el se aseguró de que lo sintiera,  aquello entraba y resbalaba como un cuchillo en la mantequilla y ella le jadeaba muy bajito en el oído. 

- Héctor,  Héctor!  Estas aquí!  Estas aquí!  Le decía mientras sonreía. 

El la besaba otra vez,  besaba sus cabellos,  sus mejillas,  su cuello,  bajaba la cabeza y hundía su cara entre sus pechos,  acariciaba sus muslos,  sus piernas,  sus nalgas,  ella había logrado meter sus manos por debajo de su camisa y le acariciaba la espalda,  las nalgas.  En un movimiento el se salio y se sentó e hizo que ella se le subiera.  Así la tuvo de frente y la penetró nuevamente,  comenzaron un vaivén en el que ella se movía frenética,  se sentaba en su miembro una y otra vez y el gemía de placer,  la abrazaba,  le recorría la espalda con sus manos,  la tomaba de las nalgas y la movía con desesperación,  con cada movimiento el cabello le cubría la cara y el la mirada embobado,  se veía tan increíblemente de sensual con el cabello cubriendo parte de su mirada,  ella le lamia las mejillas,  le metía sus dedos a la boca,  y luego se los pasaba por los pezones,  era fuego puro. 

- Celina,  estoy a punto de terminar...  Mi amor!  Mi amor! 

Ella aceleró sus movimientos y le gemía en el oído con desesperación.  Sintió toda su descarga en su interior y junto con esa sensación un orgasmo tan intenso que mojo un poco las piernas de el.  Así quedaron en silencio los dos,  abrazados entre más besos.  No había prisas,  no había gente,  no había nadie que esta vez pudiera separarlos.  Eran felices el uno con el otro.   Ella,  por primera vez en mucho tiempo, Era feliz.

- Que hora es Héctor?
- 4.25
- 4.25? En la madre,  el listón! Felipe me va
a matar!!

FIN

SÍGUEME PARA MAS HISTORIAS!!!

Pinche Gorda (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora