cap 4

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N.v

Estaba tratando de salir de la aquella masa de agua que me rodeaba, pero la tormenta no ayudaba, ya que solo ocasionaba crear olas de un gran tamaño, eran como montañas, gigantescas y amenazantes.

Cada segundo crecían y crecían, y cuando yo trataba de salir de hay me un día más y mas.

Poco a poco el aire se me agotaba y salía de mis pulmones. Ala profundidad a la que me encuentraba era tal que solo con la luz que solo emitían los relámpagos de aquella tormenta que estaba arriba de mi.

Ya no trataba de escapar, sabía que ese sería mi fin, pero antese de cerrar por completo los ojos...

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Alguien tiro de mi barzo izquierdo, gire levemente mi cabeza recorriendo con lentitud el camino de aquel brazo asta llegar al rostro y levantar mi vista para verlo cara del que no me soltaba.

Pero al verla mis ojos se abrieron como platos al ver aquella monstruosidad.

Quería gritar pero no podia simplemente no podía, mi cuerpo no respondia.

Es cara...esa cara tenía el Rostro de mi madre, pero este no era como el de ella.

En donde estaba esa sonrisa calida, maternal y radiante ahora sólo había una mandíbula que colgaba y mostraba los pocos diente que le quedaban.

Esos ojos color chocolate que recuerdo que solo ví en mi niñez y los guardo con mucho cariño, solo estaban dos cuencas vacías.

Su pelo castaño claro que brillaba todo el timpo, en su lugar solo había calvas y los pocos mechones que quedaban estaban dañados y con nudos.

¿Pero como sabía que era mi madre? Pues simple, ella siempre llevaba puesto el collar que mi padre le regalo cuando eran jóvenes y este caber también llevaba los aretes de perlas echas con arisilla que yo misma hise y se los regale.

Pero sin darme cuenta algo también me tomó de mi pierna izquierda, era mi padre, tenía el mismo aspecto que mi madre pero aún más tétrico y aterrador, ya que a el se le veia como pedazos de carne colgaban y dejaban ver partes de su cráneo.

Simplemente era algo horrible de ver, ahora sólo quería salir de hay, quería no ver nada de eso... Solamente no quería recordar nada.

Cada vez acercaban sus bocas a mis extremidades, les juro que trataba de safarme como podía, usé todas mis fuerzas pero era inútil su fuerza eran sobrehumana.

Entonces en el último segundo cuando sus bocas estaban a milímetros de mi un fuerte estruendo se escucho y el Rayo ilumino sus caras y en donde nos encontrabamos.

Mi cuerpo solo pudo dar un grito desgarrador pero no se movia y con las luces que los rayos nos daban ya era casi nula, esta muerta de miedo y este crecia más al ver sus bocas dirigirse a mi piel.

¿compañeros?...¡¡NUNCA!!  [L Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora