*1*

13 0 0
                                    

¿Qué es lo que pensaba cuando abandoné mí dulce y refrescante habitación para ir de compras? Claro, los dulces. La única cosa en el mundo que podría hacer que salga de mí habitación un día sábado y con 35°. Mí definición de un día horrible simplemente realizado.
Mí hermana me arrastraba por todo el centro comercial buscando un nuevo vestido para salir.

— ¿Si recuerdas que tienes al menos diez vestidos, unas quince faldas y más tops que los que puedo recordar?— mí mano estaba sudando, su mano estaba sudando, pero eso no evitaba que me arrastrase a una nueva tienda. Sabía que en el momento que me soltara yo saldría por mis dulces.

— ¿Si recuerdas que no sabes nada sobre moda verdad?— ella corría percha tras percha revisando todo, era como una cazadora entrenada, podía oler ofertas a 200 metros de distancia.

Mara mentía, yo podría reconocer perfectamente una prenda a la moda, seguía a muchas cuentas de diseñadores en instagram, también era fan de videos de maquillaje, veía todos estos en YouTube, así que sabía cómo realizar un maquillaje de verano y que prenda iba con esta.

Yo podría ser una maldita influencer...si tuviera la capacidad de terminar una sola cosa en mí vida. Era tan normal en mí simplemente aburrirme a la mitad de algo, una carrera universitaria, una película, un libro, una cita, simplemente lo abandonaba.

— Puedes simplemente tomar un vestido e ir a probartelo?— mí cabeza dolía de tanto caminar, mis pies y piernas simplemente querían ceder y dejarme tendida en el frío suelo de la tienda.

— Si quieres irte ya sabes que debes hacer— me observó desde los 10cm que me sacaba en altura, con unos ojos cafés que intentaban verse como de cachorro, pero podía ver el triunfo en ellos. Ella me arrastro hasta aquí para que elija su tonta ropa.

— Ya deja esa cara de tonta, voy a buscar tu estúpido vestido— bufé resignada cuando ella soltó mí mano para hacer un gesto de ganadora.

— Te conviene comprar mí chocolate favorito después de esto.—

Después de media hora más salimos de la tienda con un vestido nuevo y dos faldas solo porque me gustaron y luego podré robarselas para usarlas.

— Ey Ey...¿a donde vas?— ella se estaba yendo con sus bolsos hacia el estacionamiento en busca del auto pero yo aún no tenía mis chocolates— niña, niña, no estás cumpliendo el trato— realice un arma con mis dedos y la apunte.

— Sabes, en realidad tengo una bolsa con tus chocolates en casa, pero no te lo iba a dejar tan fácil eh—

Mara camino riéndose y yo pensaba que tan malo sería si le arrojaba una de mis zapatillas a su cabeza, no lo hice, yo realmente quería esos chocolates.

LieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora