Taehyung to Hoseok; Sakura. [桜]

V E I N T I C U A T R o

Durante el camino a casa ninguno se atrevió a romper el momento cómodo y silencioso en el que se habían sumido tras el besito que Hoseok depositó en los labios de Taehyung. Ambos iban en la parte trasera del auto favorito de Seokjin, haciendo nada. Taehyung estaba con su espalda sobre el pecho duro de su novio, y este lo envolvía en un abrazo, procurando mantener su nariz cerca del cuello de Kim. Sólo disfrutaban del dulce momento, de vez en cuando mirando por la ventana oscura. Pero inevitablemente el corazón de Taehyung duplicó sus pulsaciones por minuto en tanto el gran portón de metal se abrió para ellos. Y Hoseok lo notó, pues su agradable olor se cubrió de un sentimiento entre temor y decepción.

—Cariño... Te quiero mucho. Por favor confía en mí.— Dio un beso tierno en su mejilla. —Yo no estoy enfadado, y si lo estuviera sólo sería conmigo mismo por pasar a llevar a mi omega. Te prometo que lo arreglaremos juntos.

A minutos, u horas, de que su celo se presentara el omega estaba demasiado sensible. Y no tardó en fruncir las cejas al sentir que sus ojos se aguaban. Se escondió de la mirada de Hoseok, fingiendo que recogía su maletín lleno de papeles de la oficina.

—Amor, puedo olfatear tus lágrimas.— Lo abrazó una vez que cerró la puerta del automóvil. —Voy a llorar también.

Taehyung sintió que su lobo se inquietó y tuvo un subidón de energía en su cuerpo. Rápido se giró hacia su alfa y lo abrazó, rompiéndose en llanto de una vez por todas. El mayor acarició sus mechones rubios con el corazón apretado al escuchar los hipidos provenientes de su pequeño. Con cuidado lo impulsó, y Taehyung afianzó sus piernas largas alrededor de sus caderas. Lanzó una mirada a Seokjin y él asintió para que se despreocupara, porque el mayordomo se encargaría de todo lo demás. Taehyung se acurrucó más, con la cabeza escondida en el cuello de su pareja, atraído en parte por la deliciosa fragancia mentolatada que liberaban sus glándulas de olor.

—No es tu culpa Taehyungie.— El omega negó.

Hoseok subió las escaleras sosteniendo fuerte a su novio. Los sollozos de Taehyung eran profundos y notables para cualquiera. Cuando estuvieron en su habitación el mayor recostó con delicadeza al rubio en la gran cama. Pensó que el omega podría descansar, porque todavía no sabían si su celo llegaría hoy mismo o mañana. Para la sorpresa del alfa, al intentar pararse fue apresado por los muslos que tanto amaba.

—Alfa, no me dejes solo... Por favor.—Hoseok asintió entusiasmado. Pasó un brazo por debajo de su cintura y cambió sus posiciones, Taehyung ahora cubría la mitad de su tronco con el suyo. Y no había ni un mísero espacio entre los dos. —Lo amo tanto, por favor no me deje. S-señor Hoseok.

—Nunca te dejaré Taehyung. Preferiría morir que vivir como un dios, pero sin ti.

Esas palabras agitaron todo dentro de Tae, y su lobo por más que se negara a aceptarlo también se encendió entre las llamas del amor. Taehyung con su mano libre abrió la camisa ajustada perfectamente al torso de su alfa y repartió caricias sobre su pecho desnudo. Luego lo olfateó, causándole cosquillas a Hoseok y algo más.

—Todavía no quiero dormir.— Murmuró por lo bajo cuando vio que Hoseok cerraba los ojos. El mayor sin abrirlos negó sonriendo.

—Debes estar cansado Taehyungie...

El omega detuvo sus movimientos, quedando con sus dedos largos entre los dos primeros cuadritos al comienzo del abdomen de su alfa. De todas formas, sólo él podía decidir cuándo estaba cansado y cuándo no. Apoyó su cabeza en el pecho contrario y disfrutó de la vista privilegiada que su novio le obsequiaba. Desde su posición escuchaba a gusto los latidos que se iban debilitando a medida de que el mayor estaba más cerca de dormirse. Suspiró con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Cómo pudo conseguir un novio tan maravilloso como Hoseok? Sus ojos se concentraron en los bonitos pezones que el pelinegro tenía y sin aviso besó el que estabas más cerca. Con su mano derecha delineó la punta del pezón más alejado y sintió que Hoseok se retorcía. Astutamente envolvió el izquierdo también en su boca y jugó con él hasta escuchar un pequeño jadeo.