|Seis|

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Mientras tanto Louis esperaba a Harry en la iglesia. 11am y no llegaba. 

Estaba asustado ¿Lo había arruinado? ¿Asustó a Harry cuando le admitió que le gustaba?
¿Estaba perdido, cierto? Si. Al menos él creía eso. 
Sabía que Harry era distinto, Harry era un chico inseguro comparado a la mayoría de los chicos del pueblo. Y todo era por la presión de su padre.

Casi sin saberlo, el único pensamiento que tenía era el de Harry, demonios que le gustaba mucho. Solo pensaba en aquellos ojos verdes, cabello rizado, labios rosas, piel blanca, bella sonrisa... su sonrisa. Y las marcas de líneas que tenía en cada mejilla por tanto sonreír. Eran líneas finas. 

Estaba triste ahora. Pidió ese maldito día de descanso y el pequeño no llegaba. Se sentía debil al no haber comido esperandolo, su corazón se sentía triste. Nunca se había sentido tan indefenso. 

···

Harry estaba sentado, en aquella mesa cuadrada. Estaba triste, sus ojos rojos por tanto llorar y sus labios rosas, tenían un color morado. Estaba casi deshidratado.

Las risas de parte de su padre y el señor Jenner se escuchaban tan cerca. Colmaban su paciencia.

-Harry -Lo llamó su padre. Levantó la cabeza- Tú y Kendall deberían ir a tu alcoba, ya sabes. A charlar. 

-Nada de nietos hasta la luna de miel! -Exclamó el señor Jenner riendo, estaba ebrio al igual que el señor Styles.

Harry se paró de la mesa y se fue a su recamara. Kendall iba detrás de él.

Entraron y Harry no dijo palabra alguna, solo entró directo al balcón.
Jugueteaba con sus manos viendo el suelo, la distancia que había entre el piso y su balcón, ¿Moriría si brincaba?

-U-usted es lindo, señor Styles -Dijo Kendall rompiendo el silencio.

-Gracias. -Respondió cortante

-Disculpe, Harry. no me quiero casar. -Lo que dijo la pequeña sorprendió a Harry, lo dijo con voz entrecortada y delicada. No era la niña mimada que parecía realmente. ¿Había algo más a fondo que fuera lindo de ella?- Ni siquiera estoy enamorada de usted. Ni siquiera lo conozco, ¿Sabe que no sé su segundo nombre? Ni siquiera sé su apellido.

-Tampoco quiero. mierda. Eres tan pequeña. Tienes como cinco años

-Catorce.

-Cierto. Kendall, me gusta alguien. Lo acabo de descubrir y si me casaré quiero que sea con alguien a quien yo quiera. 

-Yo soy una niña. Mis amigas ahorita mismo están charlando sobre chicos o jugando en algun lado de este estupido lugar. Y yo estoy con mi prometido en su alcoba charlando sobre la boda que ninguno de los dos quiere que pase. -Harry sintió pena por ella. Él también era pequeño pero, ¿Catorce años y su padre pensaba en que se embarazara? Por Dios que años de mierda.

-¿Te gusta alguien ahora? -Preguntó Harry, quería mantenerla entretenida.

-S-si, creo.

-¿Me quieres contar? -Harry se sentía extraño aún, no se imaginaba una vida con Kendall. Ella era tan delgada, pequeña, su voz era aguda, no de una forma molesta. pero era la de una niña, porque eso era lo que era. una niña.

-No, no es correcto. -De pronto, su mirada bajo. y Harry notaba que contenía las ganas de llorar

-¿Por qué soy tu prometido? -Bromeó

-Porque estoy enamorada de una chica, Harry. -Comenzó a llorar. Kendall realmente esperaba algo brusco de parte de él, que la golpeara o que saliera corriendo de la habitación para contarle a su padre. En cambio, lo que recibió fue un abrazo de parte del chico- Sé que soy asquerosa. 

-¿Quién dice eso? -Preguntó apartándose de ella para buscar sus ojos y verlos fijamente.

-Yo. Por Dios, Harry. No soy normal. Me matarían si se llegan a enterar, y no lo digo figuradamente. Esto es real, Guanajuato es un asco cuando de personas distintas se trata. El señor odia a los homosexuales, es lo que se dice en los escritos religiosos.

-Kendall, ¿sabías que lo que la iglesia y los escritos religiosos digan es pura mierda? ¿Un hombre muriendo para que las personas estén libres de pecados? -Recordó su conversación con Louis y una sonrisa en su rostro se formó- Una persona de confianza me lo contó.

-Mi padre me odiara si se entera y con más razón me obligaría a contraer matrimonio con usted.

-Hablame de tu, por favor.

-Lo lamento. No quiero casarme contigo, quiero estar con ella. Tener algo de niñas y si existe el amor, y dura entre nosotras, casarnos para siempre.

-¿Te confieso algo?

-Claro. 

-Me estoy enamorando de un chico, su nombre es Louis. Es el chico más hermoso que he visto jamás. Sus ojos parecen sacados de obras de arte, sus manitas pequeñas hacen que quiera tomarlo y caminar así por todo el lugar. -Contó Harry con tanto entusiasmo 

-Mieeeeerda. Eres igual de homosexual. Demonios, ¿quién imaginaria que dos prometidos son de diferente bando? ¿Crees que nos hayamos volteado? -Kendall sonaba tan curiosa. Algo que a Harry le pareció tierno.- Te escuchaste tan feliz. Lamento que ninguno de los dos tenga la felicidad que desea. 

Harry trataba de no llorar. Kendall se había calmado y no quería inquietarla con su llanto, el llanto que diría que ninguno de los dos por el resto de sus vidas sería feliz... O hasta que la muerte los separe.


El callejón del beso. [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora