EL EMBRUJO
Los personajes no me pertenecen, son propiedad de J.K R.
Prólogo
Habían pasado un par años desde que la gran batalla en el mundo mágico terminó, incluso algunos de nosotros llevamos una vida normal, los que pueden claro, a tal grado que pareciera que jamás sucedió aquel hecho que marcó tantas vidas, ahora tratado como un simple hecho histórico, que nos arrebató tanto y al mismo tiempo dio la oportunidad de que algunos sean los magos que tanto admiran. Debo admitir que eso elevo demasiado a la generación que se atrevió a derrotar a Lord Voldemort, bueno, a casi todos, pues las heridas son tan profundas que nos obligan a seguir con los pies en la tierra para que aquello no se vuelva repetir, no hay criatura mágica que no sepa lo sucedido durante esa guerra con el que no debe ser nombrado, nuestros nombres, al menos la mayoría de ellos, son conocidos en nuestro mundo y sospecho que en otros mundos también, tal vez la diferencia es que no saben la magnitud de ese hecho.
Aunque en mi caso, siempre seré el mago rechazado de ese acto tan emblemático, pues llevo la marca de que alguna vez fui parte de aquellos que tanto daño hicieron y aunque quisiera borrarla no podría, no hay hechizo para ello, incluso aún ahora sigo, y seguiré, siendo el que más carga con ese peso del pasado, esa marca es un recordatorio de todo el mal que me envolvió junto a mi familia, algo que jamás pedí y de cierta manera es algo a lo que estoy acostumbrado, pues aunque antes no cargaba con ella yo era un Malfoy, de las familias más prestigiosas por ser un sangre pura, irónicamente el apellido en sí ha sido más difícil de cargar que cualquier otra cosa, me atrevería a decir que gracias a eso es que termine del lado equivocado en aquella batalla.
Cuando solo tenía 5 años había una convicción inquebrantable sobre lo que era correcto e incorrecto, con base a lo enseñado en casa, la ley era la palabra de mi padre y la justicia era la voz de mi madre, era todo tan claro y sencillo de comprender pues no había nada ni nadie que pudiese contradecirlos, la sangre pura y el respeto que se le debe guardar era el principio fundamental en aquella educación, nuestro orgullo más grande, supuse en aquel entonces que lo comprendía a la perfección pero teniendo 5 años uno entiende a medias las cosas de los adultos.
Todo se volvió confuso cuando entre a Hogwarts, la escuela de hechicería más prestigiosa del mundo, aquella donde mis padres estudiaron, el lugar donde se comprometieron, pues según la tradición los Malfoy siempre conocen a la mujer que será su esposa en esa escuela, después al cumplir los 11 años, por primera vez, un acto que jamás pensé que podría pasar sucedió, me sentí ignorado por "el elegido" y por sus amigos, el shock que me causó aquella actitud me hizo volverme furico, a punto de desear que esa persona desapareciera y que el reconocimiento que se le daba se volviera en su contra para siempre, estaba equivocado, pero en ese entonces lo ignoraba por completo. Al año siguiente de aquel evento, los encontré en el callejón Diagon comprando sus artículos para el siguiente ciclo escolar, yo estaba siendo acompañado de mi padre, entonces me di cuenta que había algo peor que haber sido ignorado,la peor blasfemia que pudiese ocurrir en el mundo mágico según mis padres, pues había una "sangre sucia" rondando con ellos, ahí fue cuando la reconocí, la niña de cabello alborotado, inteligencia notable, cabello castaño y ojos desafiantes, Hermione Granger, sin saberlo en ese instante empezó mi más grande tormento, por un lado yo, quien había sido completamente rechazado por esa persona tan aclamada en mi mundo, me sentía ofendido a ver que ella, quien supuestamente era un error en mi mundo, pasó a ser la amiga más cercana de aquel chico, la leyenda viviente, por otro lado, desde entonces no pude sacar esa mirada de mi cabeza, siempre tan desafiante, valiente, cálida, apasionada, era la mirada de una guerrera, aunque en su momento no me diera cuenta de ello. Si algo tuve que entender de mi, es que tiendo a sobrevalorar ciertas cosas así como algunas otras las desprecio sin sentido alguno, como a ella, claramente después me di cuenta que eso era la mayor estupidez, pero soy demasiado orgulloso como para admitirlo enfrente de cualquiera.
Después de la guerra empieza mi verdadera historia, admito que nada admirable de contar, pero quizá es el hecho más valiente de toda mi vida, y todo por un par de ojos color miel de cierta leona de Gryffindor.
- Nos esperan - dijo sin verme, con la voz apagada como siempre desde que trabajamos juntos.
- ¿En qué sala es Granger?- pregunté con cierta cadencia a decir su apellido, sabía que cuando lo hacia por lo menos lograba que volteara indignada a verme con esos ojos furicos.
- Ya sabes cuál.- Salió sin esperar que le siguiera, al menos logré mi objetivo que me mirara antes de hacerlo, no recuerdo cuándo fue la última vez que logré que ella mencionara mi nombre, mejor dicho mi apellido, quería oírlo de nuevo de su boca, no se bien el por qué, pero es algo que me hace falta. Pero por otro lado quisiera que no fuera en ese tono tan agrio que usa al dirigirse a mi.
Me gané su desprecio hace años, no sólo por mis groserías de adolescente, la había herido en lo más profundo al rechazar su ayuda cuando intento apoyarme, ciertamente herí su orgullo, bastante, podría poner mil excusas del por qué había actuado de aquella forma pero ni yo podría perdonarme. Algunos días pienso que fue lo mejor, pues todos mis cercanos siempre se quejan de lo mal que los trato o que no soy lo suficientemente franco con ellos, que algunas veces mi forma de contestar tan mordazmente tiende a herir cuando lo único que deseo es refugio tras esas palabras, tienen razón, hacerla pasar por aquellas escenas sería bastante egoísta de mi parte, aún así me sentía realmente mal por lo sucedido, en parte por que realmente aceptar su ayuda era un gran golpe a mi ego, por otro lado una parte de mi deseaba sentir ese apoyo incondicional de su parte, tampoco es como si tuviera mucho que ofrecer, no solo materialmente, no tengo absolutamente nada bueno en mi, nada... y ella merece todo, así sea a lado de otro hombre incluyendo a cierto pelirrojo poco apto para todo, menos para ella.
Salí con cierta pesadumbre, trabajar en el ministerio era demasiado para mi, sabía que no tenía otra opción pero no era algo agradable de pensar, de alguna manera mi "sentencia" me llevó a enfrentar aquello a lo que me estaba negando desde hace años y ciertamente nunca imaginé terminar aquí, mucho menos en esta situación tan particular; lo único que me mantiene aquí es saber que , en apariencia, siempre estaré junto a ella sin querer estarlo, justamente ese es mi principal problema.
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El embrujo
FanfictionDespués de la guerra empieza mi verdadera historia, admito que nada admirable de contar, pero quizá es el hecho más valiente de toda mi vida, y todo por un par de ojos color miel de cierta leona de Gryffindor.