Cigarrillo de Sábado en la tarde

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Sábado en la tarde y vienes a mi casa como de costumbre. Abro la puerta y saltas sobre mí para darme un beso. Pero solo reacciono indiferente ante la acción.

- ¡Hola bebé! ¿Cómo estás? -Me preguntas.
- ... Mmm... Aquí que no quiero salir...
- ¡Oh, qué raro! El señor andariego no quiere salir.
- ...
- Pero es bueno que no quie-
Corto tus palabras con un beso, mientras veo tu rostro sorprendido.
... ¡Wow! Si eso es lo que dese-...
No dejo que termines tus palabras besándote nuevamente, fuerte, con furia e intensidad al pegarte a la pared.

La puerta se cierra, mientras te entregas más confiada a mí con cada beso. Hoy es diferente, no suelo besar así y lo sabes, pero no te importa, ni siquiera te molestas en pensar qué me pasa, solo disfrutas el momento con alguien que simplemente lleva la etiqueta de "Tu novio".

Nos besamos y mis manos se deslizan por tus nalgas, apretándolas y pegándote a mí, mientras mi lengua juega con tu lengua. Te excita, quizá es solo la explosión del momento pero es lo que te desenfrena. Tu cintura se mueve buscando sentir más de mí, buscando controlar el ritmo de la situación. Pero no te voy a dejar, hoy no. Hoy soy todo eso que odio de mi en el sexo. Hoy soy solo un perro egoísta, una bestia que busca satisfacer una necesidad, y no, no es el sexo la necesidad que tengo, sino el odio y la ira. Es la necesidad de odiarte lo que me impulsa a besarte. Es esta ira y ese golpe a mi ego que mantenía oculto lo que me impulsa. Por eso hoy más que complacerte, me complaceré yo.

Nuestras lenguas juegan a explorar al tiempo que una de mis manos sube por tus nalgas, suave pero intenso hasta tu espalda, donde disciernes cada caricia expandirse por todo tu cuerpo. Te gusta todo lo que sientes y no puedes ocultarlo, la sonrisa te delata, estas empezando a perderte con cada sensación. Sientes como mi lengua se desliza hasta tu cuello y eso te hace volar. Notas como tu corazón se acelera con cada roce de mi lengua, siento como tu respiración se corta mientras mi mano se desliza hasta tus senos, pellizcando tus pezones exactamente como sé que te hará gemir. Te encanta, te percatas de cómo el deseo recorre todo tu cuerpo con cada palpitación, con cada caricia, con cada respiración.

Te arqueas y tu respiración se corta totalmente, quieres ocultar tus gemidos pero yo los haré salir. Te quito la blusa y nos arrastramos por el suelo hasta mi habitación, al lado de la cama. Mi boca baja a besar tus senos, los lamo, pellizco uno de tus pezones al tiempo que mi otra mano avanza entre tus piernas, abriéndote y acariciándote toda, palpándote, dándote un placer que nunca habías sentido con nadie.

No aguantas más y dejas escapar aún aguantando el deseo, un gemido. Un gemido tan puro y tan intenso que nunca habrías imaginado dejar escapar. Siento como todo tu abdomen se contrae y como hasta los dedos de tus pies se retuercen, tus piernas tratan de rodearme. No aguantas las ganas y solo quieres sentirme, me lo pides:
- Házmelo...

Pero aún no, aún no quiero, deseo escuchar unas palabras antes de hacerte totalmente mía.
Quiero que me supliques que te haga mía. Que te entregues totalmente a mí. Por eso bajo por tu abdomen, te quito los shorts y pantis y dejo que mi lengua sea libre de acariciar todo tu ser. Mis dedos suben por tus piernas para masturbarte mientras rodeo todo tu clítoris con mi lengua. Te encanta, sientes como el éxtasis te invade, no puedes aguantar más las ganas. Me deseas, quieres sentir todo dentro de ti, me halas el cabello y me pegas a ti con tus piernas, no puedes controlarte, sientes como tiemblas toda, como no puedes controlar los gemidos, como tu corazón se acelera a más no poder y tu respiración se descontrola totalmente.

Aprietas tus senos y muerdes tus labios mientras te tengo toda para mí, con mi lengua sin darte ni un momento de paz desde el perineo al clítoris. Percibes como todo en este momento te encanta. Como notas cada mínimo toque en tu cuerpo, como mi lengua te recorre toda haciéndote volar. Te encanta y ya no puedes aguantar más, no puedes parar de sentir y de temblar. No me pides que te lo haga, me lo suplicas:
-¡Hazme tuya! ¡Por favor hazme toda tuya! ¡Quiero ser solo tuya!

Esas son las palabras que deseaba escuchar. Me quitas el Tshirt mientras me quito los pantalones. Bajas tus manos a mi pene y lo guías hasta tu vagina, lo deseas dentro como nada en este mundo. No puedes dejar de sentir como la pasión y el deseo recorren todo tu cuerpo, con solo mis manos tocándote la espalda, el deseo se incrementa. Te gusta, Lo tengo justo en tu vagina, pero no lo entro, solo te rozo, mi pene acaricia toda tu vagina hasta el clítoris, me clavas las uñas en la espalda y me muerdes. Agarro tus manos y veo como el deseo hace que tus ojos brillen. Me invitas a besarte llamándome con tu lengua. Te veo tan excitada que ni siquiera controlas tus acciones, eres puro deseo desbordante, eres fuego. Pero yo soy quien quemará hasta la ultima mota de tu alma.

Lo entro, estás tan mojada que entra suave, solo la mitad, lo saco casi completo y lo entro más profundo. Te arqueas y gimes mientras sientes como entra cada vez más, estás extasiada. Es el placer que habías esperado sentir toda tu vida a la hora de la penetración. Pero nunca imaginaste que en mí lo podrías encontrar. Voy cada vez más rápido, más intenso y no puedes controlar tantas sensaciones en tu cuerpo a la vez, tu mente vuela y a tu cuerpo le fascina. Cree que tu corazón va a explotar mientras no puedes controlar como respiras, tiemblas toda, mientras te abrazo y te cargo para subirte en la cama. Subo tus piernas a mis hombros y lo entro más profundo, sientes como llega hasta el final y no respiras, clavas tus uñas en mi espalda. Ya no te puedes controlar, me besas con una intensidad que solo al soñar podrías imaginar al tiempo que tus uñas se clavan tan sedientas de mí que dibujan mapas en mi espalda.

Tratas de ponerte sobre mí, pero no lo permito. En mi reino solo manda quien el rey permite que
mande y hoy esa persona no serás tú. Te pongo de espaldas, en cuatro y me deleito observándote toda abierta y mojada para mi mientras te digo que te toques, solo te bastó mirarme y escucharme tan dominante para que me complacieras.

Sonríes y no te explicas como puedo controlarte con tan solo hablarte. Disfrutas el tocarte, gimes entretanto me ves prepararme para ti. Me coloco detrás de ti, abriéndote totalmente en tanto te masturbas y te lo entro, lo sientes todo mientras mis manos te agarran las nalgas y suben a tu espalda. Te abrazo y lo entro cada vez más profundo. Una de mis manos pasa a masturbarte, nuestras manos se encuentran, masturbándote al mismo tiempo y eso te vuelve loca. Sientes como la sangre caliente y el placer circula por todo tu cuerpo y cómo tu clítoris palpita con cada estocada, tus piernas pierden todas las fuerzas.

Tu corazón se acelera, tu respiración se descontrola totalmente y sientes como el clímax llega a ti, es un éxtasis que no te abandona. Cada vez sientes más y más placer. La lujuria y el deseo se apoderan de todo tu ser y no paro de hacértelo y acariciarte, sientes que vas a explotar. Estas apunto de llegar, y no paras de sentir, gimes tan fuerte como puedes y no te importa. No te importa quien te escuche. Solo sientes, solo gritas proclamándote mía y lo disfrutas, no piensas en nada, solo sientes como te vienes una y otra vez al llegar al orgasmo. Un orgasmo tan largo, puro e intenso que no paras de temblar, apenas puedes respirar mientras yo también me vengo todo dentro de ti. Dejo salir todos estos sentimientos, tan intensamente y en tal cantidad que hasta te gotea. 

-TE AMO.
Me dices tumbada sin fuerzas sobre la cama.

Al terminar saco un cigarrillo de la gaveta y lo fumo recostado en la cama. Te recuestas en mi
pecho, me miras y me dices:
-No sabía que fumabas.
-No sabía que tenías otro.
Respondo mientras fumo.

Cigarrillo de Sábado en la tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora