Esa noche, Joe se encerró en su camarote lleno de sus notas, libros y mapas. Estuvo unos minutos caminando en círculos, intentando encontrar una solución a sus fallas. Casi ni tenían presupuesto y los aparatos eran costosos. No podía darse el lujo de sobreexplotarlos. Pero si pensaba, solo había un solución: arriesgarse.
Más tarde, cuando su cabeza estaba hundida en miles de papeles, la puerta de su habitación fue golpeada un par de veces. El de ojos avellana se levantó para abrirla y se encontró con el joven chico de los paneles de control.
—Le he traído la grabación, señor.—dijo extendiéndole un disco.
—Gracias, Matt.—soltó en un murmullo, recibiendo el objeto. Una de sus manos, que permanecía en la puerta, hizo el ademán de cerrarla.
—Uhm, ¿señor?
El chico parecía algo nervioso, abría y cerraba la boca sin poder hablar.
—¿Que pasa? —dijo Joe, en un tono demandante. Aún permanecía algo enfadado y el chico al notarlo sacudió la cabeza en negación.
—No es nada. Buenas noches.—se despidió.
Tras eso volvió a encerrarse, algo confundido por el actuar del de ojos aguamarina. Aun así no le dio demasiada importancia y se sentó frente a su escritorio para introducir el disco en su computadora portátil. Luego de colocarse sus lentes, con algo de aburrimiento vio los primeros minutos de la grabación, eso hasta que reconoció el sector del bosque de algas. Se acomodó en su silla y fijo su vista en la pantalla. Nada inusual parecía verse hasta el momento del incidente.
De pronto, vio una mancha en una esquina de la imagen. Se acerca a la pantalla, frunciendo el ceño. Aquello no lo había notado cuando sucedió, sobretodo porque apenas era visible y sucedía muy rápido. Bajó la velocidad del vídeo y volvió a pasar el momento. Era una especie de cola, ligeramente brillante. Hizo un acercamiento hasta el sector, ajustando la calidad. Se trataba de una especie de pez grande, con una cola escamosa de color verde obscuro. Es lo único que alcanza a ver a pesar de reproducirlo una y otra vez. Así comenzaba a impacientarse y decidió verlo una vez más, ajustando la calidad del vídeo. Entonces se fijó en algo inusual, apenas perceptible y que sólo se veía si eras muy minucioso.
Se quitó los lentes de un tirón e intentó mantenerse cuerdo. Con los ojos cerrados, comenzó a masajear sus parpados. Lo más probable era que estuviese demasiado cansado y ahora solo veía cosas donde no las había así que decidió irse a dormir. Durante la noche despertó varias veces, esa idea en su cabeza no lo dejaba tranquilo y cuando comenzó a notar los primeros rayos de sol colarse por su diminuta ventana, se levantó de un salto.
—Es una locura.—soltó mientras se alistaba, pensando que eso que vio tal vez se trataba de una especie de alga desconocida.
Cuando salió de su camarote vio los pasillos desolados y para cuando llegó a la cocina comprobó que todo el mundo seguía durmiendo. Siendo mejor para él y su mal genio, se dispuso a prepararse un café bien cargado. Así fue que permaneció en el lugar intentado no pensar en el vídeo de la noche anterior. Obviamente se le hizo imposible y para cuando se dio cuenta ya estaba caminando hasta la sala de mandos.
—¿Que haces aquí tan temprano? —preguntó al llegar y encontrarse a Brandon envuelto en una manta mientras revisaba unos gráficos en el computador.
El hombre se volteó a verlo, en su rostro se notaba claramente lo poco que había dormido.
—Buenos días, Joe.—le saludó, volviendo a lo suyo— reviso los niveles de funcionamiento de las máquinas. Todo está bien por ahora. Ayer los chicos arreglaron algunas fugas y hoy ya todo parecer estar bajo control.
—Me alegra escuchar eso porque vamos a bajar ahora mismo.
Bran lo volteó a ver nuevamente, esta vez con asombro. Aquello era repentino, sobretodo porque sólo estaban ellos en el lugar.
—¿Qué?
—Lo que escuchaste. Pon en marcha todo, mientras bajare el Navigation.
Esta vez Joe tenía algo más en mente. Aparte de encontrar riquezas y vivir una vida tranquila. Esta vez tenía un misterio que resolver, y para su suerte lo lograría, solo que no esperaba encontrarse con... aquello.
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Siren [Pausada]
FantasyLa eterna y solitaria vida de una sirena no es muy diferente de la solitaria y arriesgada vida de un buscador de tesoros. La joven e inocente Themis se enamorará perdidamente del arisco y ambicioso Joe cuando este emprenda su viaje hasta las torment...