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20 horas y 26 minutos de vuelo, el eslavo podía sentir sus músculos agarrotados, las piernas las tenía acalambradas, como siempre que viajaba a ver a su pareja su cuerpo se resentía debido a la cantidad de horas.

Cuando por fin aterrizó en el aeropuerto de Ciudad de México, se ganó en unos de los asientos mientras mensajeaba a su amado México para que le fuera a recoger.

Una hora más tarde y eslavo estaba al interior de una limusina blindada con el latino sentado en sus piernas mientras sus manos lo apegaban celosamente contra su cuerpo. Sus labios danzaban pasional mente uno sobre otro en una lucha constante por el dominio de aquel contacto.

Como tantas veces el eslavo fue el vencedor cuando el latino tuvo que separarse agitado en busca del vital oxigeno, ambos jadeantes y sonrojados juntaron sus frentes no queriendo dejar de tocarse, llevaban tres meses sin verse, y los momentos donde podían estar así, frente a frente, eran escasos por lo que cuando tenían la oportunidad no podían dejar de tocarse, querían marcar mutuamente a fugo vivo el tacto de sus manos en sus pieles.

-No tienes una idea de cuanta falta me hiciste Rusia-

El latino habló casi en susurros mientras el eslavo estaba escondido en la curvatura de su cuello depositando suaves besos en este causando una serie de escalofríos en el pobre mexicano.

-Lo se amor, el trabajo nos esta consumiendo, y quiero cambiar eso amor, no sabes como deseo estar todo el tiempo junto a ti-

La voz grave y marcada del Ruso hizo que el Mexicano temblara entre sus brazos sacandole una ronca risa, ante esto el latino le dio un leve golpe en el hombro a modo de protesta para luego reís también contagiado por el más alto de los dos.

Llegaron sin problema a la mansión de México, a penas entraron el Ruso se dirigió directamente al cuarto de México a dejar su maleta mientras este se iba a la cocina a prepararle un café sin azúcar, tal como le gustaba al eslavo.

-Amor... ¿Que te parece si pasamos el día afuera?, vengo solo por esta semana, debo volver a Moscú el lunes a primera hora.-

Ante las palabras del Ruso el Mexicano no pudo evitar suspirar algo decaído, ahora entendía por que el eslavo había traído una sola maleta y tan pequeña en comparación a las otras veces.

-C...comprendo amor-

Las palabras del latino estaban acompañadas de aquel tono sedosa mente triste que no pasó desapercibido para el eslavo el cual de inmediato se acercó a su pareja para abrazarlo por la espalda rodeando con sus brazos la cintura ajena.

-Hey, no te pongas así México, he venido por que aunque no sea por mucho puedo estar contigo, a demás de que como te dije por teléfono hay algo de lo que necesito hablar contigo, ahora, llena mi oscuridad de luz con esa hermosa sonrisa que tienes mi México.-

Una risilla suave y un suspiro resignado fueron la respuesta del Ruso a la vez que México se volteaba entre sus brazos para sonreirle haciendo de paso sonreír al de tierras frías.

-Ya rugiste mi Rusky, vamos a aprovechar el tiempo así que, orale... ¿Donde quieres ir?-

En un par de minutos, mientras Rusia se tomaba el café que le había preparado su pareja, el Mexicano ya había hecho el itinerario de toda la semana.

El día pasó rápido, almorzaron en un restaurante de comida típica, durante la tarde hicieron diversas actividades, fueron a patinar el hielo donde México se emputaba cada vez que se caía haciendo carcajear al Ruso.

Luego fueron ambos a un parque de diversiones, pasaron por diversas atracciones sacándose fotografías que retrataban cuanto estaban disfrutando aquella salida, no fue hasta la noche cuando la rueda de la fortuna y las demás atracciones del parque encendieron sus luces que el Ruso supo que había llegado el momento.

Dolor de alto Calibre (RusMex) [Countryhuman] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora