Fui a la capital, a Londres. Me alojaba en The Cavendish Hotel, cerca de Picadilly Circus. Desde aquella enigmática plaza de Londres cogería el Tube, como se conocía al metro londinense que me llevaría tanto a Notting Hill, donde se encontraba la casa de mi objetivo, como a la City. En uno de aquellos altos y maravillosos edificios con vistas al Támesis, trabajaba él: Taylor Johnson. El Sr. Johnson era un hacker, uno de los más inteligentes hasta el momento, y uno de los que más experiencia tenía. Además, estaba reclutando a hackers de todos los lugares del mundo. ¿Estaría él detrás del ataque contra la seguridad nacional?.
Aquel mismo día comencé mi investigación. Leí cuidadosamente el informe, y decidí que lo mejor sería acercarme al edificio donde se encontraban sus oficinas. Sabía que estaban ofreciendo un trabajo, y yo sería quien lo ocupara. Subí por el ascensor acristalado, las vistas eran maravillosas, ya que el día estaba soleado y sobre el Támesis se reflejaba el sol. A lo lejos, se distinguía el majestuoso London Bridge y, justo enfrente de mí, al otro lado del Támesis, se veía el Shakespeare's Globe. Mientras subía, solo podía pensar en que este era mi caso, y que debía conseguir encontrar pruebas suficientes para meterle entre rejas, pues si volvía a fracasar...
Las puertas se abrieron sacándome de mis pensamientos. Al fondo de aquella sala blanca había un mostrador. La recepcionista, una chica de unos veinte años, parecía estar a punto de desmayarse, pues no paraba de sonar el teléfono mientras ella contestaba al móvil y escribía notas en una libreta a toda prisa. Me quedé allí, parada, esperando a que me atendiese. Era una chica de una belleza sublime: alta, morena y con un cabello de color negro azabache... Parecía sacada de una pasarela de moda. Decidí sentarme a esperar. Aquella sala estaba decorada con sumo gusto, pues encima del mostrador había un cuadro de arte moderno, a juego con los sillones rojos que estaban allí dispuestos para esperar.
La chica me miró y me pidió que me acercase.
–Bienvenida a Jen's Business, me llamó Emily, ¿en qué puedo ayudarla? –como ya sabía, gracias a los informes que me había proporcionado la agencia, el nombre de la empresa "Jen", se debía al único amor de Johnson: una tal Jen, de la que apenas había datos.
–Hola, mi nombre es Abbie Greenwood, vengo por el anuncio de trabajo –dije con mi más amable sonrisa.
–Miss Greenwood... –Emily comenzó a ojear una libreta que tenía cerca, mientras pasaba las páginas rápidamente–. Bien... sí... aquí está... Si es tan amable, déjeme su curriculum y espere en la sala. Enseguida la llamarán.
Me volví a sentar. Me sentía impaciente, y comencé a repasar en mi cabeza la información que tenía hasta ahora. El Sr. Johnson tenía que ser la persona que llevábamos tanto tiempo buscando, solo necesitaba adentrarme en aquella empresa durante algún tiempo, hasta que encontrará las pruebas que necesitaba.
–¿Miss Greenwood? ¿Se encuentra bien? –me sobresalte al escuchar a la recepcionista. Debía centrarme, no podía dejar que nadie tuviera ninguna duda respecto a mi identidad o a mis intenciones en la empresa.
–Disculpe, Emily, estaba enfrascada en mis pensamientos y no la había oído –respondí con una gran sonrisa.
–El Sr. Johnson dice que ya puede pasar –dijo Emily.
–Muchas gracias –respondí.
Entré a aquella sala. Era moderna, al igual que la recepción. Un escritorio de madera oscura destacaba en la sala y, detrás de él, en un sillón gris oscuro, se situaba el Sr. Johnson. Taylor Johnson presentaba un aspecto demacrado por el estrés del trabajo, supuse, pues sabía que tenía cuarenta años, aunque su aspecto hacía pensar que estaba más cerca de los sesenta. Su pelo era blanco, al igual que su barba canosa, y alrededor de sus ojos habían grandes surcos que parecían haber empequeñecido sus ojos. Era un hombre alto y delgado, pero el tiempo frente al ordenador parecía haberlo encorvado ligeramente.
El Sr. Johnson se incorporó para saludarme, y después me indicó que me sentará en uno de los sillones que estaba dispuesto al otro lado del escritorio. Taylor comenzó la entrevista, y yo contesté a todas las preguntas siguiendo el guión que la agencia me había proporcionado. Ese guión, junto al curriculum que habían preparado, debían garantizarme el puesto de trabajo.
Minutos después, salí del despacho convencida de que el trabajo sería mío. Me despedí de la recepcionista, y pulsé el botón del ascensor. Mientras esperaba que el ascensor subiera, el Sr. Johnson salió de repente en mi busca:
–Miss Greenwood, el puesto es suyo. Empieza ahora mismo, acompáñeme –dijo el Sr. Johnson visiblemente alterado.
–¿Puedo preguntar a qué se debe tanta urgencia...? –pregunté impulsivamente.
–Necesitamos cubrir ese puesto ahora, porque acaba de haber otra baja –el Sr. Johnson bajó la mirada rápidamente, lo que aumentó mi interés por saber que acababa de ocurrir. ¿Tendría algo que ver con el caso? Bueno... fuera como fuese, el puesto era mío y ese era el primer paso para desenmascarar al Sr. Johnson.
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El caso Aston
Action¿Que harías si todo en tu vida se desmoronase? El que iba a ser un simple caso más para la famosa Agente Elizabeth acabará cambiando su destino por completo. ¿Será capaz de sobrevivir al destino que le han impuesto?