Quédate conmigo 1. Amores pasados

Takeshi

—Y fin del capítulo piloto.

Todo el equipo aplaude cuando el director dice esas últimas palabras. Hoy ha sido la lectura del primer capítulo de la nueva serie en la que voy a trabajar, y la verdad es que estoy bastante contento porque la temática me encanta. Mi personaje, uno de los protagonistas, es un investigador de casos paranormales —los cuales están basados en casos reales documentados—, y acaba viéndose envuelto en historias que superan, con creces, todo lo que investiga. Aunque, por lo que nos han dicho, no todos los casos serán reales, sino que también van a abordar casos falsos, en los que algo que parece paranormal es en realidad un engaño bien montado. Estos temas siempre me han interesado, desde niño, así que poder dar vida a algunas de las leyendas que me han quitado el sueño durante mi adolescencia me hace muy feliz.

—¿Os veis motivados para comenzar el rodaje en dos días? —pregunta el director. Hay un murmullo generalizado de afirmaciones, y yo tan solo me limito a asentir cuando su mirada se posa en mí.

—¿Es necesario que mi personaje sea tan... pedante?

Todo nos giramos hacia Shanya, mi compañera de reparto y coprotagonista, la cual se ha cruzado de brazos y mira desafiante al director. Este es su primer trabajo como actriz en televisión, y aunque es verdad que no se le da mal interpretar —al menos en la lectura ha puesto bastante sentimiento en sus partes—, creo que no entiende que todos los personajes están hechos para que evolucionen a lo largo de la serie.

—Shanya, es necesario que Alisha parezca una antagonista en el capítulo piloto y que se crea superior a Reed para que se cree una tensión que alargaremos durante la primera temporada —explica uno de los guionistas, con parsimonia—. Necesitamos un conflicto entre los dos protagonistas para que su relación no solo acabe sorteándolo, sino que dé pie a que la tensión sexual entre ambos crezca de manera exponencial.

—Me sigue pareciendo muy pedante. —El tono que utiliza no me gusta mucho, y parece que a los guionistas tampoco—. Podría ser más melosa, no sé. Seguro que así a Reed le gustaría más.

—Shanya, el guion es este —dice tajante el director—. Cuando te propuse formar parte del proyecto y darte el papel protagonista estabas encantada, así que ahora tienes que ser profesional y acatar no sólo mis órdenes, sino también las de los guionistas.

Mi compañera hace un mohín, que queda infantil en su rostro, pero no responde al director. Así que este, tras suspirar, vuelve a esbozar una sonrisa para mirar al resto del equipo. La verdad es que la atmósfera se ha vuelto un poco tensa e incómoda.

—Bien, pues si no hay nada más, nos vemos el miércoles para comenzar a grabar el episodio piloto. Os quiero a todos frescos, con el papel bien aprendido y bien temprano para que paséis por vestuario y maquillaje.

Todos nos levantamos de nuestros sitios tras cerrar el libreto y enseguida comenzamos a hablar entre nosotros. No he trabajado aún con ninguno de los actores que forman parte del plantel, pero los dos que van a ser mis compañeros y que forman parte del equipo de Reed son dos tíos la mar de simpáticos. Enseguida se acercan para saludarme y darme la enhorabuena por el papel, cosa que yo repito encantado. Esto es lo que más me gusta de mi trabajo: poder conocer gente nueva de entre los cuales acabarán saliendo nuevas amistades. Porque la vida, durante estos años, me ha demostrado que puedo encontrarme con esas personas especiales en cualquier momento y lugar.

En cuanto nos despedimos y consigo escaquearme para salir del estudio hacia mi coche, saco el móvil del bolsillo, el cual tenía en silencio. Veo que tengo dos llamadas de mi agente —el cual sabía que hoy era la lectura del capítulo piloto, así que supongo que estará deseando saber cómo ha ido—, y una de Levi. Decido pulsar el nombre de este último para contestar a su llamada; solo espero no pillarle en medio de una de sus interminables y aburridas reuniones.