Otoño, las hojas de los árboles caían, el clima comenzaba a abandonar el calor para tornarse frío, y ahí te conocí a ti. Cabello castaño largo, piel cremosa y unos ojos cautivadores. Te asignaron a mi salón, y toda mi atención recayó en ti, todos hablaban de ti en el colegio, algunos cosas buenas y otros malas, eras la chica nueva y te sentías incómoda. Siendo amable, me acerqué a ti, te ofrecí mi amistad y tu la aceptaste.
Comenzamos a hablar y a ser más cercanos, me comentabas cosas de tu vida y yo de la mía, siempre nos íbamos juntos en la salida, esas tardes eran lo mejor.
Cada vez que olía tu cabello (el cual tenía ese shampoo que tanto te gustaba igual que a mi), cada vez que te hacía reír con mis chistes, cada vez que estudiábamos juntos en tu casa o en la mía, el amor hacia ti surgía cada vez más y más.
Recuerdo que te gustaban los libros, ambos teníamos uno en físico en común, recuerdo como te llamaba por telefono para que leyeramos juntos; te reías cuando me trababa con algunas palabras difíciles.
***
Febrero había llegado y se acercaba San Valentín, un chico nuevo había llegado de intercambio y se interesó en ti, estaba celoso, demasiado. Comenzó a regalarte cosas muy buenas y caras, y yo notaba que las mías no se veían tan especiales ni muy costosas por lo que me deprimí un poco pero permanecí perseverante, no quería perderte.
Dos días antes del 14 de febrero, te hice una carta, había comprado chocolates, ya sabes, lo típico; sin embargo, para mi era un regalo muy especial.
Estaba listo para confesarme, te cité en privado y extendí la carta a tus manos.
La leíste en tu mente y yo estaba con los nervios a flor de piel, había sido demasiado cursi; no obstante, la había escrito con el corazón.
Te entregué los chocolates también y me agradeciste. Cuando terminaste de leer la carta no tenías palabras, tomando la iniciativa te hice "La pregunta" y anhelaba que me dijeras que sí, pero tu respuesta fue negativa, y lo que más me destrozó el corazón fue enterarme de que ya eras novia del otro sujeto.
No sabía que hacer, mi cabeza no sabía que acción maquinar, así que hice algo estúpido y te besé. Me abofeteaste, diciendo que nunca pasaría nada entre nosotros y que tu jamás sentirías algo por mi.
Por unos segundos quedé inerte, luego tomé mis cosas y me fui a casa antes de la hora de salida. No me importó haberme escapado, no quería ver tu cara, oh por Dios, eso fue tan humillante.
Corrí y llegué a casa, mi madre se quedó extrañada al ver a su hijo llorando en la puerta. Apresuró sus pasos hacia mi y acunó mi cara con sus manos, su mirada era la de una madre muy preocupada, cuestionó mi reciente acción y le dije: "Mami, ¿por qué el amor es tan cruel? ¿por qué es tan difícil conseguir que alguien te ame de la misma forma que tu?"
Ella, tan amorosa como siempre me abrazó y me hizo contarle todo, luego de la larga historia ella logró calmarme y repetirme que no llorara, después de todo, siempre estaría para mi.
En la escuela todos hablaban de ustedes dos y yo me sentía muy incómodo, no aguantaba verles la cara de felicidad. Mi amiga llamada Karen se me acercó, me dijo que me notaba triste y yo como quería desahogarme le conté todo, ella me apoyó y me ayudó a superarte. Algo que francamente nunca creí que pasaría.
Nos convertimos en buenos amigos, más de lo que ya éramos y fue la primera vez en la que no me sentí sólo, tenía una amistad verdadera.
N/A
Hola, perdón por abandonarlos, prometo volver a escribir por aquí y hacer muchas más portadas; hoy no tengo mucho que decir, así que espero que esto les guste.
Alex.
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Under My Skin
RandomEn esta sección leerán anécdotas o pensamientos frustrados, sombríos, profundos, agresivos, malcriados, íntimos, suaves, delicados, un poco felices y de superación. Estas son experiencias que le pueden suceder a la mayoría de personas y con las que...