Un regalo inesperado

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Lunes 16 de Enero del 2021

Jayson Adams, un joven de 18 años con cabello blanco como la nieve y ojos amarillos como el sol, se encontraba sumido en sus pensamientos en su habitación. El peso de su pasado y la incertidumbre del futuro lo abrumaban en ese momento. Había dejado atrás su vida en una de las universidades más prestigiosas de la ciudad debido a las tragedias que marcaron su infancia.

Perder a su padre en circunstancias misteriosas y luego presenciar la enfermedad que se llevó a su madre habían dejado una profunda huella en Jayson. Ahora se encontraba solo, recibiendo un subsidio mensual del gobierno como si fuera una compensación por su dolor. Hacía apenas cuatro meses que se había mudado a un nuevo hogar, tratando de encontrar un nuevo comienzo, pero sabía que su vida estaba lejos de ser estable, "Si alguien de ustedes encontró este video, significa que probablemente no pueda llegar a casa para la cena", mencionaba Jayson con una triste sonrisa en su rostro.

Miércoles 23 de septiembre de 2020

7:43 A.M.

Jayson despertó con una expresión cansada en su rostro, evidencia de una noche sin descanso. Caminó con pasos pesados por su casa, apoyándose en la pared hasta que llegó al interruptor de la luz. La habitación se iluminó y Jayson se dirigió a la cocina con la mente llena de preocupaciones.

Mientras comía su desayuno habitual, un plato de cereal de avena y leche, su mirada se desvió hacia el reloj de pared. Las manecillas avanzaban implacables, recordándole que el tiempo no esperaba a nadie. La urgencia lo embargó y comenzó a comer con prisa, dejando caer las cucharadas en su boca como si fueran el último alimento que probaría.

Jayson sabía que estaba llegando tarde al colegio y la idea de enfrentarse al guardia de seguridad con su credencial olvidada le hacía sentir una mezcla de temor y ansiedad. Una vez terminó su desayuno, se levantó rápidamente de la silla y corrió hacia su habitación. Se vistió con su uniforme escolar y se colgó la mochila al hombro, sin olvidar tomar las llaves de su casa. Salió apresuradamente, perdiendo noción del tiempo.

Al llegar a la puerta del colegio, vio al guardia de seguridad a punto de cerrarla. Su corazón latía acelerado y, sin pensarlo dos veces, gritó:

"¡Espere!"

El guardia se detuvo y le dio paso, pero no sin antes hacerle un comentario bromista:

"Me permite su credencial, joven".

Jayson se palmeó el bolsillo del pantalón y se dio cuenta de su olvido. Su rostro palideció, pero la tensión se disipó cuando el guardia reveló que solo estaba bromeando. Jayson suspiró aliviado y se apresuró hacia su salón de clases, consciente de que había escapado de una situación incómoda.

El alivio lo embargó momentáneamente al entrar al salón y darse cuenta de que su profesor aún no había llegado. Caminó hacia su pupitre y dejó caer la mochila al suelo junto a la silla. Se sentó y trató de recuperar el aliento, pero su tranquilidad fue interrumpida por la voz de Peter, su amigo de confianza.

"Oye, Jayson, ¿por qué estás tan pálido?", preguntó Peter mientras le daba un golpecito en el hombro.

"Qué te importa, Peter", respondió Jayson con un tono un tanto irritado.

Peter Jackson, un chico rubio de ojos azul celeste, era conocido por su sentido del humor y su amistad inquebrantable con Jayson. Su intervención no tardó en ser seguida por la voz de Jane, otra amiga cercana.

"¿Podrían ustedes dos pasar al menos cinco minutos sin pelear?", dijo Jane Forest, una chica seria y tímida de cabello castaño y ojos morados.

La charla entre los amigos continuó hasta que Jayson notó la entrada de una chica que capturó su atención de inmediato. Era Rebeca Black, la persona que había cautivado su corazón desde hace mucho tiempo. Rebeca, con su cabello castaño claro, ojos marrones y una estatura de aproximadamente 1.74 metros, irradiaba alegría y carisma a su paso.

Jayson no podía apartar la mirada de Rebeca, pero Peter no dejó pasar la oportunidad de hacer un comentario sarcástico.

"Tranquilo, vaquero. Si sigues mirándola así, parecerás un acosador", dijo Peter, provocando una leve sonrisa en Jayson.

Rebeca se acercó al grupo y su presencia hizo que la respiración de Jayson se acelerara nuevamente. Sin embargo, Peter decidió intervenir para calmar los nervios de su amigo.

"Tranquilízate, amigo. Pareces una tortuga deshidratada", bromeó Peter, intentando desviar la tensión.

Rebeca saludó a todos con amabilidad y la voz temblorosa de Jayson respondió tímidamente: "Hola, Rebeca... Peter, Jane, solo estábamos charlando".

El momento fue interrumpido por la entrada del profesor, poniendo fin a la conversación y enviando a cada uno a su lugar en el salón.

Miércoles 23 de septiembre de 2020

6:45 P.M.

Las clases habían terminado y Jayson, Peter y Jane comenzaron a caminar hacia la salida del colegio. Fue entonces cuando Jayson sintió una mano agarrando su brazo. Al girar la cabeza, vio a Rebeca sosteniéndolo con una sonrisa en su rostro. Jayson sintió cómo su cuerpo se derretía ante su contacto, pero notó que Peter y Jane, al ver la escena, decidieron darles privacidad y se adelantaron hacia la salida sin decir una palabra.

"Nosotros nos adelantaremos, te esperamos afuera", dijo Peter con complicidad.

Jayson, algo molesto por la intromisión de Peter, pensó para sí mismo: "Eres un bastardo".

Rebeca y Jayson se sentaron en una banca cercana, creando un espacio íntimo para conversar.

"Quisiera hablar contigo, si es posible", dijo Rebeca con una sonrisa.

Ambos se acomodaron en la banca, y Jayson se preparó para una conversación que podría cambiar su vida.

Jayson miró perplejo el brazalete que Rebeca le entregaba. Observó los diagramas de diferentes colores cuidadosamente trazados en el accesorio y sintió una mezcla de curiosidad y escepticismo.

"¿Qué es esto?" preguntó Jayson, esperando una explicación más clara.

Rebeca rió suavemente antes de responder: "Pues, un brazalete tontito, como dije. Pero, según la tradición de mi familia, este brazalete ha sido pasado de generación en generación. Se decía que si la persona que lo portaba era lo suficientemente fuerte para soportarlo, el brazalete despertaría su 'Habilidad' interior".

"Habilidad", repitió Jayson, intrigado. La idea de poseer una habilidad oculta despertó su curiosidad.

Rebeca asintió. "Así es. Según la creencia de mi familia, todos los humanos tenemos una habilidad oculta, una fuerza sobrehumana y otras habilidades especiales que yacen en lo más profundo de nuestro ser. Cada persona posee una habilidad única que la distingue de los demás. Sin embargo, hasta ahora, todo esto ha sido considerado simplemente un mito familiar sin pruebas concretas".

Jayson reflexionó sobre las palabras de Rebeca. Aunque sonaba fantástico, también parecía demasiado bueno para ser verdad. Sin embargo, no podía evitar sentir una pequeña chispa de esperanza en su interior.

"Intrigante", murmuró Jayson. "Pero, si este brazalete es tan especial y ha sido transmitido de generación en generación en tu familia, ¿por qué me lo entregas a mí?"

Rebeca sonrió cálidamente y colocó una mano suavemente sobre la de Jayson. "Porque, Jayson, te considero parte de mi familia. 

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