DESPEDIDA

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Las miradas de ambos jóvenes permanecían fijas la una en la otra, como si a través de sus ojos pudieran expresar todo aquello que las palabras no podían

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Las miradas de ambos jóvenes permanecían fijas la una en la otra, como si a través de sus ojos pudieran expresar todo aquello que las palabras no podían. El silencio entre ellos era denso, casi palpable, y parecía eterno, un espacio en el que el tiempo mismo había dejado de existir.

—Jimin... —Finalmente, Jungkook rompió aquel incómodo mutismo que los envolvía—. El rey quiere encerrarte... porque congelaste la mitad del reino —dijo de repente, con su voz grave y cargada de una mezcla de preocupación y urgencia.

Pero sus palabras no tuvieron el efecto deseado. En lugar de prevenir al príncipe sobre lo que se avecinaba, solo lograron asustarlo más. Jimin no recordaba haber hecho nada de lo que Jungkook decía. Sus ojos, hasta entonces llenos de incertidumbre, se abrieron con horror al escuchar la noticia.

—¿Q-Qué...? —su voz temblaba, igual que sus manos, mientras un par de lágrimas se deslizaban lentamente por sus mejillas. Sin embargo, no eran lágrimas comunes; al contacto con su piel, se transformaban en finos cristales de escarcha, un reflejo del frío que aún invadía su cuerpo.

Jungkook, al verlo tan vulnerable, sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. Sin pensarlo dos veces, se apresuró a acercarse a él, tomando sus manos con determinación y suavidad.

—Pero yo te protegeré —dijo con firmeza, mirándolo a los ojos—. Jimin, nunca te dejaré solo... Siempre estaré a tu lado.

Aquellas palabras no eran simples promesas; eran un juramento, uno profundo y sincero. Sin embargo, el destino parecía tener otros planes para ellos, planes que aún desconocían. Mientras se juraban lealtad eterna, el rey, en silencio, ya había decidido que Jimin debía ser apartado del reino por un tiempo, algo que se revelaría pronto con la llegada de Taehyung, quien entró en el cuarto oscuro donde los dos amigos se encontraban, con su rostro sereno, pero en sus ojos se reflejaba una mezcla de tristeza y resignación. Con dificultad, eligió cuidadosamente sus palabras, buscando una forma suave de explicarles la situación.

—Jimin... —comenzó con voz calmada—, ¿Sabes lo que ocurrió?

—Jungkook me lo dijo... ¡Pero yo no quise hacerlo! —exclamó el príncipe, con su voz quebrándose por la angustia.

Con una ternura que contrastaba con la gravedad de la situación, Taehyung extendió la mano y acarició suavemente la mejilla de su hermano menor, intentando reconfortarlo.

—Lo sé, Jimin. Sé que no lo hiciste a propósito, pero nuestro padre cree que es peligroso que estés fuera.

—¿Lo van a encerrar? —preguntó Jungkook, elevando la voz con indignación—. ¡Él solo intentaba ayudar! ¡Eso no es justo!

La tensión en la sala era palpable, pero antes de que escalara más, Taehyung los interrumpió, con su voz autoritaria y decidida llenando el espacio.

—Calma, Jungkook. A Jimin no lo van a encerrar, pero tendrá que irse con nuestro padre por un tiempo.

—¡No pueden hacerle eso! —gritó Jungkook, sintiendo cómo las lágrimas empezaban a nublar su vista. El solo pensamiento de estar separado de Jimin era insoportable.

Por su parte, Jimin, con los ojos llenos de lágrimas, se aferró al brazo de Jungkook con desesperación, como si al sujetarlo pudiera evitar lo inevitable.

—P-Pero... Yo no quiero irme —sollozó, abrazándose con fuerza a su amigo.

Taehyung suspiró profundamente. Aunque trataba de mantenerse firme, por dentro, sentía que su propio corazón se desmoronaba. Sabía que esta decisión era lo mejor para Jimin y para el reino, pero eso no hacía que el dolor fuera más fácil de soportar.

—Es por tu bien, Jimin, y por el bien de todo nuestro pueblo —dijo con voz firme, aunque en su interior las palabras lo herían—. Tienes que irte con nuestro padre.

—¡No quiero! —gritó Jimin, y en ese instante, una nueva ventisca, aunque menos intensa que la anterior, comenzó a arremolinarse a su alrededor. Los tres se dieron cuenta de lo peligroso que podía ser si el joven príncipe permanecía allí, incapaz de controlar sus poderes.

...

La mañana siguiente, el aire estaba cargado de tristeza y despedida. En el patio del castillo, dos caballos ya estaban listos para emprender el largo viaje. Llevaban consigo morrales llenos de provisiones y recipientes con agua, lo suficiente para sobrevivir durante los días que les tomaría llegar a las montañas del sur, un lugar remoto, alejado del pueblo y de todo lo que Jimin conocía.

El rey, de pie junto a su caballo, se despidió de su hijo mayor con una expresión de serenidad que ocultaba su verdadero pesar. Todo lo que deseaba era proteger a su hijo menor, aunque sabía que este viaje los separaría por un tiempo indeterminado.

—Nos veremos pronto —intentó consolarlo Jungkook, mientras sostenía las manos de Jimin con delicadeza—. Yo te esperaré, no importa cuánto tiempo pase.

Le besó ambos dorsos de las manos con ternura, intentando infundirle fuerzas, aunque el dolor de la despedida era casi insoportable.

—Yo también te voy a extrañar—respondió Jimin con su voz quebrándose mientras sus labios temblaban. Con un último abrazo, apretó con fuerza el cuerpo de su amigo, pero solo por unos segundos. Si se permitía más tiempo, sabía que no sería capaz de soltarlo.

Con un suspiro tembloroso, corrió hacia su caballo, dejando a Jungkook confundido y con el corazón hecho pedazos.

—Nos veremos pronto —dijo el rey antes de emprender el viaje.

Mientras los caballos comenzaban a alejarse, los presentes observaban cómo los dos jinetes se perdían en la lejanía, hasta que ya no pudieron distinguirlos. Los guardias y el príncipe Taehyung regresaron al castillo con el corazón pesado por la tristeza. En cambio, Jungkook permaneció de pie en el mismo lugar, observando el horizonte hasta que el crepúsculo cubrió el cielo. Solo entonces aceptó la dura realidad: Jimin no volvería pronto.

Aunque su corazón latía con desesperación y las lágrimas amenazaban con caer, se obligó a no llorar. Tenía que ser fuerte, no solo por Jimin, sino por sí mismo.

No importaba cuánto tiempo estuvieran separados. Jungkook lo esperaría, incluso si eso significaba hacerlo hasta el último de sus días.

CORAZÓN DE HIELO || Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora