CAPITULO 15

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Un gruñido ahogado se me escapa e intento moverme pero mi cuerpo se siente pesado. Mis extremidades no parecen reaccionar y mi cerebro no parece ser capaz de enviar ninguna orden, a ninguna parte de mi cuerpo.

Dolor. Es lo único que soy capaz de sentir. El maldito dolor en mi cabeza ha sido lo que me ha despertado, porque yo... ¿estaba durmiendo? ¿desde hace cuánto?

Siento que estoy despertando de un coma. Suspiro profundo, pero siento que algo obstruye mis fosas nasales, impidiéndome inhalar todo el aire que quisiera. Intento moverme de nuevo, y esta vez logro levantar mi cabeza y me doy cuenta que tenía el rostro hundido en la almohada. Estoy tirada en mi cama -creo-, en una no muy cómoda posición, con un brazo bajo la almohada y el otro casi colgando al borde de la cama.

Con un enorme esfuerzo, logro terminar de moverme y utilizo los brazos para levantarme y darme la vuelta, para quedar viendo hacia el techo. Todo me da vueltas al hacer ese movimiento. Llevo una de mis manos a la frente y la presiono con algo de fuerza, como si eso fuera ayudarme con el dolor de cabeza.

Cuando logro abrir mis ojos por fin, estos arden como si la luz me quemara las pupilas. Por unos segundos, me quedo viendo algún punto fijo en el techo hasta que empiezo a recobrar el subconsciente, pero tengo el aterrador sentimiento de no recordar nada.

¿Qué sucedió? ¿cómo llegue a al apartamento, a mi cama? Yo fui a una fiesta, ¿o no?

Empiezo a hacer memoria, y si, recuerdo claramente haber ido a una fiesta. Era la fiesta del círculo alfa. Recuerdo ver la carrera de Carter y cómo ganó; luego fuimos al baile en el edificio y, bebimos, y bailamos. Bebimos muchas cervezas y Juri dijo algo de emborracharnos.

¡Juri tiene la culpa! Ella fue la de la idea y ahora me siento como si un camión me hubiera pasado encima.

Froto ambas manos en mi cara y me obligo a sentarme en la cama, lentamente, porque siento que todo da vueltas. Me doy cuenta que aun visto la ropa de anoche y lo único que no tengo puestos son los zapatos. Tal vez debí quitármelos cuando vine, por lo menos, no me metí a la cama con ellos.

Hago una mueca de desagrado cuando siento el extraño olor que despide mi camisa. Es una rara mezcla de cerveza, cigarro y Dios sabrá qué más. Me la saco de inmediato y la arrojo en alguna parte. Torpemente camino al armario y saco una limpia para ponérmela. No sé qué horas sean, pero espero no se me haya ido el día mientras dormía.

Salgo al pasillo arrastrando los pies y toco la puerta de Juri, pero al no obtener respuesta, decido abrir para verificar que esté viva y no se haya intoxicado con alcohol. La imagen que veo, me causa gracia e incomodidad. Al parecer ella y Allen aún siguen dormidos, con todas sus extremidades enredadas el uno con el otro. Río por lo bajo y me retiro de ahí lo más callada posible, aunque realmente dudo mucho que despierten ni aunque azotara la puerta.

Continúo mi camino hacia el pasillo y me voy directo al cuarto de cocina. La sed me está matando. Solo espero y no vomite todo lo que sea que ingiera.

Una vez he tomado suficiente, no contengo el impulso de echarme un poco de agua en la cara para terminar de despertar. Me seco con la toallita que cuelga a un lado del lavaplatos y regreso para ir a la sala. Cuando levanto la vista, doy un respingo del susto y me contengo para no gritar.

¡Pero qué susto!

Carter está completamente dormido en el sillón familiar y... sin camisa. Puedo ver todos sus tatuajes más al descubierto. Ambos brazos están tatuados, con la diferencia que los tatuajes del brazo derecho, le llegan hasta la muñeca; al contrario de la izquierda, que solo cubren hasta un poco arriba del codo. Puedo ver un poco de tinta en su espalda, en la parte superior izquierda, y ya no puedo ver en dónde más, por la posición en la que está. No luce muy cómodo que digamos y aun así, parece dormir sin problemas.

Un paso más [DAAO, LIBRO II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora