Parte 2

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—Padres...

Minato Namikaze y Kushina Uzumaki le observaron serios. La pelirroja acarició su cabellera rubia y le sonrió. El cambio en su pequeño era inmenso. Sus ojos estaban totalmente rojos, sus marquitas de nacimiento, acentuadas y las uñas de sus manos eran garras.

—No quiero.

La respuesta firme de su hijo les tomó por sorpresa.

—¿Cómo dices?

—No quiero una pareja. Quiero estar solo.

—Pensé que ya lo habíamos hablado, hijo-respondió seria su madre-No quería que quedaras solo con nosotros solamente. Si existe todavía alguien de nuestra especie, debes unirte a ella.

—Imagínanos, hijo. En 300 años, seguirás solo y con nosotros. ¿No es triste? Yo tengo a tu madre para amarle siempre, tus nos tienes a nosotros para bridarte nuestro cariño y apoyo. Pero el amor se extiende a nuevos horizontes, ¿No deseas amar a alguien además de nosotros?

—Estaba feliz hasta ahora...-susurró-Y de repente me llega esto. Buscar alguien con quien pasar mis días largos, pero no me agrada la idea. Buscar alguien de mi especie y unirme sin ni si quiera conocernos. Tú y mamá se criaron juntos, es fácil saber que se querían. Pero yo no busco un amor desconocido. No pienso atarme a nadie-comenzó a levantar la voz-¡Quiera estar solo!-acto seguido salió corriendo de su hogar.

—¡Naruto!

—¿Qué haremos, Minato...? Naru estará solo siempre... ¿Qué le sucede?

—Tú lo sabes, amor. Nuestro hijo...

Quería ser humano.

OoO

—Voy a salir-anunció, fríamente tomando una chaqueta negra del perchero.

—Son las cuatro de la mañana, ¿A dónde vas?

—Es bueno dar una vuelta. Quizás tenga suerte...-Itachi vio su tristeza en sus ojos y no se opuso.

—Suerte.

Sasuke sonrió levemente y cerró la puerta.

OoO

Se mantenía alejado de todos los habitantes. Buscó un lugar donde solo la naturaleza y el sonido del rio lo tranquilizase. La oscuridad lo acompañaba y sus ojos rojos brillaban en ella intensamente.

Se sentó junto al rio y miró la corriente moverse en una sola dirección. Ojala supiera qué dirección debía seguir él mismo. Sus ojos comenzaron a llorar al mirarse en el reflejo del agua y con la luz de la luna, pudo ver su sufrimiento.

—Un monstruo como yo... no puede tener amigos... ¡¡¡ODIO SER ESTO!!!-borró la imagen del agua y de inmediato se tiró en ella, su cuerpo comenzó a flotar sin esforzarse el mismo.

Las estrellas eran resplandecientes y contempló la luna enorme.

—Yo no quería nacer...-susurró en la oscuridad y la luz de la luna-Nacer así. Soy anormal...-sus lágrimas se deslizaban de sus mejillas y caían al agua mezclándose-Vivir siempre es doloroso. Veré a los humanos que he conocido... morir y yo... seguiré joven... ¡Aaaaaaaaaaaaahh!-pegó un fuerte alarido de frustración. La ira lo dominaba. Se puso de pie y caminó sobre el agua como un ser sobrenatural. Se detuvo y agarró una de sus manos, con las garras de la otra, se abrió las venas de la muñeca.

No siento dolor.

La herida en cuestión de segundos desangró y cayó la sangre al rio siendo llevaba por la corriente. Pero solo fueron segundos, se cerró al instante sin dejar cicatriz.

El último vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora