Capitulo 9

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La saludo con una timides inmensa, no era la primera vez que la veía, pero si era la primera vez que íbamos a estar así, solos, hablando. Me devoran los nervios.

Dios mio es hermosa, ¿Que hago acá?.. Me siento en una silla del comedor y ella en otra silla en la otra punta de la mesa. 

-Al fin nos vemos- Me dice, riéndose- ¿Queres algo de tomar?.

-Si, después de tanto hablar por whatsapp, es raro estar acá. -Contesto, agachando la vista y mordiéndome el labio- Y no gracias, por ahora estoy bien.

A lo cual no me hace caso y deja una coca-cola en la mesa..

-Si, es muy raro - Me dice, riéndose

- Solo espero que nada malo pase - Le digo, un tanto nervioso pero con tono de chiste.

La charla fue volviéndose mas normal y menos tensa. Ya nos reíamos de cualquier cosa, todo era motivo para que compartamos o discutamos opiniones. Todo era una mezcla entre muy divertido y muy raro, por mas que hallamos hablado tanto por whatsapp, estar en persona es MUY diferente.

A cada rato me molestaba diciéndome "¿estas nervioso?" y me dedicaba una sonrisita cargosa. Al parecer se me notaba mucho mi cara de pánico ante ella, porque a pesar de que pasaba el tiempo juntos, cada tanto recordaba lo nervioso que estaba, eso hacia que mis esfuerzos fueran inútiles. Yo lo negaba a muerte, pero era mas que evidente que me moría de nervios.

Como no era suficiente que se me notara la voz temblorosa cada tanto, y el echo de que prácticamente no la miraba a los ojos; termine demostrando mi nerviosismo de la peor manera. En un capricho mio de querer tomar un vaso de coca-cola (la que ella había sacado al principio, que ya por cierto estaba horrible, sin gas y caliente; un asco) pero no me importaba, yo quería tomar esa coca-cola..

Ella se me puso a jugar sacándome la botella para no dejarme tomar, (y ahora que ya paso todo lo entiendo, era solo un juego para que yo me acerque mas a ella y estar mas pegado) en fin, por mas que fuera lo que fuese, yo quería recuperar esa botella. En el medio del forcejeo, logro sacarle la botella, pero con el envión rompí un vaso que estaba sobre la mesa. Creo que jamas en mi vida me puse mas rojo que en ese momento. Ella se moría de risa y yo estaba desesperado por limpiar lo volcado y juntar los vidrios.

Evidentemente no faltaron sus chistes recordándome lo nervioso que estaba y las cosas que había provocado. Yo no podía hacer mas que reírme y aceptar que ya había empezado con un tropezón.

Mas allá de eso, pase una tarde hermosa, y me divertí muchísimo. Me termine yendo solo porque debía ir a trabajar, pero ninguno de los dos quería terminar esa visita.

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