Capitulo 15. El reencuentro

66 4 0
                                    

Nuevamente en el colectivo yendo a la casa de Flor, nuevamente arriesgándome a que todo salga mal, nuevamente con esta sensación de adrenalina que se siente tan bien.

El viaje se me hace eterno, por mas que sean menos de 15 minutos. Mientras me devoran los nervios, pienso muchas cosas, las mismas sensaciones que la primera vez me recorren el cuerpo.

Me bajo del colectivo y tomo aire antes de dirigirme a su puerta. Me sudan las manos y un escalofrió me recorre el cuerpo. Nuevamente la voy a ver, nuevamente vamos a estar solos, y esta vez llevamos mucho mas tiempo hablando y la ventaja de que no es la primera vez que nos vemos. Veremos como sale todo hoy.

Abre la puerta con una sonrisa. Una hermosa sonrisa. 

-Hola nuevamente - Me dice riéndose

-Hola Flor - Le respondo con una sonrisa. Y entramos a la casa.

Me saluda con un abrazo y yo me hundo es sus cálidos brazos. Hubiera deseado que sea eterno ese abrazo, pero bueno, teníamos que soltarnos.

-Otra vez juntos - Me dice y me ofrece la misma silla en donde me senté la primera vez.

-Si, acá estamos, lo extrañaba - Le digo mientras me siento.

-Si yo también, estos momentos así no los pasaba desde hace mucho tiempo - Me dice, y yo me quedo mirándola.

Me muerdo el labio inferior y le digo - Lo mismo digo, es genial estar acá.

Fueron pasando las horas y la verdad es que las charlas se iban haciendo cada vez mas interesantes. Ya no estábamos sentados uno en cada punta de la mesa, estábamos sentados un enfrente al otro.

Estuvimos hablando mucho tiempo hasta que me pregunta algo que jamas espere.

-¿Nos podemos abrazar?. No quiero sonar rara, pero sos muy suavesito - Me dice y mientras me moría de ternura y de vergüenza, le respondo que obvio que nos podíamos abrazar. Era algo que yo también deseaba mucho.

Estuvimos como 5 larguísimos y hermosos minutos abrazados, sin emitir una sola palabra. Era tan lindo que ninguno de los dos quería soltar al otro.

Nos soltamos porque nuestras orejas ya nos ardían de estar tan pegadas. Pero no iba a pasar mucho tiempo hasta querer abrazarnos otra vez.

No se que es lo que había, llámenlo química o feeling, pero ahora todo se sentía distinto, no quería admitirlo pero algo estaba pasando, y la verdad es que me gustaba mucho.

Miradas mas directas, sonrisas mas coquetas, caricias disimuladas. Todo se estaba volviendo en una situación completamente diferente a la primera vez que nos veíamos.

Después de un rato de charlas y miradas, esta vez le pido yo de abrazarnos, y ella acepta inmediatamente. 

Nunca pensé que durante el abrazo ella iba a hacer algo que hasta el día de hoy me sigue poniendo piel de gallina.

DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora