Capítulo 4

4.8K 911 233
                                    

Nunca había visto a alguien llorar por tanto tiempo. Desde que lo vio en el restaurante y  llevó a su casa, habían pasado más de tres horas pero Taehyung continuaba llorando. Ya no tenía idea de qué hacer, le ofreció de beber, comer y naturalmente no quiso nada. Le dio privacidad, encerrándose en su cuarto para que él quedara libre en el apartamento, le brindó tiempo pero parecía que nada de eso bastaba.

No lo conocía, no tenían una relación amistosa o laboral lo suficientemente cercana como para sentarse a su lado para que se desahogara. De hecho, aunque lo estuviera comprendiendo un poco más seguía teniendo cierto recelo por lo que hacía. A veces lo miraba y no sabía si lo que decía era fingido o real pero esa tarde, ese llanto, sin lugar a duda era real y no sabía cómo detenerlo.

Estaba en su cama pero escuchaba con claridad sus sollozos provenientes de la sala, parecía haberse detenido. ¿Debía chequearlo o darle más tiempo?

— Aghhh, me tienes frustrado y confundido, Kim. — Musitó incorporándose, poniendo sus pies sobre la alfombra al costado de su cama.

Caminó lentamente hacia la puerta despacio, abriéndola con parsimonia para verlo. Allí estaba aquel hombre de rubia cabellera abrazando sus piernas, la cabeza escondida es sus rodillas moviendo ligeramente sus hombros como señal de sus sollozos.

Se sintió afligido, su pecho estaba oprimido al punto en donde pensó que le dolía. Empuñó sus manos volviendo a cerrar la puerta, quedándose recostado en ella. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo curaba un corazón roto? Ni siquiera sabía si era posible para él ayudarlo.

— Kim... — Susurró acercándose sin recibir respuesta alguna. Lo llamó dos veces más pero este no respondía, se había quedado dormido en esa posición, abrazando sus rodillas con la cabeza apoyada en ellas. Elevó la comisura de sus labios acariciando sus cabellos con delicadeza, sintiendo la suave textura bajo sus dedos. El mayor se removió y él rápidamente retiró la mano.—  Te has quedado dormido, quieres descansar, que te lleve a tu casa o...

— No, no puedo ni quiero ir a mi casa en estos momentos. — No podía hacerle frente a Namjoon luego de que notara que aquel compromiso le había afectado, mucho menos tenía deseos de enfrentarse a Jin y su tediosa preguntadera.

Observó al castaño con detenimiento notando que no mostraba ese frío rostro con que lo miraba siempre, ahora estaba bañado en lástima y una pena que no quería recibir. Sopesó los lugares a los que ir y realmente ninguno parecía una buena idea, ni siquiera un hotel cercano porque en ese instante le temía a la soledad.

— Quizás sea demasiado pedir de mi parte pero... — Jungkook asintió dejándole saber que podía proseguir sin problema y él tragó saliva tomando fuerzas. No podía tener pena, quien tenía de pena moría de hambre y en ese momento no se lo podía permitir. —  ¿Podría tomar una ducha caliente?

El menor abrió su boca para responderle pero por algunos segundos no dijo nada, se quedó sorprendido porque ciertamente no era eso lo que esperaba escuchar.

— Perdona, sé que quizás fue algo extraño pero...

— Sí, sí, no pasa nada con eso. P-Puedes tomar una ducha en lo que yo preparo algo de comer, luego puedes descansar. — Buscó un juego de pijamas completamente nuevo junto a toallas limpias y se los entregó en las manos mientras rascaba su nuca. — Por el pasillo, la primera puerta a la derecha, la otra es la cocina.

— Gracias. — Elevando las comisuras por cortesía realizó una pequeña venia para dirigirse al baño bajo la atenta mirada del dueño del lugar.

En otras circunstancias ni siquiera hubiese imaginado acompañar a quien todavía era un desconocido a su apartamento, mucho menos apropiarse temporalmente de su sofá y ahora el baño. ¡Por todos los ángeles! Lucía horrible. No podía creer que su compañero de trabajo lo hubiese visto en esas fachas.

Fake TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora