Taehyung y Jungkook.

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"Fuimos la noche que se va

Fuimos el tiempo y mucho más

Fuimos derroche emocional" - Fuimos amor

Taehyung y Jungkook congeniaron desde el primer momento. 

Se conocieron durante la universidad, iban al mismo departamento de música, compartían amigos y frecuentaban los mismos lugares para divertirse. De alguna forma, parecía inevitable que sus caminos se cruzasen en algún momento. Tal vez fue incluso un asunto de sólo verse a los ojos y saber que en el otro encontrarían a su compañero incondicional para no sólo vivir una y mil aventuras, sino también -y más importante aún- con quien compartir una rutina y la idea de una vida juntos.  

Namjoon lo supo desde el primer momento, incluso antes que el mismo Jungkook.

Se dio cuenta por la forma en cómo los ojos del menor brillaron a través de la pantalla, el cómo su sonrisa parecía querer estirarse con cada segundo que pasaba hablando de Kim Taehyung. Lo supo en ese mismo momento porque todas esas señales, sutiles e inadvertidas para el resto del mundo, eran aquellas que le confirmaban a diario el amor de Jungkook en el pasado: sus ojos, su sonrisa, sus manos moviéndose sin orden, su cuerpo hablando por él. 

¿Dolió saberlo? 

Lo hizo. 

Dolió porque no habían pasado aún muchos años desde que se habían dicho adiós. Dolió porque Namjoon todavía pasaba gran parte de sus noches pensando en las manos de Jungkook, en su piel suave y en su cuerpo cálido junto al suyo, anhelando una noche más para los dos cuando ya no había más que distancia. Dolió porque era Jungkook y él iba a dolerle toda su vida. 

Sin embargo, Namjoon también estuvo feliz. 

Se sintió feliz de ver lo radiante que parecía estar, como la genuina honestidad y dulzura de Jungkook parecía resplandecer aún más. No pudo no sentirse feliz por él, por como la vida había puesto en su camino una persona que iba a cuidarlo y amarlo de la manera en Namjoon no podía por las razones que fuesen. Y más que feliz, Kim Namjoon dio las gracias al universo.

Se sintió agradecido con Taehyung por hacer sonreír a Jungkook, por acompañarle en aquellos pasos de su vida tan importantes y por no soltar su mano ante ninguna adversidad. Se sintió gradecido por tener la posibilidad de seguir presente en la vida de Kook y poder verlo de la mano de alguien que le amaba con la misma fuerza con la que su corazón ama. Y más que todo eso, estaba agradecido por haber sido amado por él.   

Namjoon piensa en todo eso durante todo el vuelo de Londres a New York. 

Su mente no deja de divagar por los recuerdos borrosos de hace muchos, muchos años; así como de la última vez que Jungkook y él se encontraron, varios meses atrás, cuando el menor viajó a visitarle a Londres y se quedó en su apartamento durante dos semanas. Jungkook había buscado muchas excusas para ese viaje, cuando la razón real no era otra que tan sólo para llevarle en persona la invitación a su boda. 

Una boda que no llega de sorpresa, una que Nam ya se esperaba hace mucho. 

.- ¡Namie! 

La voz de Jungkook rompe con sus pensamientos cuando cruza la puerta de llegadas internacionales. Sus ojos dan con el menor con facilidad: Jungkook está de pie al final del corredor de salidas, sus manos enguantadas se alzan hacia arriba mientras mueve una vergonzosa pancarta escrita en coreano que dice algo como “Nam, Nam… rey de mi corazón, verdugo de mis pantalones”. 

Que bueno que no están en Corea. 

Sus pasos avergonzados avanzan con lentitud, lo que parece desesperar a Jungkook, que mueve con fuerza la pancarta y no deja de llamarlo por el cariñoso nombre. El menor lleva su cabello levemente decolorado y su piel se ve mucho más suave que antes, lo que provoca en él deseo de dejar un reguero de besos por todo su rostro como en el pasado. 

Primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora