04

1.3K 192 6
                                    

참 특별한 일
una cosa muy especial.

┅━━━━━━━━━━━━━━━┅

San reía mientras su novio contaba las cosas estúpidas que hacía con sus amigos.

Hoy era su aniversario.

Un año lleno de besos y caricias.

Lleno de jugos de manzana por las tardes.

Y de galletas de chocolate que San compraba para Wooyoung cada vez que éste salía de la escuela.

Su historia de amor es muy bonita.

Un poco cliché, tal vez.

Pero hermosa.

San no tiene familia.

Está solo.

Consigue un poco de dinero cuidando a los perros de sus vecinos.

Así conoció a Wooyoung.

Pues este es el nieto de una de sus vecinas.

La dueña de un lindo perrito negro.

Wooyoung al ver a San por primera vez se rió.

Pues San tenía su ropa un poco sucia y no estaba muy bien peinado.

Pero no era su culpa.

Estuvo todo el día trabajando y no tuvo tiempo de arreglarse.

Esa misma noche, San lloró.

Lloró y escribió su carta.

Esa estúpida carta que los separará en algún momento.

Lloró porque se habían burlado de él.

Lloró porque se sintió tonto.

Lloró por no tener una familia que lo cuidara.

Lloró por no tener una madre que le diga que él se veía precioso sin importar su ropa o su peinado.

Tocaron la puerta de su casa.

Esa casita con poco muebles donde él vivía.

Esa casita que compartió con sus padres unos años de su vida.

Limpió sus lagrimitas.

Arregló su ropa y su cabello.

Abrió la puerta.

Allí estaba él.

El chico que se había burlado de su aspecto.

Con cara de cachorro regañado.

—Mi abuela dijo que me comporté como un idiota contigo y vine a disculparme.

En ningún momento se miraron, ambos mantenían su vista en los zapatos del otro.

Wooyoung, con unos lujosos tenis de marca.

San, con sus zapatitos negros de vestir que usaba todo el tiempo.

Se avergonzó.

Tenía miedo de que se vuelva a reír de él.

Wooyoung extendió un paquete de galletas hacia él.

Galletas de chocolate.

—Nunca te vi con bolsas de compras, así que te traje esto, espero que lo aceptes.

San las recibió gustoso y las miró como si fueran el amor de su vida.

Dirigió su vista hacia Wooyoung.

—Gracias.

Esa voz.

Wooyoung perdió en ese momento.

Cuando escuchó la voz de San.

Esa voz tierna, un poco infantil y llena de felicidad.

Sin más que decir, se fue.

Dejando al chico de dulce voz en su solitaria casa, comiendo galletas de chocolate.

Desde ese día, Wooyoung siempre le lleva galletas de chocolate.

Sólo para escuchar su voz.

to you. (woosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora