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El clima en Seúl era frío, el ambiente estaba calmado, pero el aire calaba hasta los huesos. A Jack le dieron unas inmensas ganas de quedarse en su departamento, con la calefacción encendida, acurrucado en su comoda cama mientras tomaba un chocolate caliente, definitivamente deseaba hacer eso. Lastimosamente, su novia le había pedido que quedaran de verse en un lugar, no sabía donde se encontraba, solamente sabía el nombre del establecimiento, Bee-Bops.
Cuando termino de ducharse, se colocó una camisa color Mostaza, despues se puso unos pantalones azul claro, y unos tenis, para al final, enfundarse en un gran abrigo color azul indigo. Ya arreglado, abandono su departamento y salió del edificio. Despues de haber llegado al estacionamiento entro a su auto y partió hacia la dichosa heladería. Gracias a las indicaciones del navegador, pudo llegar sin contratiempos al lugar, se estacionó mientras observaba con detenimiento, era colorido, los colores que destacaban eran de tonos pastel, habia un gran cono de helado sobre el techo, era gigante, y era sostenido por varias hileras de algun tipo de cuerda que desconocia, tambien habia un letrero gigante que decia Bee Bops, y luces delineaban su contorno.
Ese lugar no parecía a una cafetería, más bien, parecía a esos lugares donde venden batidos y varios tipos de postres, pensó que tal vez tenían cosas variadas. Aseguro su auto y camino con pasos apresurados al establecimiento. Empujó con suavidad la puerta, al instante un sonido similar al de una campana resonó en sus oídos. Sus ojos examinaron el interior del lugar, el ambiente era cálido, no hacía frío en absoluto. El suelo era de un color rosa pastel, y las mesas estaban perfectamente acomodadas, a un costado estaba el lugar donde la gente se encargaba de pagar sus alimentos, no había nadie, eso le hizo fruncir el ceno con confusion, decidio ignorar eso y camino a paso lento hacia el fondo de la cafeteria, era muy espaciosa.
Antes de darse por vencido y pensar que su novia lo había dejado plantado, observo una cabellera castana muy reconocida para el, era ella.
Sin pensarlo mucho, camino hacia ella y se sento frente a la chica. Ella, al darse cuenta de quien era, sonrio feliz y se inclinó solo para depositar besos en el rostro del muchacho, a Jack le disgustaba que hiciera eso, ella lo sabía, el no entendía por que insistia en hacerlo.
—Al fin llegaste amor – chillo reincorporandose en su asiento.
—Hola Violeta .– saludó el chico, crispando los labios.– ¿Ya ordenaste?
—No. Llevo 10 minutos aqui y aun no me atienden, ¿Puedes creerlo? Fue mala idea haberte citado aqui, si hubiera sabido que aqui son unos incompetentes, ah... – se quejo la pelinegra.
— Tal vez tienen algun problema, ¿No crees? Tranquilizate – murmuró el pelinegro tratando de calmar a su novia, Violeta se enojaba facilmente.
