La escuela estaba desértica, aún no había nadie en el salón y solo pude ver a dos alumnos rondando en los pasillos; de cierta forma me hace sentir bien, pero no quiero que lleguen los demás, y espero que no me vuelvan a retar a otro combate, ya fueron suficientes.El tiempo pasaba demasiado lento así que decidí escuchar algo de música, saqué mis audífonos de los bolsillos, y tras conectarlos con mi pokédex, empezó a sonar aquellas notas que tanto me gustaban, eran Rhapsody of fire.
No pasaron más que dos canciones para que poco a poco el salón se fuera llenando; fue que decidí dejar mis audífonos de lado y esperar a que Citla llegara al salón, pero para mí mala suerte quien llegó no era Citla, sinó Soto, que conforme entraba al salón podía sentir como su irá desbordaba de su cuerpo, y no tardó mucho para dirigirse a dónde estaba sentado
-vaya, mira quien llegó temprano -dijo el con un tono realmente furioso -y dime ¿Piensas explicar que fue lo que pasó? -
-No tengo nada que explicar, yo no fuí quién inició todo y mucho menos fuí quién le dijo esto a los directivos, así que déjame en paz - dije mientras una parte de mi gritaba que dejara de hablar.
Soto se quedó en blanco, hizo una mueca y se fue, cosa que me extrañó pero que al mismo tiempo me relajó.Justo después de eso llegó Citla y tras verme fue corriendo hacia mí
-¿Estás bien?- me preguntó mientras se sentaba en su lugar.
-Si- le contesté yo -al final no me pasó nada-
Tras escuchar esto ella se tranquilizó y dió un suspiro.Después de ésto seguimos hablando de cosas un poco triviales y sin sentido, más que nada para hacer tiempo y esperar al profesor. No habían pasado ni cinco minutos hasta que todos guardaron silencio y el profesor entró.
La clase era aburrida, era bastante notorio como nadie quería tener esa hora, incluso el mismo profesor bostezaba y a veces su mirada se perdía debido a la falta de descanso. Decidí voltear y pude ver cómo la mitad de la clase estaba perdidamente dormida, pensé que no estaba bien pero hasta cierto punto era entendible. Al final el profesor tomó asiento después de poner una actividad en la pizarra y esperó a que la clase.
El tiempo parecía eterno, a tal punto que el profe estaba cabeceando en su escritorio, incluso un compañero empezó a roncar y nadie dijo nada, me parecía malo hasta que ví que Citla también estaba dormida, y tras ésto decidí que también dormiría yo.
...
...
Estaba recostado y empecé a sentir como mi pierna poco a poco se iba poniendo más y más caliente, hasta que empezó a doler y decidí levantarme solo para ver qué sizzlipede había salido de su ball para despertarme ya que la clase había terminado, solo pude verlo a los ojos y estirarme antes de que regresara a su ball.
Ya habían llegado todos al salón, y la mayoría susurraba distintas cosas sobre el combate de ayer, que si era un cobarde o no sabía luchar, que solo tuve suerte de capturar un beldum; yo no podía hacer nada para pararlos, al fin y al cabo, el director fue quien detuvo el combate y solo pude huir, en parte porque el me lo dijo. Citla también escuchaba todo esto y se mantenía en silencio, con una cara de tristeza.
-Citla- la llamé -quiero que conozcas a alguien-.
-¿A quién?- preguntó.
-dame un momento- dije mientras sacaba a wimpod y a sizzlipede de sus balls
Ambos, en vez de saludarla, se escondieron detrás mío y no daban ningún inciso de que fueran a moverse de ahí.Esos dos aún seguían a la defensiva, supuse que aún no confiaban en nadie más que yo, así que decidí explicarle a Citla el como fue que los conocí...
Una vez que terminé de comentar todo lo que había pasado esa mañana, ambos pokémon seguían atrás mío.
-creo que no fue buena idea sacarlos aquí- comenté antes de que ambos regresaran a sus balls -mejor vamos a mi casa y ahí te los presento- le propuse a Citla, ella no se lo pensó y aceptó con una sonrisa.
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Segundo Intento
RandomEsta es la historia de un mundo pokémon distinto al que has visto antes en los juegos y el anime, sigue a Ezra en esta historia sobre su vida en una preparatoria en donde es molestado. La historia es completamente original, personajes Una disculpa s...