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Catorce de febrero, San Valentín, una fecha dedicada a entregar flores, chocolates y peluches. El día del amor. Aunque no para ella, ella siempre había creído que era una fecha enteramente comercial, hecha para que los tontos gastaran todo su dinero para demostrar su "amor", y aun así, ahí estaba ella, guardando un montón de pequeños chocolates dentro de una bolsita transparente. Era la primera vez en su vida que hacía algo así.

Cuidadosamente, ató la boca de la bolsita con un listón lila, se sentía sumamente tonta por hacer esto y se sentía mucho más tonta por pasar buena parte de la noche y la mañana haciendo aquellos chocolates. Suspiró, ¿para quién eran aquellos dulces? Para un pequeño castaño, el cual no lograba salir de su cabeza, había hecho todo aquello simplemente por una charla que habían tenido días atrás, pero esa charla seguía fresca en su memoria.

Ambos estaban caminando por los pasillos de la academia, sin un objetivo fijo, únicamente el de charlar. Eso no era raro, lo que se le hizo "raro" a Kirigiri fue ver como unos alumnos de una clase más adelantada, pegaban papeles con forma de corazón en las puertas de su aula. Ella no se habría detenido, de no ser porque Naegi lo hizo.

—¿Qué están haciendo? —cuestionó el afortunado.

—¡Oh, Naegi, Kirigiri! Que bien que estén por aquí, díganme, ¿quieren pasar? —habló un castaño de ojos verdes, Hajime Hinata.

—¿Al aula?

—Sí, acabamos de terminar de decorarla, ¿qué tal si nos dan su opinión?

Suertudo y detective se miraron, Naegi sonrió levemente, a lo cual Kirigiri suspiró, dándose cuenta de que tendría que entrar con él o esperarlo fuera. Terminaron por aceptar y entrar en el aula de la clase setenta y siete. Corazones de papel pegados en las paredes, decoraciones colgantes diciendo "Feliz San Valentín", letras pegadas a las paredes formando "LOVE" y "AMOR". Todo aquello les pareció un tanto exagerado a los menores, pero probablemente era porque su clase no se había molestado en decorar.

—Sin duda se lucieron —espetó Naegi—. Todo se ve muy lindo.

—¿Y tú qué dices, Kirigiri?

—Quedo... bonito... —respondió la mencionada tras un silencio, sin duda no le iban estas cosas.

—¿Hm? ¿Qué es eso? —cuestionó Naegi apuntando a la pizarra.

La vista de la detective se dirigió a donde apuntaba Naegi, la pizarra no estaba decorada, pero sí tenía una lista de todos los chicos del aula.

—¿Oh? ¿Eso? Es nuestro marcador —respondió Hinata.

—¿Marcador?

—Ya sabes, para pasar un poco de vergüenza ajena y divertirnos.

El pequeño negó con la cabeza, claramente aún no lo entendía, por lo cual Hinata dejó escapar un pequeño aire y se empezó a masajear la nuca, mientras un pequeño rojo aparecía en sus mejillas.

—Vamos, amigo, ya sabes, el marcador. Ahí anotaremos quien recibe más chocolates y quien recibe menos. Prácticamente lo hacemos todos, ¿no tienen esto en tu clase?

—No.

—¿En serio?

—En serio. Y en realidad... suena un poco penoso...

—Ese es el punto, proponlo en tu clase, probablemente ganaras.

—No estés tan seguro —rio avergonzado—. Pero se lo diré a los chicos, a ver si aceptan.

—¿Eh? ¿A ti no te van estás cosas?

—En realidad no —confesó.

—¿Eso significa que no aceptaras chocolates?

¡No me gusta! (Naegiri) Two-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora