Parte 1: Año Nuevo

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En algún lugar en el centro sur de Italia...

Era treinta y uno de diciembre, la víspera de noche de año nuevo y lo único claro que tenía para el año que se avecinaba eran tres cosas.

La primera era que había sido invitada a una de las fiestas más pomposas y caras de Marquescina, que si hubiese sido por mí, jamás habría pagado por ir.

Lo segundo era que Piero, ese "ex novio" toxico con el que aún mantenía una relación abierta incluso luego de haber terminado con él, no me contestaba el teléfono cuando debió haberme recogido para ir juntos a esa fiesta, y ya perdía mi dignidad de tanto llamarlo.

Y lo último y tercero era que yo me encontraba en la ruina total económica, no tenía ni un centavo en mi bolsillo, y eso era sólo la punta del iceberg, ya que no sólo debía más de seis meses de renta, sino que me desalojarían o tomarían acciones legales en las próximas semanas si no pagaba, pero ahí estaba yo, con un lindo vestido, zapatos altos, y arreglada para recibir el año nuevo en uno de  los lugares más exclusivos para celebrar.

La víspera de año nuevo estaba frente a mis ojos y yo con ningún peso en mi bolsillo era invitada a una de las fiestas más importantes y pomposas de la ciudad, esas dirigidas a la gente con dinero, y que debido a mi situación económica yo sinceramente jamás habría ido. ¿Pagar una ridícula cantidad de euros por un par de horas? apenas sobrevivía con mi escuálido dinero en el mes.

Había llamado a Piero más de diez veces esa noche, y no podía soltar mi teléfono, parecía estar pegado a mi mano, pero él no se dignaba a contestar ni en lo más mínimo. Era la noche que celebraríamos año nuevo juntos. ¿Por qué no contestaba el teléfono?

— Ya déjalo, te quedarás sin batería y la cámara de tu teléfono es mejor que la mía, así que deja algo de batería para las fotografías que tomaremos adentro – Daniella, mi mejor amiga se arreglaba las pantimedias con ambas manos, sosteniendo el cigarrillo que fumaba en su boca. Se había vestido especialmente llamativa esa noche, con un corto vestido de lentejuelas negras con mangas largas y altos zapatos, muy altos. Ella ya me llevaba una diferencia de unos veinte centímetros, con esos zapatos me hacía parecer un hobbit recién salido de la comarca.

— Dijo que me pasaría a buscar – la miré con aflicción, sabía que ella odiaba a Piero y con justa razón la verdad.

— Pero no pasó, ¡te plantó! como siempre Río, ¡ya déjalo! su tiempo ya pasó y tú sigues acostándote con él como si aún fuesen algo, como si tuviera el pene más grande del mundo o peor aún de oro ¡Amiga date cuenta! – le dio una suave calada a su cigarrillo y nos apresuramos a la entrada – ya estamos en la puerta y no dejaré que nada arruine mi noche, o se te olvida que me he conseguido pases de acceso total, ¡Somos V.I.P! por primera vez – chillaba con emoción.

Pero yo seguía pensando en Piero y por qué no contestaba, me asustaba que quizás hubiese bebido mucho en la previa de las celebraciones y estuviese en alguna parte ahogándose en su propio vomito. Él nunca fue muy responsable, consumía drogas, no era la clase de consumidor que lo hace en fiestas... lo de él era más más frecuente y no es que fuese drogadicto, simplemente tenía los recursos suficientes como para darse el lujo, como decía él de aspirar una línea de coca dos o tres veces a la semana.

— Abúrrete – tomó de mi brazo y me jaló a la entrada.

Por medio de su novio que trabajaba en un servicio de producción de eventos, Daniella había conseguido entradas con acceso total a una de las fiestas más pomposas de año nuevo en Marquescina, la ciudad donde vivíamos, y aunque eso me entusiasmaba, a la vez no podía sacar al estúpido de Piero de mi cabeza.

•MI NOMBRE ES RÍO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora