Cabello

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»Género: Fluff, romance

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»Género: Fluff, romance.

»School!au.

»Advertencias: Ninguna.

»723 palabras.

Hyukjae amaba con cada fibra de su ser el largo cabello castaño de su novio Donghae

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Hyukjae amaba con cada fibra de su ser el largo cabello castaño de su novio Donghae. Sentado junto a él en la clase de matemáticas, no podía evitar acercar su rostro hacia los mechones ligeramente ondulados y aspirar su delicioso aroma. A Donghae no le gustaba mucho que hiciera eso, porque a veces podía llegar a ser muy vergonzoso.

—Ya, Hyuk... —murmuró sonrojándose. —Nos están viendo, detente.

—Sabes muy bien que no me importa que nos vean —dijo el mayor (por sólo seis meses).

Donghae suspiró. Y es que Hyukjae sabía muy bien que no era sólo vergüenza lo que sentía, pues desde que había decidido dejarse crecer la melena, muchos chicos e incluso algunas chicas, se burlaban de él por eso. Como si en pleno siglo XXI hubiera algo de malo con que un chico tuviera el cabello largo. Muchas veces había considerado cortárselo sólo por las burlas, las miradas de reojo, las risas a sus espaldas.

Hyukjae se alejó para dejarlo un poco más tranquilo, y luego le revolvió la melena castaña con su mano, despeinandolo por completo.

—¡Oye! Sabes que no me gusta que me hagas eso... —susurró abultando su labio inferior.

En ese momento, sonó la campana, dando a entender que era la hora del almuerzo. Donghae se apresuró en ponerse de pie, pues tenía muchísima hambre. Tomó a su novio del brazo, para que se diera prisa. Durante el camino, se encontraron con su amigo, Heechul, quien era un año más grande que ambos, teniendo diecisiete años.

Heechul meneaba orgulloso su cabello rubio, que le llegaba hasta los hombros. Donghae mentiría si dijera que a veces no le daba un poco de envidia la confianza que manejaba su amigo en sí mismo. Deseaba tener ese nivel de seguridad.

—¿Y bien? ¿Cómo están? —preguntó sonriendo. Se colocó en medio de ambos, haciendo que se soltaran de las manos.

Heechul amaba molestarlos de esa manera. Él decía que eran muy empalagosos entre sí desde que se habían hecho novios hacía tres meses y que lo dejaban mucho de lado.

—No es así, es sólo que a veces nosotros queremos estar... ya sabes, solos —explicó Donghae, sintiendo como se ruborizaba.

Al llegar a la cafetería y tomar su bandeja con comida, se habían sentado en una mesa cerca de la ventana que daba al patio.

—Oh claro, claro. Solos para hacer cosas de adultos, ¿tu madre ya sabe que no eres virgen, Donghae? —cuestionó, mirándolo directamente, sin pudor alguno.

Donghae casi se ahoga con el agua.

—¡Heechul, por Dios! —exclamó, aceptando la servilleta que un sonriente Hyukjae le ofrecía. Lo fulminó con la mirada para que no abriera la boca.

No, no era virgen, pero eso no era algo que debía gritarse en medio de la cafetería como si nada. Y por supuesto que su madre no lo sabía. Que vergüenza.

La vergüenza aumentó pero por otras razones. Unos chicos que pasaban por ahí se comenzaron a reír al mirar en su dirección. Se estaban burlando de él, seguro. Se tocó el cabello que ya casi le llegaba a los hombros, incómodo.

—Hey —lo llamó esa voz conocida que tantas veces lo había consolado.

—¿Qué pasa, Hyuk? —preguntó cabizbajo.

—Estás hermoso hoy —dijo de pronto, como si estuviera hablando del clima.—Y tu cabello... —soltó un silbido.—¿Cada día estás más bueno o qué?

Donghae sintió su cara arder. Se tapó el rostro con sus manos. ¿Cómo podía decir esas cosas? Se giró para ver a Heechul, pero descubrió que éste no estaba ahí.

—Se fue hace un rato, ya sabes que no le gusta cuando me pongo así —dijo riendo.

Donghae pensó en la suerte que tenía de tener a Hyukjae a su lado. En lo tierno que se veía con aquellas pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos. En su hermosa sonrisa de encías. Mientras pensaba en todo eso y más, Hyukjae volvió a acariciar su cabello. Incluso acercó su silla hasta el punto de estar pegado a él. Inclinó su cabeza y olfateó los mechones castaños.

—Hoy usaste el shampoo de coco —afirmó, asintiendo con la cabeza. Su flequillo negro sacudiéndose en su frente.

Donghae comenzó a reír sin parar. A veces su novio podía ser un poco raro, pero de todas formas lo quería. Lo quería mucho.






 Lo quería mucho

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Rainbow wings » EunhaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora