Rainbow wings » Eunhae

Amor prohibido

»Género: Fluff.

»School!au.

»Advertencias: Toco por encima temas religiosos en este one shot. Aviso para que lo sepan y si se ofenden, no lo lean.

»2388 palabras.

[Aviso: Sí, sí lo voy a continuar, es sólo que no quería hacerlo muy largo, y todo lo que yo quisiera escribir sobre la historia y los personajes, requiere más de una sola parte]

Pov Donghae

—Vamos, sólo uno. Me estás dejando con las ganas, ¿sabes?

—Ya, Hyukjae. A-Alguien nos puede ver...

Lo vi morderse el labio con frustración. No entendía por qué se ponía tan insistente si ya sabia desde un inicio que lo nuestro debía ser en secreto. Además, me daba mucha vergüenza besarme con él. Nunca había estado con alguien, menos con un hombre. Dios, si mi madre me pudiera ver en esos momentos, sonrojado y acorralado por un compañero de clase contra los casilleros de los pasillos vacíos. Estábamos llegando tarde a la clase de ingles.

—No seas tonto, no hay nadie por aquí —susurró sobre mis labios. Él y su encanto, su precioso cabello negro que contrastaba con el mio, castaño. Y su sonrisa que me dejaba sin aliento. Al final siempre me dejaba llevar, no servía de nada que me negara desde el principio a algo que ambos deseábamos casi que con desesperación.

Llevábamos un mes compartiendo besos furtivos, escondidos de mis amigos y los suyos, y yo aún me cuestionaba el hecho de cómo era posible que siendo tan completamente opuestos entre nosotros, al final hubiéramos terminado así.

Al final lo dejé besarme, pero sólo un poco, antes de que fuéramos corriendo hacia el salón. Yo entré primero y luego de unos minutos lo hizo él, para no levantar sospechas. Tanto misterio y secreto me ponía muy nervioso, pero con la clase de vida que llevaba... Era algo necesario.

Mi familia es muy creyente y todo lo que eso conlleva. Tener un hijo homosexual no entraba en los planes de mis padres, definitivamente no. Me había dado cuenta de mis preferencias desde pequeño, pero reprimirme fue mi mejor y única opción. Tenía apenas diecisiete años, ¿y si me echaban de mi casa? No tenía adónde ir. Rezaba en la iglesia todos los domingos, pidiéndole a Dios que me cambiara. Que me hiciera normal. Eso lo hice por mucho tiempo, antes de conocer a Hyukjae.