꧁Solo es un juego, amor~꧂

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Título: “Es un juego”
Ship¿?: Imperio japonés y/x Japón
Clasificación: Idea

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Advertencias y aclaraciones:

°Fluff, ¿Por qué? Porque sí uUu
°Mención de las bombas nucleares en Japón.
°"Madre" e hija, nada asqueroso para ustedes pecadores uwu✌️✨(por ahora •v•)

(¯'·.¸¸.->si no le gusta el ship(?, váyase uwu. <-.¸¸.·´¯)
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—mami, tengo miedo. . .—dijo la pequeña nipona mientras se acercaba a el hombre al que consideraba su madre. Y no mentía, se sentía aterrada, los sonidos de las armas siendo cargadas con balas nuevas, de las bombas siendo lanzadas a un campo lleno de gente, los disparos tanto a el enemigo como a su propia gente. Si embargo, en su gran nivel de inocencia, ella aún no comprendía que eso estaba mal. Aunque, eso también era beneficioso para el mayor, así podría quitarle el miedo sin mucho esfuerzo.

El mayor al ver cómo su pequeña temblaba hasta los cabellos cambio su semblante fruncido por uno más tranquilo, para así cargar a su menor en brazos con mucho cuidado y cariño, tocando con una de sus manos su lindo cabello hecho tomate y sus pequeñas orejitas color blanco. Tenía que calmarla, aún era muy pequeña para saber lo cruel que podría ser una guerra, no quería traumarla...no quería que fuera como esos niños que ya no soportan ni escuchar el sonido de una pistola cargándose, no, él quería mantener a su pequeña sana.

Y si tenía que volverlo algo inocente para su linda bebé, lo haría. Ella tan solo tenía 4 años por dios.

—oh pequeña, no tengas miedo... ésto no es nada malo. Es tan solo un juego que estamos haciendo en masiva~—dijo con calma, hablando con una suave voz para relajar aún más a su pequeña.

—¿m-masiva?. . .¿U-un juego?. . .—se le hacía curioso que aquellos tormentosos sonidos y gritos desesperados por piedad fueran un juego, sin embargo, su ceño se relajó y miró a su "madre". Confiaría en él, nunca le mentiría, era la persona que más admiraba, la persona que le generaba tranquilidad y la que más amaba en todo el universo. Jamás le mentiría, y si llegara a hacerlo, entendería si es que fuera por su bien.

Un hombre noble para ella, y una escoria viviente para los demás por ser alguien del eje.

—Sí pequeña. Con "masiva" me refiero a que participan muchas personas en este juego.— levantó la carita de la menor con suavidad para poder acariciar y esa tibia mejilla sin problema alguno —Estate tranquila mí pequeña, no pasará nada malo. Solo confía en mí, ¿Sí?~—

Y ella solo confío en él, jurando que jamás pasaría algo malo y que serían una bonita familia feliz. La pequeña, ya más tranquila, se acurrucó en el hombro de su padre, cayendo en un profundo sueño luego de haber sentido unas fuertes emociones para su cuerpo tan pequeño

Pero, lo que ella no sabía era en los planes de los enemigos, confiando ciegamente en aquel ser que le tomaba de la mano cada vez que caía a el suelo. No sabía que. . .

Acabarían con él antes de la linda pequeña cumpliera otro año. . .

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La pequeña había salido de su ciudad para poder ir a los campos verdes de la orilla, su padre no vendría ya que tenía trabajo, y aunque aquello le generara una gran pena, entendió que su mayor estuviera ocupado. De todas formas unos soldados que quería bastante la cuidarían, no estaba mal~

Estaba feliz, ya no escucharía aquellas armas siendo usadas ni aquellas espadas cortando carne, pero, confiaba plenamente en que esas personas estaban bien, que aún vivían, creyendo horriblemente en aquella mentira que su madre le dijo para que no cayera en la locura y desesperación.

Siendo muy inocente en muchos aspectos.

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Ya era de noche, de madrugada en realidad. La pequeña dormía en el auto ya que estaba muy cansada por haber jugado así, estando contenta por dentro ya que le tenía un hermoso regalo hecho por ella para su mamá.

Ahora estaban encaminándose nuevamente a las ciudades. Con el pasar de más horas habían llegado, había sido un viaje bastante largo, de hecho, ya era más o menos de día. La pequeña despertó y salió casi corriendo del auto, cargando entre sus manos una bonita corona de flores, de rosas en realidad. se había pinchado las manos más de una vez, pero valió la pena. La corona ya no tenía espinas.
Cuando la menor entró a su hogar con una enorme sonrisa llamando el nombre de su padre con alegría, lo primero que vió fué a una señora.

La miró detenidamente, usaba una bata blanca y llevaba un maletín con ella. Sonrió, ¡ella era la que le saba una segunda oportunidad a las personas!

Alegremente le sonrió, preguntándole por su padre, sin embargo, al no recibir respuesta, volvió a preguntar. Nada, solo podía ver los rostros tristes y lastimosos que le observaban.

Y apretando sus labios y bajando sus orejitas corrió hasta la habitación de su mayor, abriendo la perilla y viendo a su padre allí. . . acostado.

Se dirigió a éste con sus orejitas alzadas y una linda sonrisa junto a unos ojos brillantes, tocando la gran mano blanca de éste, a lo cual, Imperio despertó con cansancio. Y al mirarlo con detenimiento su rostro alegre desaparecido para remplazarlo por un completamente sorprendido y triste.

En el rostro del mayor se podían ver grietas de una gran profundidad, sus ojos tenían horribles ojeras y tocía un humo verde brillante. ¡Se veía terrible!. La menor, en un intento de hacer sentir mejor a su padre, se subió a la cama, acostándose sobre el pecho de éste con suavidad, preguntándole el como se sentía mientras su naricita moqueaba un poco. Se sentía muy triste de verlo así. . .

Pero, no recibió la respuesta que quería, simplemente un “ve a jugar, mí niña” fué lo único que escuchó de su padre antes de que la mujer mayor la cargara para sacarla de ese lugar tan tóxico.

Comenzó a llorar, sintiendo una horrible presión en su pecho. Quería estar con su madre, que le mimara y le cantará una canción hasta que se durmiera.

Aún debía entregarle el regalo que le había hecho. . .

Pero. . . .ya nunca más lo veía. Jamás volverían a cantar y mucho menos a hablar.

Imperio japonés, a los años, había muerto. Dejando a esa pequeña desamparada y sin la guía de la persona que más amaba.

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