- Vamos hijo, despierta que llegas tarde- dijo mi madre desde la puerta de mi habitación- ¿James?- al ver que no reaccionaba se acercó a mi cama y empezó a acariciarme él pelo- Venga James, levanta ya que son las 7 y media.
- Cinco minutos más...- dije aún con los ojos cerrados.
- Ambos nos sabemos ese cuento, y sabes de memoria que esos cinco minutos pasarán a ser media hora- dijo ella mientras se levantaba de mi cama y me destapaba.
Al final, después de una larga disputa, accedí a levantarme de la cama y vestirme. Era lunes, así que como todos los días me puse él uniforme del instituto. Unos pantalones negros, una camisa blanca, y la chaqueta verde oscura. Me planté frente al espejo y me peiné con las manos.
- ¿Vas a desayunar aquí?- preguntó mi madre desde la cocina- ¿O te doy dinero para comer fuera?
- Marina viene a por mí, comeremos en él instituto.
- Marina es la niña que saca matrícula ¿no?- dijo mientras sacaba dinero de su bolso.
- No madre, la que tú dices es Sofía, la rubita de pelo rizado y ojos verdes. Marina es la chica flaca de pelo largo, negro y liso de ojos azules.
- ¿La que viste siempre de negro y aprueba por los pelos?- preguntó mientras se dirigía a mí con el monedero.
- Si madre, ella- dije a la vez que extendía la mano para recibir el dinero.
- Vale, aquí tienes diez euros para el desayuno y para el almuerzo y por si quieres comprarte algo a media mañana- dijo a la vez que miraba la hora en su móvil- ¡Pufff, pero mira que hora es! ¿Te recojo al terminar el instituto?
- No hace falta, me llevo la bici.
- Vale cariño, me voy ya, ten cuidado, y no llegues tarde- dijo abriendo la puerta para irse.
- Adiós madre.
Esperé a que se fuese en el coche para llamar a Marina.
- ¿Por donde vas?- dije al teléfono.
- En cinco minutos estoy allí- dijo ella acardenado.
- Vale, ¿has traído eso?
- Tss, ¿lo dudabas?- dijo vacilante.
- Vale, ten cuidado por el camino- colgé el teléfono y puse música.
Eran las ocho menos cuarto pero mis vecinos se habían ido, todos. Así que como todas las mañanas puse mi altavoz. Empecé poniendo AC/DC, la canción de T.N.T, era una de mis favoritas.
Mientras esperaba a Marina me puse frente al espejo, me gusta mirarme con música de fondo. Volví a peinar mi castaño y corto cabello. Me había pelado hace poco pero yo ya lo veía como antes, largo.
Marina llamó al telefonillo, le abrí la puerta de abajo y la de casa la dejé encajada. Subió por el ascensor y cuando entró cerró la puerta tras de sí y vino corriendo hacia mí. Me dio un gran abrazo y después un largo beso. Tenía los labios cálidos y suaves como de costumbre. Después me dio otro abrazo.
Se dirigió al altavoz, y sin decir nada conectó su móvil, puso Guns n' Roses. Yo me acerqué a ella y le extendí la mano. Ella metió la suya en el bolsillo derecho de su chaqueta vaquera y sacó una bolsita transparente.
- Gracias a dios, los chicos del club de fútbol me tenían acorralado. ¿Cuánto es?- dije mirando sus azules ojos.
- Nada, se lo he robado a Roger- dijo riendo.
- ¡¿Que has hecho qué?!- dije con los ojos como platos.
- Tranquilo, no sabe que he sido yo, creo que ni se dio cuenta de que le faltan treinta gramos de maría- dijo mientras me agarraba la cintura.
- ¿Treinta? Te pedí veintisiete- le reproché quitando sus manos de mi cintura.
- Ya, lo sé- sacó otra bolsa de su otro bolsillo- estos tres gramos son para nosotros.
- Sabes que no fumo.
Nuevamente se dirigió al altavoz y puso Green day, su grupo favorito.
- Siempre hay una primera vez- dijo con una gran sonrisa.
- Ya hemos hablado, no voy a meterme eso, y nada me hará cambiar de opinión.
- ¿Entonces vas a quedarte ahí mirando mientras me lo fumo?- preguntó mientras sacaba un grinder de su mochila.
- Pues sí, sabes que yo no hago eso- dije cortante.
- Vamos cariño, animate anda, esto es lo mejor que hay, y más ahora que es temporada de exámenes y te estresas mucho- su voz era vacilante pero sexy- y no quiero que estés mal...
- Me da igual.
No dijo nada más, se puso a liarse el porro mientras cambiaba las canciones.
- ¿Te lo vas a fumar ahora?- pregunté.
- ¿Quieres?- me preguntó mientras pasaba su lengua por el fino y oscuro papel.
- Para ya, no estoy de broma, a saber que dirá Roger si se...
- No se va a enterar- me interrumpió Marina cortante.
- ¿Y tú que sabes?- pregunté a la vez que quitaba la música.
- Verás,- empezó a decir- ¿recuerdas que trabajo para Roger?
Asentí.
- Bien, pues él todo inocente confía en mí- me contó a la vez que encendía el porro- es lo que pasa cuando alguien está completamente solo,- se quitó el cigarro con maría de la boca y le dio más fuego- que confía en una niña de 16 años sólo por que le muestre algo de "cariño"...
- ¿Qué clase de "cariño"?- le interrumpí.
- Eso no importa ahora, el caso es que yo llevo las cuentas de todo lo que entra y sale del almacén- le dio otra calada- por cierto este jueves llega un barco desde Estados Unidos con pastillas, unas muy pequeñas que te dejan muy colocado, ¿te apuntas?- dijo guiñándome un ojo y volviendo a fumar.
- Dejate de mierdas y vámonos que a segunda tenemos examen y como saque menos de un nueve ya sabes como se pone mi madre- le recordé mientras me colocaba la pesada mochila sobre un hombro.
- Yo tengo algo que te ayudaría- dijo ofreciéndome el porro.
- Vámonos ya- le dije aún más cortante.