S i e t e

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- ¿Te acuerdas cuando mirábamos a las estrellas cuando nos tumbábamos en la arena? - pregunté mirando al cielo, apoyando mi cabeza en el hombro de Harley.
- Claro que sí, me acuerdo hasta de cuando empezamos a salir, que nuestra primera vez fue en mi toalla, con el sonido de las olas de fondo. - él se reía, nostálgico.
Le di un golpe en el brazo. - ¡Harley! - grité sonrojándome levemente. Así fue nuestra primera vez en verdad, en la playa cerca de casa, en la madrugada.
- ¿Qué? Es un recuerdo bonito que conservo de nuestro noviazgo. - él sonreía mientras miraba las estrellas. Sus ojos brillaban con intensidad.
- Hay más cosas que eran bonitas de cuando estábamos juntos que cuando follamos. - me reí.
- Bueno, pero ¿Y lo que me costó? - añadió mirándome con una sonrisa traviesa.
- Ya sabes que soy muy cabezona, y un no era un no. - le devolví la sonrisa.
- Me encanta eso de ti. - sus ojos me transmitían seguridad.
- Encantaba. - corregí.
Puso los ojos en blanco. - Quizá no tanto. - me reí a su respuesta.
- ¿Cómo tienes la muñeca? - preguntó mirando la venda de mi brazo.
- Bueno, fui al médico y me dijo que no era nada grave, pero mejor que no moviera mucho la muñeca.
- Me alegro de que estés bien. Me asusté al ver cómo el tiro de Axel se desviaba a ti. - puso una mueca triste.
- No deberías preocuparte tanto por mí, sabes que puedo cuidar de mí misma.
- Perdóneme, señorita puedo cuidar de mí misma, pero cuando te enfermes o pilles un resfriado ya me dirás quién te va a cuidar. - se cruzó de brazos.
- Pues eso, yo misma. - sonreí con aires de grandeza.
- Vale, vale. - se hizo el ofendido. Yo solo reí en respuesta.
- ¿Volvemos? - pregunté sonriendo.
- Cuando gustes, preciosa. - se levantó y me ayudó.
- Qué tonto eres. - caminamos juntos hasta el albergue.

Recordar pequeñas cosas con Harley me han hecho sentir mejor que antes. Creo que simplemente necesitaba hablar con alguien, pero aún mi duda de qué me pasaba con Jude seguía presente.
Llegamos al albergue y ya en el pasillo de las habitaciones íbamos a despedirnos.

- Buenas noches Harley. - dije con una sonrisa.
- ¿Un besito? - preguntó haciendo un puchero.
- Harley. - me crucé de brazos.
- De buenas noches. - puso carita triste.
- Harley. - le fulminé con la mirada.
- Como en los viejos tiempos.
- Harley... - levanté una ceja.
- ¿Ni en la mejilla? - preguntó suplicante.
- ¡Harley! - exclamé riéndome. - Buenas noches.

Dicho esto abrí la puerta de mi habitación, buscando mi cama entre la oscuridad.
Me tiré sobre las sábanas y cerré los ojos, observando la pared iluminada por la luz de la noche. Saqué mi móvil de debajo de la almohada que se quedó cargando y revisé la hora. '2:40'.
Me acurruqué en la cama con un largo bostezo, abrazando el cojín con cariño.
Ojalá poder aclarar mis pensamientos y poder dormir del tirón sin tener que darle vueltas a todo cuando cierro los ojos.
Me di la vuelta en la cama y miré hacia la pared acomodándome en mi sitio. Me apetecía abrazar a alguien hasta dormir como hago a veces con Harley, iba a su habitación y me ponía a dormir junto a él, pero con la única intención de usarle como peluche para achuchar.
Me reí en voz baja, visualizando en mi mente aquellas veces en las que Harley y yo dormíamos a pata suelta, enredados entre nosotros en invierno, o en una esquina cada uno, sudando a mares en verano.
Sentí en ese momento ganas de ver a Jude. ¿Pero estaría despierto a estas horas? A lo mejor así podría aclarar estas dudas que tengo.  Me levanté y salí de mi habitación buscando en el pasillo la puerta de Jude.

Escuché ronquidos fuertes en una y me reí. - Esta no es. - susurré caminando hacia la puerta de enfrente, donde evidentemente no era Jack durmiendo, sino Mark.

Abrí la puerta sin llamar lentamente y asomé la cabeza con cuidado, observando la luz tenue que me dejaba ver las literas de los chicos, pero no las caras. En una mesita de noche habían unas gafas familiares.

- Te encontré. - murmuré entrando lentamente, evitando que la madera crujiera a mi paso.

Me puse en medio del lugar poniendo en orden los sitios de cada uno. Miré hacia la derecha y estaba Mark con su brazo colgando de la litera de arriba, debajo encontré a alguien escondido entre las mantas, probablemente Axel.
Mis ojos se posaron en la cama baja de la izquierda, algo se movía entre las sábanas de verano.

- ¿Leti?... - escuché.

Una cabellera con sus rastas sueltas se levantó sentándose en la cama, dándome una imagen adornada con la luz de la luna blanquecina muy sexy. Mi cara ardía como nunca, estaba viendo sus ojos rojizos en la oscuridad observándome y su pelo suelto por fin.

Este hombre me hacía sentir cosas que no había sentido hace mucho.

- ¿Qué haces aquí?... - susurró Jude entre los ronquidos de Mark.
- Quería verte... - hice un puchero agarrando mis brazos por el fresco.

Jude suspiró y se levantó de su cama, estirándose por completo mientras caminaba hacia mí. Ahora estábamos a pocos centímetros el uno del otro, podía contemplar esos ojos más de cerca.

Un rojo intenso, precioso.

- Mejor vamos a tu habitación, no quiero despertar a nadie. - me mordí el labio, estaría de nuevo a solas con Jude, sin interrupciones esta vez.

Me tomó de la mano y me sacó de su habitación con cuidado, cerrando la puerta detrás de él. Caminó rápido por el pasillo, entrando en mi pequeño cuarto.

- Con que querías verme, ¿eh? - dijo vacilón nada más estuvimos solos sin que nadie pudiera oírnos.
- Llevo todo el día con dudas en la cabeza, siento si desaparecí y ahora te molesto a estas horas...
Vi una sonrisa preciosa en sus labios. - No estaba dormido, no te preocupes. - echó la cabeza hacia atrás sonriendo, bostezando ligeramente mientras acariciaba sus rastas. - Si me despiertas tú tampoco tengo ningún problema. - me miró provocativo.
- Quería dormir con alguien... - susurré acercándome a la cama intentando ignorar sus encantos.
- ¿Y has preferido venir a mí antes que a Harley? Wow, me siento halagado. - una sonrisa perfecta salió de sus labios, matándome por dentro.
- No seas tonto, Harley es mi ex, tú eres... - traté de desviar mi mirada de Jude, que en ese momento tenía una expresión divertida y perversa.

No sabía que decir en aquel preciso instante.

- ¿Yo soy...? - siguió él con impaciencia, entrecerrando los ojos con una sonrisa pilla.
- No seas así Jude... - me senté en la cama e hice lo imposible por evitarle y olvidar el tema.

Jude se acercó a mí en la cama y con una mano me empujó con cuidado hacia atrás, tumbándome en el colchón. Él no se quedó atrás, se subió encima de mí y apoyó sus piernas y manos a mis costados.

- Jude yo no sé qué... - murmuré dejándome llevar.
- Jude, Jude, Jude. - dijo agarrando mis manos e inmovilizándolas, hizo menos fuerza en la derecha para evitar girar mi muñeca. - No me obligues a hacer que digas mi nombre con un motivo de verdad. - sus ojos rojos me hipnotizaban junto a su expresión completamente sexy y perversa.

Me quedé callada y me mordí el labio con fuerza, intentando contenerme.

- No hagas eso. - su tono parecía de molestia.

Quité la mirada de sus ojos y vi que me copiaba el gesto con ansia, mordiendo un lateral de su labio con fuerza.

Me observaba con deseo. - Me das ganas de morderte yo mismo ese labio.
- Hazlo. - dije sin pensar.

Surf meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora