Noveno Capítulo

33 5 0
                                    

Mientras duraba su estancia en el refugio Rubí y su hija Belén fueron adaptándose al nivel de vida de la ciudad, así como también  se veía afectada por la ausencia de su padre y de su anterior pareja el padre de su hija, sin embargo, intentó mantenerse ocupada realizando labores dentro del mismo refugio para posterior salir a venderlos en la calle y así tener un sustento para su niña y en su loco pensar regresar algún día a su pueblo natal; con el pasar de los días fue afianzando más su confianza en ella misma, permitiéndole conocer a más personas quienes la fueron ayudando a salir adelante y a mejorar su autoestima, en tal razón le dieron la fortaleza que necesitaba como mujer y madre.

Desde cierto punto de vista Rubí sabía que no siempre podía pasar en el refugio porque estaba por cumplir su mayoría de edad y obligatoriamente tenía que irse, motivo por el cual debía empezar de cero y no sería nada fácil, sabiendo que ella permanecía en una ciudad donde no conocía a nadie ni tenía a su única familia que era padre con quien contar como un apoyo, pero con mucho entusiasmo y temor dejaría todo atrás  emprendiendo así un viaje a largo de la ciudad y olvidándose de lo que la vida le había marcado, ella tenía presente que no iba sola que tenía a su amada hija a su lado a la cual debía proteger y cuidar por siempre, con el pasar del tiempo sabía que podrían mejorar su economía para darle una mejor calidad de vida a su niña en donde sus sueños y sus metas serían más alcanzables para poder lograrlas.

Por tanto al cumplir 18 años Rubí cogió sus maletas y  a su hija de 2 años, se subieron al bus con el único propósito de volver a su parroquia donde espera que se haya convertido en un lugar de tranquilidad y paz en donde ya no exista temor de personas que se hagan daño unas a otras y que las condiciones ambientales estuvieran mejores para poder rehacer su vida junto a su niña.

RUBIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora