Hacía tiempo que no despertaba, las sombras acechantes succionaban el brillo de mi entorno. ¿Cuánto tiempo estuve ausente de la realidad?
El temor de ignorar si esto es un sueño o es una verdad me abruma segundo a segundo, hay cosas que sé, cosas que conozco y aprendo día a día, pero por alguna razón no logro comprender. Esta realidad artificial no me convence, pero tampoco estoy seguro de querer comprender por completo mi sucio entorno. Hay cosas lógicas que se sienten vacías, pero las locuras irracionales son más lógicas que lo que vacilan al hacerme creer que es la realidad.
Tal vez la mentalidad sea lo único incorrecto que es verdadero, no se siente falso ni artificial al tacto, pero por alguna razón solo escucho dichos que están mal y juran ser verdad.
Vivo en un mar de cosas tangibles que no están, cosas que surgirán de la mente, un espléndido aislamiento que sabe mal, pero hace olvidar, ese adictivo silencio que canta la soledad cual himno marcial marchando hacia la verdadera realidad. Por alguna razón sigo flotando a la deriva, sigo cerrando los ojos esperando a que sea un nuevo día para desperdiciar bebiendo soledad y agonía, dulce agonía.
¿Conoces a alguien delirante? ¿O solo se embriagó con una soledad intolerable?