Autohotel.

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Después de haber tenido la salida al cine, ambos nos quedamos muy picados de lo que podía ocurrir entre nosotros.
Habíamos quedado encantados por la química que habíamos experimentado y las sensaciones que habíamos sentido al besarnos y tocarnos en aquel estacionamiento.

Estaba claro que ambos queríamos algo más, ninguno de los dos tenía pareja y tampoco queríamos una relación seria, solo queríamos pasarla bien sin compromiso.

Chateamos por unos días sobre la atracción que sentíamos, yo no quería precisamente llegar a tener relaciones sexuales con él sin ser pareja, no quería que me viera como una chica cualquiera, pero yo tampoco quería una relación de noviazgo y mi cuerpo pedía algo más, llevaba mucho tiempo de no tener sexo y pedía con todas las ganas ser devorado.

Quedamos en ir a un autohotel a pasarla bien, aclarando que sería para besarnos más cómodamente y si se daba, solo si nos sentíamos cómodos, tendríamos sexo, de lo contrario seguirían siendo besos húmedos y calientes.

Me recogió en el mismo lugar que la primera vez, fuimos a un autohotel cerca de ahí, ya ni recuerdo el nombre.

Entramos, él pagó y subimos las gradas directamente a la habitación, las conté y eran 22.
La habitación era bastante bonita, he de decir, tenía luces ténues, y todas las comodidades, televisión, golosinas, sillón kamasutra, y un baño bastante elegante. Era una habitación muy cómoda y cálida. La televisión ya estaba encendida y tenía un canal de música donde estaban pasando reguetón (ya se imaginan la habitación medio oscura con música y vídeos de reguetón sensuales).

Nos acomodamos, yo en mi caso iba súper abrigada porque se estaba acercando el invierno, así que me quité la chamarra que llevaba puesta, mientras él se acomodaba en la cama.

Se sentó en la orilla con las piernas abiertas, me senté sobre él, quedando de nuevo frente a frente y sus manos automáticamente se situaron en mi cintura.
Estando así le di un beso tierno pero lujurioso, mi intención era obvia, quería calentar el momento, lo besé una y otra vez, succionaba con ganas sus labios, nuestras lenguas se tocaban, mis caderas se empezaban a empujar más hacia él.
Yo llevaba puesta una blusa de botones al frente, mientras lo seguía besando, lo empujé hacia la cama, mientras las manos de él desabotonaban mi blusa (estaba empezando a calentarme, supe desde ese momento cómo íbamos a terminar).
Me quitó la blusa, me sentí un poco nerviosa pero no les niego que quería que me quitara ya el brasier, seguido de eso me quitó el bra, no tardó nada (al parecer tenía experiencia en eso, pero no me importó), yo le terminé quitando la playera. Era un chico bastante velludo, con un pecho ancho y grueso, eso me gustaba, hasta cierto punto lo veía sexy.
Cuando ambos nos habíamos quitado las prendas de arriba, lo abracé y besé, quería sentir su pecho desnudo contra mi senos, quería sentir la piel suave de mis tetas contra la piel de él. Amo ver cómo mis pechos se aprietan contra la piel de alguien más.

Me cargó y me dio la vuelta, de modo que, yo quedase abajo de él acostada sobre la cama. Me quitó los tenis que llevaba ese día y ¡abajo pantalón y bragas!, me bajó ambas cosas de un solo tirón. Acto seguido, fue que él mismo se quitó los pantalones y el bóxer.
Mis piernas se abrieron a él y mi vagina quedó expuesta a su mirada.
Con mis piernas abiertas para él, él se incó frente a mí, no tuve el tiempo para ver el paquete, porque cuando sentí... Ya me estaba penetrando, solo vi cómo sus manos posicionaban la cabeza de su pene en la entrada de mi vagina, poco a poco fue metiéndola, está claro que no la tenía tan ancha, ya que no costó trabajo que entrara (para los que ya leyeron mi publicación anterior sabrán a qué me refiero), y poco a poco fue agarrando el ritmo, me gustaba cómo se sentía, su mirada era penetrante, tenía unos ojos y unas pestañas divinas, y eso me encantaba, me encantaba que me viera así mientras estaba adentro.

Estaba disfrutando el momento, no duramos mucho en esa posición, en unos segundo ya me encontraba encima de él, cabalgándolo, mis caderas se movían con sensualidad, despacio y suave, hacia atrás y hacia adelante, mis manos apoyadas sobre su pecho, nuestras miradas encontrándose y los sonidos de nuestros gemidos al fondo.
Poco a poco fue aumentando el ritmo, cada vez era más, más y más rápido, sentía cómo sus manos tocaban mis nalgas, las apretaba, luego subía a mis caderas y a mi cintura, me empujaba con ellas para que la penetración se sintiera más, mis pechos quedaban expuestos a él, por ratos me inclinaba hacia adelante para que chocaran con su cara y pudiera besarlos.
Era lindo, teníamos sexo de una manera tierna y rica, sus caricias eran suaves y delicadas, y su mirada demostraba cariño y disfrute. Ambos la estábamos pasando muy bien.

Paramos un rato para tomar un poco de fuerzas, mi cuerpo quedó tendido en medio de la cama y él acostado en la orilla, me preguntó qué cómo la estaba pasando, que, qué era lo que sentía al hacerlo con él. Era maravilloso, pero mi mente no paraba de pensar si estábamos llevando una relación como de amigos con derechos o iba más alla de eso. Él no era tonto, se dio cuenta de mi preocupación y la solución que me planteó fue: no pienses en eso ahorita, yo de verdad te quiero y no haría algo para lastimarte, ahorita disfrutemos del momento. (Era obvio que solo lo dijo para aliviar la tensión del momento porque no le creí nada, pero la otra parte de mí también decía: no importa ahorita, disfruta de lo que está pasando).

Y eso hice, tenía tanto tiempo de no tener sexo, que mi cuerpo ya lo pedía, quería sentir un pene adentro, quería sentir unos labios y una lengua sobre mis pechos. Así que dejé esos pensamientos por un lado y me concentré en lo que estaba pasando.

Se colocó de nuevo arriba de mí y me penetró con ganas, en ese momento apagó la televisión y las luces, nos quedamos completamente a oscuras, no podía ver nada, solo lo podía sentir.
Me penetró y su ritmo fue más fuerte y rápido, lo abracé por el cuello y por ratos lo besaba, por ratos nuestros labios se juntaban.
En eso encendió la luz y su ritmo aumentó un poco más, podía sentir cómo su pene entraba y salía de mi vagina con rapidez, mis manos agarraban las sábanas, y mis gemidos cada vez se escuchaban más jadeantes, y más suaves. De pronto acabó y acabó afuera de mí, pensé que había dejado semen en mi vagina, pero no, eran mis propios fluidos, estaba demasiado húmeda, ya se imaginan.

Nos quedamos un rato más en la cama, platicamos de temas random, vimos los vídeos de reguetón que seguían pasando en la televisión, nos vestimos y él me fue a dejarme a la parada donde debía tomar el bus.

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Cuéntenme qué les está pareciendo, si quieren que sea más expresiva o algo así, cualquier crítica constructiva es bienvenida.
No sean tímidos, los leo.

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2020 ⏰

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