Una Cruzada en Nueva Londres IV

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Aun era de madrugada y ya estaban todos reunidos en la parte alta de la catedral de Nueva Londres. Desde este punto de ventaja Cruzada observaba la ciudad que estaba ante ella y la misma no le terminaba de agradar, demasiado norteamericana, aun le dolía la pierna derecha. Arriba de ella, abordo del "Belleza Negra", el Gringo la apremiaba a subir a bordo, una vez dentro pudo percibir a Arantxa quien estaba algo impaciente, aquel formidable vehículo furtivo iba flotando por encima el ser místico conocido como Auriel los observaba impasible.

Una vez abordo, se acomodó ayudada por Arantxa.

—Gracias linda, —le dijo Sor Lucia a su amiga—, creo que nunca terminaré de agradecerle al Arcángel Auriel por salvarme la vida, pero algo oscuro y vil se cierne sobre nosotros y todo aquello que conocemos. A mis superiores no les agradan mucho mis métodos y me están examinando, dentro de su evaluación me pidieron hacer algo de lo cual ya conocían los resultados o eso creían y aunque aquello que encontré no es concluyente en sí, tengo motivos para creer que al antecesor de mi superior inmediato en esta ciudad y evaluador; el operativo Templario, —a través de las cámaras internas el Forajido se percató de un leve temblor en la hermana al referirse a esta persona—, fue asesinado por unos supuestos pandilleros locales quienes de alguna manera fueron contactados por alguien conocido solo como El Maestro.

—Un momento, —intervino Auriel—, a ese hombre lo arrestamos y entregamos hace más de un mes, —agregó extrañada—, ¿Cómo pudo hacerlo?

—Como decía eso no es importante, —replicó Cruzada retomando el hilo de su conversación—, no me es fácil decirles esto pero necesito su ayuda, no sé si Arantxa le haya dicho el por qué vino aquí y supongo que las noticias no reportaron nada de este lado del río Bravo, pero nosotros nos encontramos con un individuo muy peligroso quien la secuestró y casi la mata, pero luego de liberarla debí desactivar un artefacto termonuclear, aunque había otros tres y solo uno detonó en la órbita, perdimos un buen amigo y el bruto conocido como Paladio o Espartano perdió el control y causó una cantidad inimaginable de destrozos, al final quien ideo todo eso se nos escapó y le causo mucho daño a la ya deteriorada imagen los meta humanos, lo cual aunque no nos parezca, da razón de existir a organizaciones como la mía o actividades como las de el Gringo.

—¿Entonces todo este tiempo nos estuviste vigilando Sor Lucia?, —la interrogó Arantxa visiblemente molesta.

—Lo siento linda pero ese es uno de mis trabajos más importantes, el otro aunque resulte casi irracional, es buscar evidencias de la existencia de demonios y darles cacería para hacerlos volver al abismo de donde vienen. No te enojes conmigo, tú viste lo que ese bárbaro hizo en la ciudad, no es nada personal linda y ustedes no son los primeros de su tipo en existir, ¿o me equivoco Gringo?

—Tú amiga esta en lo correcto Audaz, —agregó el Forajido de manera escueta—, hasta ahora hemos sido capaces de encontrarlos y detenerlos, nuestro problema principal es que cada vez son más y debemos tener los medios para controlarlos de ser necesario.

—¡Por supuesto!, —replicó la joven universitaria con algo más que molestia.

—Aunque en mi orden tenemos ya ubicado y estamos por neutralizar a quien hizo que ese grupo de matones me atacase. En definitiva estaban bien entrenados y equipados, sin ese rifle de francotirador habría podido encargarme de todos ellos sin ayuda.

—Auriel usted esta tan circunspecto como de costumbre, —se giró el Forajido mientras señalaba el monitor holográfico de C.E.S.I., —el proyectil era calibre .50, quien lo disparo quería asegurarse de vulnerar su armadura en el pecho hermana, en verdad querían matarla.

—Para mi nadie sabía que yo venía hacia esta ciudad para apoyar en las labores de actualización de nuestro puesto de vigilancia, solo... ¡los miembros de la orden!, —agregó con furia Sor Lucia—, pero no tiene sentido, modestia aparte soy la mejor operativa de la orden de este lado del Atlántico, la única razón que me viene a la mente es que de alguna manera otra organización hubiere infiltrado a mi orden...

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