Nieves

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Tonta no era, en lo absoluto.

Y lo recordaba todo, desde su vida antes de ser maldecida hasta el secuestro.

Su compañero de toda la vida simplemente le había malentendido cuando trato de explicarse.

Cuando era niña fue convertida en un muñico de nieve por una bruja y condenada a vivir así el resto de su vida, limitada de movimientos carente de expresión o de habla se resignó a vivir así al pasar de los años, sin embargo un día Rubén la encontró y la trato como si de un humano normal se tratara aun sin saber que en verdad era humana y sin importar que otros lo tacharan de raro el nunca dejo de hablarle acompañarla y defenderla.

Habían estado juntos durante un largo tiempo, conocía a la mayoría de sus amigos y la había bautizado como Nieves.

Sin embargo un día ella se perdió entre las minas de Karmaland había pasado semanas ahí, preocupada por el chico al que le tenía un especial afecto un día intentando encontrar el camino de vuelta se topó con un ser extraño que no la ignoro como los demás mods lo hacían, el ser era grande y con apariencia humana pero en su espalda se veían dos grandes alas profundamente negras.

El ser se acercó hasta ella y en un susurró pronunció su verdadero nombre lo que la aterro en sobremanera dado que ya hasta ella había empezado a olvidarlo.

Antes de que pudiera irse aquel sujeto la tomo como pudo sin darle chanse a defenderse, la arrastro hasta un portal que no pintaba nada bueno.

Al cruzarlo un fuerte temblor invadió todo su cuerpo y su vista se nublo completamente en un instante. Al salir del portal el de apariencia angelical volvió a tomarla está vez diferente, pasaron un par de minutos para que volviera a recuperarse del todo y entonces.

— ¡No! — abrió su boca tras escuchar ese sonido y un temblor constante se apoderó de toda ella.

Llevo una de sus manos lentamente hasta su garganta y la toco suavemente sintiendo por primera ves en mucho tiempo su piel, llevo la misma mano frente a sus ojos que en instantes se llenaron de lágrimas, su extremidad no era más una rama ahora tenía toda la apariencia de un brazo humano, bajo su vista a todo su cuerpo y lo observó cubierto sólo por una tela totalmente blanca y delgada que simulaba un vestido.

Y entonces por primera vez en años sintió las tibias lágrimas recorrer sus mejillas.

Era humana de nuevo.

— ¿Q-Que es esto? — involuntariamente llevo de nuevo su mano hasta la garganta sin poder creérselo aún, aquella era su voz.

El "Ángel" la arrastraba de la muñeca sin mucho esfuerzo hasta un gran castillo de tonalidades pasteles sin darle tregua a procesar todo lo que ocurría.

Cuando entraron por las grandes puertas y la llevaron a un gran salón que daba lugar a un único trono en medio de la sala con una mujer extremadamente grande sentada en el rodeada por seres similares a ángeles con la cabeza hacia abajo.

Aquel que la llevaba sin decir palabra la dejó frente a la gran dama y la obligó a arrodillarse y bajar la cabeza sumisa.

— no es necesaria tanta rudeza mi querido querubin — hablo con tono suave la mujer sentada en el trono — levanta la cabeza querida...

Sin entender muy bien todo lo que le sucedía en un instante la obedeció, levantó lentamente la cabeza aún temblando y con los ojos inundados en lágrimas.

La mujer que en un principio parecía hermosa e inocente sonrió abiertamente y sus ojos se tiñeron de Escarlata rodeada por un aura negra, la imagen le congeló la sangre a la pobre Nieves. 

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2020 ⏰

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Doncellas [KARMALAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora