Akira

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Su héroe era algo peculiar...

Y no lo pensaba por el hecho de que había construido con sus propias manos un palacio sobre una plataforma por sobre  un par de kilómetros del mar.

O por las pinturas de si mismo que tenía en el recibidor.

Ni por que nunca llevaba más que sus pantalones y botas bajo la armadura.

En las dos semanas que llevaba viviendo con el nunca le juzgo por aquello, es más le parecía algo de admirar la estructura de su castillo, era un caballero muy divertido además, y por lo que pudo notar que no sabía si se debía a por que era una persona en especial quien siempre lo llamaba o el era simplemente así que tenía muy poca paciencia con algunas cosas.

El lugar era bastante grande dentro y fuera o arriba y abajo era muy espacioso, las veces en que este salía a algún lugar le dio la libertad de explorar los alrededores.

Había un lugar en especial al en el cual se quedaba por horas e incluso aveces de noche, la casa del árbol era una cosa hermosa y ahí se encontraba justo ahora siempre mirando hacia el cielo o jugando con sus pies descalzos en el estanque que había ahí también tomaba cortas siestas en la hamaca a un lado. Era simplemente hermoso estar ahí.

— ¡AKIRA!

Oyó que la llamaron desde abajo y se apresuró a bajarse de la hamaca corriendo a la parte interior de la casa del árbol.

— ¿Si? — respondió lo suficientemente fuerte para que el dueño de la casa la oyera desde ahí pasando uno de sus mechones de pelo tras la oreja que caían por su rostro al ver hacía abajo.

— ¿Puedes bajar un momento querida? — le pidió amablemente y no se extraño que la llamase así, lo hacía todo el tiempo claro con su permiso.

— ahora bajo.

El de vestimenta morada asintió y se movió a un lado viendo en otra dirección, ella siempre llevaba vestido por lo que le dio su tiempo antes de voltear a verla asegurándose a que aya bajado por completo y no hubiese ningún accidente ni mirase algo demás.

— ¿Puedo ayudarte en algo? — pregunto al terminar de bajar y acomodarse su ropa.

— la verdad si — al fin volteó a verla y Akira noto entonces que hoy no llevaba el pecho descubierto si no que traía una camisa sin mangas y de cuello alto algo ceñida y una chaqueta blanca con bordes morados arremangada — veras hoy tendremos visitas — le explicó juntando sus manos como en una súplica — y de antemano quisiera disculparme por lo tonto que es mi amigo pero tu avisame si en algún momento llega a fastidiarte que lo reviento a ostias, o no de igual manera puede que se la gane solo, en fin traerá a una amiga es una dama que también fue rescatada de el mundo de caramelo aunque ella es... un caso especial, parece que también perdió la memoria igual que tu pero le ha afectado también otras cosas.

— eso es terrible...

— si, y también quería comentarte otra cos- — el sonido de una alarma lo interrumpió y rápidamente una pantalla holográfica apareció frente a el — Rubén...

— ¡Samuel! — se escuchó la voz de otro chico emocionado — ya estoy aquí afuera y Nieves viene conmigo.

El nombrado suspiro y sonrió relajado antes de contestar.

— bien voy en camino a abrirte quédate quieto — sin darle oportunidad a contestar corto la llamada. — hablaremos luego si, si gustas quédate aquí yo ahora vuelvo.

—   eh ¿Puedo acompañarte?

El peligro detuvo su andar y volteó a verla la miro unos segundos para luego sonreír y asentir por lo que lo alcanzó y ambos se encaminarnos al ascensor.

Cuando por fin estuvieron abajo el peligro le ofreció la mano para bajar por las escaleras y ella accedió levantando un poco el vestido con la otra mano para no pisarlo, cuando iban acercándose a la gran puerta de madera pudo ver a través de esta la figura de un caballo y la de dos personas.

Vegetta se apresuró a abrir dejando entrar a su amigo y compañera.

— vaya hombre llevo esperándote 3 siglos — fue lo primero que oyó por parte del invitado.

El invitado traía una sudadera completamente blanca, traía la capucha de esta puesta por lo que se podían admirar el par de orejitas que salían de esta, su cabello era blanco y su tez pálida y si no fuera por el par de orejitas cafés juraría estar viendo un fantasma.

— Calla que tampoco a sido para tanto.

— bueno déjame presentarte, Nieves — llamo la atención de la chica a quien ayudó a bajar del caballo para llevarla frente al pelinegro — Nieves el es Vegetta, Vegetta ella es Nieves.

Nieves era pequeña y bastante linda traía el cabello naranja en dos trenzas que caían sobre sus hombros y su fleco sostenido por un lindo broche en forma de copo de nieve y en su rostro lindas pecas salpicadan sus mejillas.

— es un placer señorita — su héroe se acercó a ella y con sumo respeto repartió un beso en cada mejilla.

— un, es- — se notaba en su rostro cierta frustración al intentar decir algo.

— tranquila, tomatelo con calma — la tranquilizó el albino poniendo una de sus manos tras su espalda.

— uh con que así de serio es...

— si, de esto es de lo que te hablaba. Nieves no puede comunicarse muy bien, hemos intentado por señas o escrito, le va mejor las señas pero a mi me cuesta entenderla un poco, parece que tras pasar el portal perdió su capacidad para hablar y así no se bien que le hicieron allá.

— bien es mejor que continuemos adentro — el dueño del castillo se volteó y al verla abrió los ojos sorprendido y apenado — lo siento Akira olvide presentarte — extendió la mano hasta ella señalandola — Akira el es Rube- — cerró la boca y miro a otro lado antes de continuar — Rubius y la señorita es Nieves, Nieves Rubius ella es Akira mi huésped.

— Es un placer — se acercó ella a saludar a ambos así como Vegetta lo había hecho antes con Nieves.

— el placer es mío — el albino vio como su compañera alzaba la mano — y el suyo también.

— bien, subamos.

— eh Vegetta pero a mi no me saludaste correctamente — se quejó burlón el albino.

El peligro lo observó fastidiado un instante sin embargo en cuestión de un segundo su mirada cambio de una hastiada a una divertida y una sonrisa de lado se formó en su rostro.

Se acercó hasta el albino que sonreía divertido y lo tomo por la nuca con una mano y depositó un beso en una de sus mejillas, pero cuando estaba por darle el segundo sus labios se dirigieron a la comisura de los contrarios y con un poco más de fuerza le plantó un beso ahí.

Algo alterado el de sudadera blanca se separó de el completamente espantado y sonrojado a lo que el otro río y se hizo el tonto alejándose para llegar a las dos señoritas.

— ¿les parece si subimos Bellas damas? — le ofreció un brazo a cada una para que se apoyarán en el y las dos lo aceptaron para comenzar a subir.

Akira algo disimulada volteó para observar al albino, este aun se encontraba en su lugar y con las mejillas encendidas rozaba el borde de sus labios con la punta de los dedos, miro como luego sacudida la cabeza en negación y se acercan al caballo para llevarlo cerca del muro y luego seguirlos con la mirada en el suelo.

Su vista luego se posó en el dueño del castillo, se veía feliz, completamente radiante.

No sabía si debía suponer como lo estaba haciendo, pero creía saber algo nuevo de su héroe.




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Se supone que iba a subir esto ayer pero ya no pude jsjsjsjs

Gracias por su tiempo perdón por las Faltas TuT

Crédito de la imagen en ella.

Doncellas [KARMALAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora