Capitulo 4.

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--- Ameri~ ¿tanto tienes que pensar? Ya han pasado cinco minutos --- estaba perdiendo la paciencia --- Acaso... ¿No te importa mi hermano?

--- No digas estupideces --- quería gritarlo, pero sabía que algo tramaba.

--- Las horas pasan, mi paciencia se acaba, el horror surge y la ayuda se acaba.

--- ¿Que? --- dijo al escuchar tal rima.

--- Ahí esta la pista que tanto necesitas --- se puso de pie --- Mi tiempo es oro, yo me voy.

Amerí se quedo observando observando, hasta el último momento en que se marchó.

No, ella no iba a correr tras el, solamente a suplicar por su ayuda.

--- Piensa.... --- trato de recordar la rima --- Las horas pasan...

Mientras la peli-roja pensaba, el chico peli-azul se dirigía con una gran sonrisa hasta su casa, para su suerte, no tenia que caminar, pues un gran carro iba por el.

--- Llegamos señor.

--- Pero que rápido, apenas y estaba torturando a la roja --- abrió la puerta del carro y bajo.

Una gran mansión era lo que había enfrente.

Las cosas con Amerí... No iban del todo bien.

--- Puede que este sufriendo y yo aquí perdiendo el tiempo.

Aun seguía en la escuela ¿por que?

Aunque ella no lo sintiera, algo va a ocurrir esa tarde.

Y ¿Que pasa con Iruma?

El chico, con cadenas en sus manos, caminaba de un lado a otro.

--- Esta bien... --- susurro.

La puerta de la habitación de abrió, dejando ver a su padre con un plato de comida y un baso de agua.

--- Hola hijo --- sonrió.

--- Hola papá.

--- Te traje de cenar --- se acerca hacia el, deja la comida en la pequeña mesa que se encuentra en el centro --- Come y después podrás bajar.

--- Gracias padre.

El mayor sonrió, dio media vuelta y empezó a caminar.

Era ahora o nunca.

Lo único que se pudo escuchar en ese lugar, fueron gritos de dolor.

¿Que paso?

Lo que ahora importa es que Iruma se encuentra afuera de su casa, miraba a su alrededor si alguno de los vecinos se encontraba afuera.

Seria muy malo que alguien haya escuchado.

Al notar que nadie se encontraba afuera, empezó a caminar.

¿Rumbo?

Ninguno, pues no sabía donde vivía su abuelo, suspiro al pensar en eso.

--- Solo por esta vez, guiarme por un buen lugar --- susurro mientras miraba al cielo.

La inmensa luna ya estaba tomando lugar en el cielo.

No dijo nada mas, solo oculto sus frías manos en los bolsillos de su pantalón y empezó su camino.

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