La oscuridad inunda el ambiente, No soy capaz de ver absolutamente nada. Todo es silencioso y el frió envuelve mi cuerpo. Por unos segundos me relajo y trato de cerrar mis ojos, Pero entonces la voz de una mujer acaba con la quietud, Elevando su volumen mientras se elevaba la temperatura, Al punto de sentir que ardía.
- Ellys...
Empezó con un susurro amoroso y reconfortante.
- Ellys.
Su tono se volvió frió y espantoso.
¡ELLYS!
¡ELLYS!
¡ELLYS!
De golpe estaba gritándome frenéticamente, Y todo empezó a agitarse y a iluminarse como si alguien hubiese encendido una antorcha.
- ¡Por favor! ¡Levántate!
Al abrir los ojos pude sentir el frió volver a mi cuerpo y la dureza del suelo castigar mi espalda. Mis ojos apuntaban al techo de la celda en la que me encontraba encerrado, Donde un rayo de luz se abrió a través de una escotilla, Reflejándose en la armadura de un caballero que parecía observarme desde allá arriba. Pensé en preguntarle quien era o que estaba mirando, Pero no me dio tiempo a soltar palabra alguna, Sorprendiéndome al lanzar un cadáver por el agujero. Alcancé a rodar por instinto antes de tenerlo encima, Y de inmediato volví a levantar la mirada enfadado, Pero entonces el caballero había desaparecido y solo llegaba a ver el cielo a través de la escotilla.
Fije mi atención en el cadáver, y mientras me preguntaba que clase de demente arroja un cuerpo descompuesto en una celda, Vi una llave de acero oxidado en la mano de aquel cuerpo sin vida. La llave era del tamaño de la cerradura en mi celda... ¿Aquel extraño tenia intenciones de liberarme? No hubiese estado de mas que me dijese algo para variar.
Extendí mi mano hacia la llave, pero la detuve en el aire al ver su piel, o mejor dicho, la ausencia de ella. Un horrible frió recorrió mi interior y empecé a desesperarme al volverme consciente de la ausencia de latidos en mi pecho. Con temor toqué mi rostro, sintiendo en mis dedos una superficie carnosa y áspera.
- ¿Q-Que me sucede? De donde- Por que- ¡¿Como paso esto?!
Trataba de encontrar una respuesta en mis pensamientos, Pero era incapaz de recordar mucho mas que mi nombre y datos básicos, Nada útil respecto a como llegue a esta celda. Sin embargo, la reconocía, Se trataba del burgo de Lordran. Nunca lo había visitado, pero puedo recordar haberlo visto en pinturas.
Con el temor dominando mis facultades y la desesperación haciéndose presente en mi voz empecé a gritar detrás de la puerta, hacia los pasillos
- ¡Alguien sáqueme de aquí! ¡Algo esta pasándome! ¡Soy un caballero, no merezco el cautiverio!
Mis gritos de angustia solo se veían respondidos por el eco que se extendía hasta el final del pasillo, Perdiéndose entre los lamentos de otros prisioneros y los chillidos de las ratas.
Entre el susto y la ansiedad había olvidado por completo que ya contaba con la llave de la celda. Volví hacia el cadáver y le arrebate el objeto de las manos. Por un segundo, me quede viéndolo... Su cuerpo estaba en las mismas condiciones que las mías. Lo que no entendí en ese momento fue el por qué yo estaba moviéndome mientras él permanecía sin vida, en el suelo. Traté de no pensar mucho en ello, Necesitaba centrar mi atención en salir de la celda y hallar respuestas.
Abrí aquella vieja puerta, teniendo que usar algo de fuerza ya que el acero estaba oxidado por completo. Al salir comencé a caminar con un sentimiento de incomodidad constante. Era el tipo de lugar en el que no quieres estar solo y desarmado. Al final del camino me encontré con una escalera en la pared y sin pensarlo mucho empecé a escalar.
Me vi frente a una gran puerta y... frente a una gran bestia. En el momento en el dí un paso en aquella sala, salto del techo una criatura abominable de tamaño colosal. Su piel verdosa e inhumana, sumado a sus dientes y ojos demoníacos, parecían advertirme del infierno en el que me había metido.
Mis piernas temblaban. Fueron solo 5 segundos, 5 segundos convertidos en un castigo de 100 años, 5 segundos eternos, si algo así fuese concebible en este mundo. En sus manos cargaba un mazo gigante, que sin duda me destrozaría de solo un golpe. Para mi suerte, logré hacer que mis piernas reaccionasen antes de que su arma aplastase mi cuerpo, y rodé hacía un lado, Sintiendo mi respiración cortarse, si es que aun contaba con pulmones. El suelo tembló ante el impacto, con el mismo temor con el que temblaba mi cuerpo entero. Las columnas se desmoronaban en pequeños pedazos a cada pasó de la gigantesca criatura, Incluso sentía como el suelo parecía querer rendirse y dejarnos caer dentro de la fosa.
Una puerta se abrió a un costado de la bestia ¡Una bendición de los dioses para poder escapar! Ni siquiera lo pensé, y comencé a correr con todas mis fuerzas, cerrando los ojos, esperando no recibir el golpe de la bestia en el camino. Levantó su mazo y lo estrelló contra el suelo, a solo unos centímetros de mi. El impacto me envió volando como una piedra contra la pared... Si en verdad estaba muerto, no entendía como podía sentir tanto dolor físico. Con las fuerzas que me quedaban me arrastre con desesperación hasta la puerta y una vez entré, se cerro detrás de mi, Parecía tener alguna especie de mecanismo.
Reí con torpeza, Feliz de estar vivo, pero entonces un nudo se formó en mi garganta... Un caballero, huyendo ante el miedo, riendo como un cobarde ante su exitoso escape. Mi padre estaría avergonzado.
baje las escaleras y, entonces, Encontré una hoguera. Aquel crepitar del fuego se volvió el sonido mas hermoso dentro de este horrible lugar. Al descansar frente a él, me envolvía un calor familiar, Casi sentía que podía oler el aroma de mi hogar y saborear la comida de mi madre. Madre... De repente su recuerdo volvió a mi, junto con el de mi padre. El recuerdo de una noche nevada junto a la chimenea, Donde mi padre contaba historias de dioses y dragones. Una sonrisa se dibujo en mis ya muertos labios... El descanso llamó a mi puerta y no dudé en contestar. Cerré mis ojos y dormí, Junto al calor del fuego, ignorando a la bestia que estaba fuera, con ansias de matar, ignorando que estaba encerrado.
Y todo se volvió oscuro.
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Bajo la luz del sol oscuro
FantasyLa vida de un caballero no es fácil. Mucho menos cuando el rey al que sirves desaparece, Dejando a sus espaldas a un reino Que lucha día a día contra una maldición que no comprende. Si tienes suerte, Todo acaba con la muerte. Sino, Te levantas y sig...