1. Un sueño con sabor a nutella.

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Los rayos del sol iluminaban su trabajado cuerpo(así como en Twilight), es perfecto, lo juro. No podía creer que esto estuviera ocurriendo. Su bello rostro junto al mío..., simplemente era el mejor momento de mi vida. Podía sentir su exquisito aroma a vainilla y menta, ¡MALDITA SEA, HUELE INCREÍBLE!

¡Ana, concéntrate!, estás a punto de besar al chico de tus sueños, ¿recuerdas?.

Bien, bien. Disculpa, pero es que este tipo en serio huele muy bien, sabes que no puedo resistirme
a los hombres con a...

Sentí algo suave, muy suave, rosar mis labios, abrí un poco mis ojos y la poca distancia que nos separaba había desaparecido, ahora nuestros labios estaban unidos en un tierno y muy dulce beso... Fue algo majestuoso, podría jurar que estaba en el cielo y ese sabor a nutella que lo mejoraba todo... ¡Momento!, ¿sabor a nutella?, ¿acaso Robert estuvo comiendo nutella? No, eso es imposible, hemos estado todo el día juntos y no lo he visto ni siquiera comer aunque sea una cucharada.

Cuando nos separamos me tomó por la cintura y nos hizo recostarnos el césped, volvió a unir nuestros labios con un hermoso beso, pero ese exquisito y extraño sabor a nutella no desaparecía. Cerré los ojos y me dejé llevar tratando de olvidar aquello.

(***)

Una molestosa luz yacía frente a mi rostro, la imagen no era del todo clara pero sí había una luz. Mi vista se fue aclarando y puedo jurar  que no era sólo una luz... era una cámara... Me levanté de un salto y, ahora que veía bien, pude darme cuenta claramente de quién sostenía la máquina, mis hermosos hermanos.

Ambos abrieron los ojos de par en par sorprendidos dirigiéndose lentamente hacia la puerta. Achiné los ojos y me lancé como una fiera hacia los dos, sin embargo los muy desgraciados lograron escapar.

—¡QUÉ LES DEN, PUTOS, QUÉ LES DEN! —dije mientras corría detrás suyo.

—¡Te amo, hermanita! —gritó Cory.

—¡Serás todo un éxito en... —sentí algo caer— ¡Ouuuuch!.

—¡JAJAJAJAJA! —se rió Cory. Llegué hasta él, me puse a su lado y me asomé por la barandilla.

Connor, quien yacía en el suelo ya que siempre baja las escaleras como un maniático, estaba gritando de dolor.

—¡Te pasa por puto! —le grité. Mamá salió de la cocina con una expresión nada feliz.

MOMENT!, ¿MAMÁ?

 —Connor... ¿q-qué te pasó? —preguntó acercándose a él.

—¿Que no ves? Me caí —respondió Connor.

—Pues párate —dijo mamá fulminándolo con la mirada. 

—Pero me duele —colocó una carita de cachorrito.

—Debiste haberlo pensado antes de responderme así —se dio media vuelta y caminó hacia la cocina.

—¿Te ayudo? —pregunté con todo mi encanto.

—Sí, por favor —miró hacia arriba.

—Debiste haberlo pensado antes de hacerme eso -—le saqué la lengua y me fui a mi habitación.

Entré y había un extraño y asqueroso olor, lo dejé pasar, seguro fue alguno de los dos que se tiró un pedo. Busqué por todo mi cuarto hasta encontrar mi reloj, 7:47, bien, tengo mucho tiempo. Saqué unos vaqueros negros algo ajustados, una camisa de cuadros azules y una musculosa negra con una gran mancha de leche y claro, también mis hermosas, aunque un poco viejas, converse. Me dirigí al baño a darme una ducha, pero antes, como siempre, me miré en el espejo. Nada fuera de lo normal, parecía un zombie, claro, un zombie con una ceja, bigotes y "i'm beuriful" en mi frente.

¡No seré otra zorra! |Pausada Temporalmente|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora