4. Trauma de por vida.

340 22 1
                                    

¿Alguna vez han sentido esas 'mariposas' en el estómago? Bueno, yo sí, cuando tenía catorce y todo gracias al idiota que tengo a mi lado. Si esto hubiese ocurrido en ese tiempo estaría totalmente sonrojada y mi cuerpo tiritaría hasta el punto de parecer... no sé, un pez fuera del agua. Lo que 'sentía' por Sebastian ya pasó, no hay rastro que diga lo contrario y puedo estar 100% segura de aquello, pero ese escalofrío que me recorrió el cuerpo... me transmitió algo... algo hermoso... y es que tengo la sospecha de que estoy enamorada de él.

Nah, es broma. Tenía frío, eso es todo.

Corrí mi mano y rápidamente levanté mi trasero del piso.— Ya, llévame.

Sebastian se levantó de un salto y corrió al auto para echarlo a andar. Abrí la puerta del copiloto y me introducí en su asquerosamente aromada camioneta, este hizo lo mismo.

—Supongo que te llevo a tu casa, ¿no?. —preguntó en una sonrisa. Claramente se notaba que era burlona. Aunque debo admitirlo, mi vida social no me enorgullece para nada.

—¿A dónde si no?. —pregunté irónica acomodándome en el asiento. Este volvió a sonreir, pero ahora se trataba de una sonrisa más amplia. Sus dientes realmente estaban blancos.

—Entonces eso es un sí.

—¿Me dirás a qué se debe que estés tan caritativo?. —fruncí el ceño.

Odio que la gente me haga favores, ya que eso quiere decir que les debo uno y no tengo tiempo para esas cosas.

—Ya te lo he dicho. Quería ser agradable con una AMIGA, pero claramente a ti te vale un bledo, así que... —suspiró sin saber qué más agregar.

—Eso ni tú te lo crees. —recosté mi cabeza en el asiento y fije mi mirada en la calle

—¿Cuál es tu problema con la gente?. —fijó sus ojos en mí y al sentirlo hice lo mismo— Nunca que te he visto socializando con gente que no sea tu hermano o su amiguito ese.

—Primero, no quites la vista de la calle. —suspiré.— Y segundo, es sólo que... ¿para qué tener amigos si después de todo los perderé al morir, no? Será malgastar mi tiempo.

—Eso sinceramente es estúpido. —rió, provocando que me enfadase.

—Es lo que a mí me gusta, ¿vale? No te interesa en lo absoluto. —dije, dando por finalizada la absurda conversación.

No sé qué clase de problema se supone que tengo con las personas, el simple hecho de que no me guste hablar con montones y montones  no quiere decir nada. Digo, para una chica como yo no está mal. Siempre me he conformado con lo que tengo y siempre lo haré.

—¿Quieres jugar algo?. —interrogó, haciendo desaparecer un hermoso silencio.

—No. —respondí secamente, cruzando mis brazos por encima de mi pecho.

—Bien, consiste en escoger un color e ir contando los autos o cualquier otro transporte que pase de aquel color, ¿vale? El que cuenta más gana.

—Pareces un niño pequeño. —me dirigió una mirada de 'cachorrito' mientras el semáforo estaba en rojo. Bufé cansada— De acuerdo, escojo el blanco.

—Buena elección. —sonrió— Yo escojo el negro. —volvió a fijar su vista en la pista esperando a que el color verde apareciera.

¿Quién lo diría? Yo, Anastasia Sky, en el auto de Sebastian Matters jugando jueguitos(jugando juegos, WOW) de niños pequeños.

—¿Empecemos?. —preguntó echando a andar el auto otra vez. Asentí con mi cabeza.

Básicamente la mayoría de el viaje consistió en los dos jugando y peleando. Resulta que un auto BLANCO sin lavar, o sea, con suciedad por todas partes, cuenta como negro y las bicicletas no cuentan, ya que según él no es un transporte, sino una máquina de ejercicios. Eso fue lo que él dijo, no yo. Él es el estúpido, no yo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 11, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¡No seré otra zorra! |Pausada Temporalmente|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora