❥ 𝘾𝙚𝙡𝙤𝙨 ❥

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Edad: 16
Relacionado con: ningún cómic en específico
Advertencia: no
Partes: 1/1

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Damian Bruce Wayne Al Ghul era un chico curioso más que nada. Tras una historia trágica, enrevesada y complicada a rabiar, se escondía un simple chico de 16 años. Y aunque también portase el manto de Robin por las noches oscuras de Gotham, lejos de esa realidad también era simplemente Damian. Al principió le costó bastante adaptarse a tener una doble vida, pues ninguna de ellas era fácil. Por una parte tenemos al hijo de Batman, entrenado desde que nació para matar, un accidente biológico pero que brillaba por si solo y que tras largos años por fin estaba a gusto con su padre. Y por otra parte tenemos al sexy hijo del playboy multimillonario empresario Bruce Wayne, no era fácil ser Damian, pero con el tiempo se acostumbró a todo lo ello conllevaba.

Una de las personas que le había ayudado a llegar a este punto de satisfacción fue la que ahora era su novia, (aún secreta para el resto del mundo, para que los buitres de la prensa no se abalanzasen a ella). La chica que en un principio no tenía ningún interés en él, que no le trataba de manera especial por ser hijo del gran Bruce Wayne, y aunque Damian al principio lo negara, eso le conquistó.

Se echó un vistazo más en el espejo, se peinó una ceja con su dedo pulgar, tiró un poco del cuello de su chaqueta y salió disparado fuera del baño.

-¡Hey! ¿A dónde vas? -Le paró Dick viendo como caminaba tan embalado por el pasillo.

-A donde no te importa, Grayson. -Damian continuó caminando ignorando al nombrado.

-¡Oh vamos! -Exclamó cansado. -¿Tan malo soy intentando ser un buen hermano?

-¡Oh, sí! ¡Eres el mejor hermano del mundo por preguntarme a donde voy Grayson! -Expresó con falsa emoción sin incluso mirar hacia atrás para observarle.

-Nunca cambiarás, ¿verdad? -Se cruzó de brazos.

-No necesito cambiar. -Sonrió. -Yo ya soy perfecto.

Y dicho eso, Damian salió por la puerta principal de la mansión Wayne, encontrándose con Alfred aparcando la limusina.

-¿Necesita que lo lleve a algún lugar, señorito Damian? -Se ofreció desde el coche.

-No, pero gracias Pennyworth.

Damian cerró su chaqueta y metiendo las manos en sus bolsillos, salió completamente de la mansión Wayne. No era algo que soliese hacer, pero sí que le gustaba caminar solo de vez en cuando por la ciudad, era algo que le relajaba y le hacía disfrutar de su reflexión.

Su novia vivía en el número 11 de la séptima avenida, no estaba muy lejos del centro de la ciudad, no llegaría muy tarde. Habían quedado en que la recogería allí e irían al cine juntos, un plan normal pero uno que le hacía especial ilusión, no por nada en especial,tan solo porque estaría con ella.

Unos minutos después, tras recorrer medio Gotham, cruzarse con gente y escabullirse de algunos periodistas, Damian llegó a la manzana donde la encontraría. Caminando hacia a la casa de esta, torciendo la esquina de su calle, pudo ver con sus propios ojos como un chico le entregaba un paquete de bombones y unas flores, unos narcisos, sus favoritos, su flor favorita, a SU novia. Su ceño se frunció seguido de sus puños y mandíbula,los cuales apretó con rabia.
Tras entregarle los objetos a la chica, esta le abrazó sonriente y se despidió de ella, caminando hacia la esquina donde se encontraba. Damian comenzó a caminar hacia la dirección de la casa de su chica, cruzándose con el chico, al cual no le dejó espacio en la acera y le hizo chocar con su duro hombro.

-¡Oye! -Exclamó exaltado el chico.

Damian le echó una de sus miradas asesinas, matándolo al instante si es que eso fuera posible. El chico tan solo siguió su camino algo asustado. Angie que le veía venir y había presenciado toda la escena, miraba a Damian sabionda y confiada, confundiendo a su novio. ¿Es que no pensaba esconderle que le estaba engañando?

-¿Por qué? -Preguntó seriamente cruzado de brazos cuando llegó frente a ella.

-¿Por qué, qué? ¿Damian? -Reformuló la chica acercándose más a él, sonriente.

-¿No piensas ni ocultarmelo? -Bufó.

-¿Que debería ocultarte? -Angie habló antes de que él continuase. -¿Debería ocultarte que me ha traído esto para ti?

Damian quedó paralizado. Espera, ¿qué?

-¿Es gay? -Soltó confuso mientras tomaba los regalos que ella le tendía.

-No, tonto. -Rió. -Es el florista. El otro día que pasé por la floristería había una oferta en la que si escogías un ramo de flores te daban unos bombones de regalo, y ha venido a traérmelos antes de nuestra cita.

-¿Entonces son tuyos? -Se sentía completamente tonto.

-Sí, idiota. ¿En serio creías que te engañaba? -Le miró divertida.

-No, no. -Intentó mentirle para no parecer más estúpido de lo que era en ese momento.

-Ya, claro. -Puso sus manos en el cuello de este. -Soy tu novia, no puedes mentirme.

-No te lo voy a negar. -Susurró seductor.

Y entre una pequeña risa de los dos, se fusionaron en dulce beso el cual duró un par de minutos, tras caricias y toqueteos. Finalmente salieron a su tan esperada cita. Vaya pareja que hacían.














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🌷;; Damian Wayne | One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora