-¡Hey! ¡Basta!-Exclame enojado. -¿Que es lo que quieres, eh?-Bufé.
-Quiero que te alejes de mi casa; eres un extraño y vaya que eres un muchacho muy raro y molesto. Tu prescencia no me es agradable.
Salí disparado del baño con el cuerpo temblando y tomé el telefono para marcar a mi madre.
En cuanto contestó le cuestioné sobre el pasado del departamento.
-Hola má, ¿como estan todos alla?-Dije nervioso esperando que no me hiciera larga la respuesta.
-Todos estamos bien, Niall, ¿Y tu? ¿Como estuvo el vuelo?
-Si, estuvo todo bien.-suspiré. -Oye má, ¿Alguien habitaba la casa antes que yo?
-Eh... sí una chica llamada Jossie o Jessie, Jess, no lo sé, algo así.
-Oh... ¿Y ella?
-Bueno, supongo que en algún lugar del país, hijo.
-Ahh, está bien mamá. Llamare seguido, te quiero, buenas noches y perdón por llamar tan tarde.
-Está todo bien, Niall. Te quiero bebé.
-Yo a ti también, saludos a mi papá de mi parte.
Colgué el teléfono con las manos temblando. Voltee mi cabeza hacia ella y la mire con el seño fruncido.
-¿Qué?-Dijo mordiendo un moffin.
¿Que? Ella robó cosas de mi cocina. Es suficiente se está pasando de la raya.
-¡Oye!-Grite furioso y le quité brusco el muffin de las manos. Luego le di una mordida. -Es... Mío.
-Como quieras, ¿Cuanto tiempo estarás a aquí? O más bien ¿por que no te vas ya?
Vacile unos minutos mientras me acababa el panquecito.
-Ahhm.. Déjame pensar.-Dije sacudiendo mis manos. -Ah sí, nunca.
-Bien.-dijo y en un abrir y cerrar de ojos desapareció de mi vista.
Al amanecer, me hice algo de desayuno y a los minutos de haber terminado apareció Jessica.
-Hey hola, buenos días.-saludo abriendo el refrigerador.
La miré, más sin embargo no me preocupe por contestar.
-Tengo algo que decirte.-dijo con cara preocupada.
Yo asentí esperando a que continuara.
-No sé que sucedió, nadie me puede ver; nadie me quiere ayudar y al parecer tú eres el indicado.-tragó saliva. -Te quiero pedir que me ayudes a llegar al otro mundo.
Me quedé callado y deje caer mi vaso de leche derramandolo por toda la mesa.
-¿Es... Estas muerta?-tartamudee limpiando mi pantalón lleno de leche.
Ella asintió con sus ojos echos un mar de lágrimas.
-Por favor. El tiempo se me está agotando, tengo treinta días para cumplir mi pena.
-Claro, claro, yo te ayudo.-dije poniéndome de pie. -Eso sí después te alejas del departamento.
-Está hecho. Gracias.-dijo ella con una amplia sonrisa.-Mañana comencemos.
