Hacía nueve años, ocho meses y siete días que Jihoon se había dado cuenta de que estaba enamorado de Seungcheol. Cinco tortuosos años en los que se había dedicado a mantenerlo en secreto y a conformarse con ser solamente su mejor amigo. Su "hermano".
☁︎
Todo había empezado el último año de instituto, cuando Jihoon llegó nuevo a clase, sin conocer a nadie y con esa actitud algo fría y distante que solía tener cuando estaba nervioso (y cuando no).
La primera semana la pasó sin hablar con ninguno de sus compañeros. Él no hacía nada para entablar una conversación y ellos tampoco. Le parecía bien y lo entendía. Era el chico nuevo, ellos se conocían desde hacía años. No era más que un extraño.
Tenía previsto que la situación se mantuviera así durante el resto del curso. Luego iría a la universidad y listo. Era simple.
Pero entonces, un día, llegó Seungcheol. Era la hora de la comida y el menor estaba sentado en una de las mesas más apartadas del comedor, solo, cuando un chico de piel blanca y fina como la seda y unos ojos oscuros perfilados por unas largas pestañas se le acercó con una gran sonrisa en el rostro.
-¿Está ocupado? -le había preguntado, señalando el asiento que había en frente de Jihoon que claramente no estaba ocupado, pues no había nadie más en la mesa- ¿Puedo sentarme aquí?
Y, sin esperar respuesta alguna del más joven, dejó su comida encima de la mesa y se sentó delante suyo.
Jihoon dio un suspiro y, tras mirarlo durante unos instantes, apartó la vista y siguió comiendo tranquilamente. Que se sentase allí si quería, pero que le dejase en paz.
-Soy Seungcheol, por cierto. Choi Seungcheol. Encantado -dijo, tendiéndole la mano con tanto entusiasmo que casi le dió un golpe en la cara.
Jihoon dejó los palillos en su bandeja con un golpe algo brusco y alzó la vista.
-Jihoon. Lee Jihoon -respondió, mirándole la mano y apartándosela detenidamente.
-¡Lo sé! Vamos juntos a clase, ¿no es eso genial?-exclamó el mayor, sin hacer caso a los ojos en blanco que puso Jihoon- Te he estado observando. Siempre estás solo. Pero tranquilo, porqué yo estoy aquí y... ¡Seremos grandes amigos!
Seungcheol se levantó de un salto y fue rápidamente a ocupar el asiento vacío que había al lado de Hoon. se giró hacia él y le puso las manos encima de las suyas.
Jihoon miró con algo de sorpresa en el rostro al otro chico y luego dio un suspiro.
-Si no hay más remedio... -murmuró- Pero queda prohibido el contacto físico excesivo. No me gusta.
Seungcheol asintió repetidamente con una gran sonrisa y volvió a su sitio.
☁︎
Jihoon recordaba ese día perfectamente. Le dolía. ¿Por qué había sido tan frío con el mayor? ¿Por qué, pese a eso, Seungcheol no se había alejado de él durante todos estos años? Recordaba haberse comportado de forma sarcástica, e incluso llegando a ser algo cruel, con Cheol varias veces. ¿Por qué seguía con él? Jihoon se juró a sí mismo que no se enamoraría de él jamás. Que serían amigos. Pero uno no controla la mecánica del corazón y simplemente acabó sucediendo.
Al principio no quería creerlo. No porqué Seungcheol fuera un chico también, no tenía ningún problema con eso. Sino porqué no le gustaba esa sensación permanente en ese espacio que hay situado entre el estómago y el corazón.
La gente le llama hormigueo. Amor... pero él nunca había pensado que eso fuera un hormigueo. Para él esa sensación era como si alguien le estuviese acariciando el corazón. Algunas veces con mayor fuerza, otras más suaves... Pero eran caricias. Siempre eran esas malditas y agradables caricias.
Y aumentaban cuando estaba con Seungcheol. Era horriblemente preciosa, esa sensación.
Pero, como en toda historia, no todo puede salir bien. Al menos no a la primera. Y, en este caso lo malo no se hizo esperar.
Jihoon llevaba casi diez años enamorado de Seungcheol sin decírselo ni a él ni a nadie. Era su pequeño y amargo secreto.
Y Seungcheol hacía tres años y siete meses que tenía novia.
☁︎
Era un soleado día de verano y Seungcheol y Jihoon habían quedado en casa del mayor para tomar algo. Llevaban un rato bromeando y hablando de temas banales cuando de repente Seungcheol dejo la lata de cerveza que tenía encima de la mesa y se puso serio.
Jihoon lo miró extrañado.
-¿Qué sucede? Hace nada estabas bien.
-M-me... Me gustaría comentarte una cosa -empezó a decir el mayor alzando la vista y mirándolo a través de esas largas y hermosas pestañas que tanto le gustaban a Jihoon-. Sabes que Jihyeon y yo llevamos saliendo desde hace unos años ya. Y... Bueno. Lo estuvimos hablando y hemos decidido que queremos casarnos.
Jihoon no dijo nada. No podía. Se había quedado sin aire en los pulmones y sentía que en cualquier momento los ojos se le iban a llenar de lágrimas. Se limitó a asentir y a fingir su mejor sonrisa. Y, pasados unos segundos, se aclaró la garganta y dijo:
-Vaya. Me alegro mucho por vosotros. Hacéis muy buena pareja. En serio, estoy muy feliz por vosotros. Por tí.
Seungcheol se relajó y ya más aliviado le pregunto si quería ser el padrino.
-Me encantaría -mintió Jihoon.
Estuvieron hablando un rato más y, cuando sintió que ya no aguantaba más, el menor se levantó, dijo que tenía que irse, que tenía cosas por hacer y se dirigió a la puerta.
Seungcheol, asintió, lo siguió y se acercó para darle un abrazo que el pobre Jihoon no tuvo otro remedio que corresponder.
Lo primero que hizo cuando llegó a su casa fue sentarse en el sofá y llorar. Lloró con rabia, dolor y amargura. Se culpó por haber sido un cobarde y no haber llegado a tiempo. Y, por primera vez en toda su vida, deseó no sentir lo que sentía por Seungcheol. Deseó que le gustasen las chicas. Deseó tener una vida normal.
ESTÁS LEYENDO
•Caricias en el corazón• [Jicheol]
FanfictionSeungcheol y Jihoon son mejores amigos desde hace muchos años. Son prácticamente como hermanos. Al menos eso cree Seungcheol. Para Jihoon la cosa es algo distinta. Lleva años enamorado de su mejor amigo y lo ha estado manteniendo en secreto todo est...