Hacía nueve años y ocho meses que Seungcheol se había dado cuenta de que estaba enamorado de Jihoon.
Hacía también una semana, dos días, dieciséis horas y cuarenta y tres minutos que se había comprometido con su novia. A la cual quería mucho, sí, pero no amaba.
Lo peor de todo es que se le había ocurrido la fantástica idea de pedirle a Jihoon, el hombre del cual estaba perdidamente enamorado, que fuera el padrino en la boda. De verdad que no sabía si era estúpido, masoquista o ambas cosas.
Y lo que más le dolía era que Jihoon había accedido. Se había alegrado por ellos y le había dado la enhorabuena. Sin saber que eso lo destrozaba por dentro. Por supuesto que el menor no tenía la culpa de nada; el problema era suyo. El maldito problema era él. Que no se atrevía a decirle lo que sentía por él desde hacía ya tantos años.
Seungcheol de verdad que quería decírselo, pero no podía. Su madre se lo impedía. La mujer había descubierto unos años atrás que Seungcheol amaba a Jihoon y se había puesto histerica. Le había gritado de todo. Que era un anormal, que un hombre debía estar con una mujer y no con alguien de su mismo sexo, que como se le ocurría sentir eso por otro chico...
Y un par de meses más tarde le presentó a Jihyeon, la hija de su peluquera.
Jihyeon no era una mala persona. Era simpática, atenta, con sentido del humor y la cantidad de sarcasmo justo. También tenía carácter. Si hubiera sido un chico definitivamente sería su tipo. El "problema" es que era una chica. Pero eso a su madre le daba igual.
Empezaron a quedar de vez en cuando. Seungcheol no tenía ningunas ganas de ser nada más con ella, pero le caía bien así que podían ser amigos. Al menos según él. Según su queridísima madre no.
Así que un día, mientras estaban ambos en el salón de su casa, a la hora de comer, le dijo de forma "sutil" que ya iba siendo hora de proponerle a Jihyeon ser una pareja formal.
Seungcheol pensó en negarse, en decirle que no quería, que no estaba enamorado de ella sino de un chico. De su mejor amigo, Jihoon. Pero no lo hizo, sabía que sería en vano.
Así que simplemente se limitó a asentir y seguir comiendo, en silencio y sin mirar a la mujer a la que se veía obligado a llamar madre.
☁︎
Habían pasado casi cuatro años desde aquel momento y Seungcheol lo recordaba todavía con cierta amargura.
—¿Cariño? —preguntó una voz femenina que el joven conocía muy bien—¿Te apetece que vayamos a cenar con tu madre hoy? Me ha llamado y me ha dicho que le encantaría vernos.
Jihyeon se acercó al sofá, donde él estaba sentado, mirando la televisión pero sin prestarle atención, y se sentó a su lado.
—¿Hoy? No puedo. He quedado con Jihoon. Lleva unos días muy raro, estoy preocupado —respondió Seungcheol mirándola y dibujando una pequeña sonrisa en sus labios.
Ella asintió con algo de preocupación y le devolvió el gesto.
—Espero que se encuentre bien. Me alegró mucho saber que aceptó ser el padrino.
—Sí. A mí también —murmuró él apartando la mirada, algo nervioso.
Jihoon había tardado una semana en responder a sus mensajes y llamadas. Al final lo hizo el día anterior y, cuando Seungcheol le preguntó por qué había tardado tanto en responder, se había limitado a decir que había estado ocupado.
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•Caricias en el corazón• [Jicheol]
FanfictionSeungcheol y Jihoon son mejores amigos desde hace muchos años. Son prácticamente como hermanos. Al menos eso cree Seungcheol. Para Jihoon la cosa es algo distinta. Lleva años enamorado de su mejor amigo y lo ha estado manteniendo en secreto todo est...