PRÓLOGO

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—Borja, ¿estás seguro de que esto funcionará? —pregunto algo preocupada con la esperanza de hacerle cambiar de parecer.

El chico castaño de unos 27 años me mira con sus ojos color miel acompañado de una sonrisa mientras que da unos últimos retoques a su máquina.

—Confía en mí, todo saldrá perfecto. ¿Te acuerdas de cuál es tu misión?

Asiento con la cabeza acompañada de un suspiro. A veces pienso que le importa más la misión que mi seguridad, aunque sé que es una tontería ya que soy su hermana de sangre; la única persona cercana que aún le queda en el mundo. Nuestros padres murieron cuando yo apenas tenía unos seis o siete años y nunca supimos qué es lo que en realidad pasó. Todos estos años ha sido él quien cuidó de mí e hizo todo lo que estuvo en sus manos para que nadie nos separara llevándonos a un orfanato.

—Creo que deberías pensártelo mejor —trato de convencerle mordiendo mi labio inferior—, osea, si algo sale mal, no habrá vuelta atrás. 

La máquina ésta lo encontramos en el laboratorio de investigación secreta de la agencia que se encontraban nuestros padres cuando aún estaban con vida. Sin embargo, en ese entonces, se encontraba incompleto; solamente había documentos de para qué se usaba y mi hermano lo cogió cuando fuimos a recoger las pertenencias personales de nuestros progenitores después de su fallecimiento.

—Sabes perfectamente que si no despertamos el poder que tenemos dentro, la agencia no nos aceptará y no podremos averiguar qué es lo que pasó con papá y mamá —explica él apoyando sus manos en mi hombro.

En un mundo donde todos tienen un poder en su interior pero sólo una cantidad mínima de gente consigue despertarlo, las personas como mi hermano y yo estamos siendo engañados ya que, de cada 100 que no tienen magia, nomás uno o dos saben de la existencia de ella. Lo han mantenido oculto totalmente.

Los documentos que encontramos en el laboratorio son para crear una máquina capaz de despertar la magia que hay en una persona, eso si todo sale bien. Las consecuencias negativas puede hacer que los órganos internos del sujeto estallen  y quemar todos los huesos hasta convertirlo en cenizas.

—Hay otras maneras de entrar en la agencia. Ya estoy estudiando ciencias y si soy lo suficientemente buena seguro que me buscarán.

Si una persona que no tiene su poder pero tiene otras características que benefician la agencia —como mis padres, que eran científicos—, existe una oportunidad en adentrarnos a ese mundo.

—Pero si entramos de esa manera, no tendremos acceso a muchas informaciones. Seremos como papá y mamá, solamente trabajaremos para ellos.

Está más que claro que el agua que el terco de mi hermano no quiere cambiar de idea, pero el hecho de que corra el riesgo de que se le exploten los órganos me invade el terror. Pero, da igual qué le diga, no tiene intención de hacerme caso ya que en su cabeza solamente está el deseo de querer saber lo que pasó en realidad y el por qué la agencia esa lo ocultó.

Inspiro con profundidad. Si no se lo digo ya no habrá otra oportunidad. Por mucho que me diga que el porcentaje de que ésto funcione es muy alto, sé que me miente; yo le ayudé a construir la cosa, sé mejor que nadie que el porcentaje de éxito no supera al 15%.

—Tete, dejemos ésto. No quiero arriesgarme a perder a la única persona que aún me queda —comento con un nudo en la garganta mientras frunzo el ceño hacia arriba.

Mi hermano se gira hacia mí mirándome con los mismos ojos color miel que tenía nuestro padre y habla:

—Aylen, no pienso abandonar la única pista que tenemos sobre la muerte de nuestros padres. Y si tú quieres dejarlo ya para seguir viviendo tu vida como una adolescente normal y corriente de 18 años, no te voy a detener.

AYLEN©(CANCELADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora