Esa segunda vez lo ví sentando en las escaleras, parecía que se había tomado una ducha ya que solo una toalla estaba enredada a su cintura.
Me moleste al pensar que después de tanta droga ya estuviera teniendo problemas neurológicos.
Me acerque y lo ayude a levantar, entonces cuando hubo forcejeo por qué se pusiera en pie y cuando al fin lo había logrado, su toalla cayó dejando al descubierto su cuerpo desnudo.
Sabía que no estaba en sus cinco sentidos, no hizo nada por cubrir su cuerpo.
Tome la toalla e intenté ponerla de nuevo pero eso no ocurrió.
Lo lleve rápido a su habitación o por lo menos lo intente, pero como el niño Caprichoso que suele ser se negó a ir ahí, pidiéndome que lo llevará a la mía.
Jamás me había resistido a ninguna petición suya, cómo cuando me dijo que me quitará el bigote.
Así que lo tome entre mis brazos y lo lleve a la habitación.
Lo recosté e intenté ir a su habitación por su pijama, su comportamiento me hizo creer que quizá estaba ebrio.
De pronto jalo mi brazo hasta encontrarme sobre el.
Le pregunté que si había bebido, me negó con la cabeza.
Sabía que era verdad por qué no olía a licor.
Incluso acerque mi nariz para olfatearlo.
Acerque mucho mi rostro, supongo que eso hizo que malinterpretara mis acciones, aunque cualquiera al mirar esa escena lo haría también.
Y ahí, pudo haber pasado que me alejara o me diera un buen golpe al verme tan cerca, más sin embargo juntó sus labios en un cálido beso que no espere jamás.
Me giro sobre la cama quedando encima de mi.
Aquello hizo que mi corazón latiera tan fuerte como un tambor.
Entonces se acomodo de nuevo y siguió con aquel beso, me quise resistir pero su fuerza era demasiada o quise culpar a su fuerza y no a la necesidad que sintió mi cuerpo por sus dulces labios sabor a dentrifico.
Me besó aún más, sentí su humedad y sus manos bajaron hacia mi pantalón intentando desabrochar.
Todo esto lo hacía mordiendo ligeramente mi cuello algunas veces y otras mi labio inferior.
—Sherlooock, popor favor nop.
Intenté pedir que parará algo que era contradictorio por qué mi cuerpo quería más sentir el suyo.
