Quien fuese el genio que tuvo la brillante idea de hacer las paredes anti-sonido de aquella preparatoria para próximos héroes, Kirishima se lo agradecería por el resto de su vida.
Y es que no es tanto el miedo que los llegaran a escuchar, por que si a eso se va, nadie escucharía nada al respecto. Y tampoco dirían nada, si es que de verdad valoran su vida.
Eso le molestaba.
Que no haya ruido. No podía quejarse, las situaciones en las que han estado nunca fueron más allá de simples caricias y uno que otro agarre, pero nada mas. Era consciente por que nunca llegaban más de eso, uno de los dos siempre ponía un alto, pero esa noche ninguno la puso.
Las cosas se fueron de orden.
El plan no era ese, ni siquiera había un plan. Kirishima solo había ido al cuarto de su novio por unos apuntes que había olvidado la noche anterior, pero nunca se esperó con tan sorpresa.
Y esa sorpresa era el trasero de su lindo novio explosivo. Cubierto únicamente por un bóxer que se ajustaba tan bien que creyó que le daría un paro cardíaco ahí mismo.
Sí, había entrado sin tocar, total tenía una llave, pero a pesar de que la habitación se encontraba a oscuras, lo pudo apreciar y no se pudo resistir. Al principio había sido un error, despertar a su pareja de esa forma, uh, si que le gusta lo riesgoso, igual era algo inevitable.
Pero ahora no se quejaba. Al parecer Bakugou tampoco.
Y eso molestó a Kirishima.
-Blasty, mírame -susurro cerca de su oído.
Logró sentir como su pareja se estremecía. El rubio retiró su brazo de su ojos y lo observó. Rubíes brillantes por la lujuria. Tragó saliva y trató de no volverse más loco.
-Quiero...quiero que hables -pidió.
Finalmente se lo había pedido.
La respuesta fue clara y silenciosa. No lo iba a hacer. El rubio lo miró con las cejas fruncidas y volvió a cerrar los ojos.
Se sintió decepcionado, las otras veces que se tocaban era lo mismo, Katsuki nunca pronunciaba nada. Pero en ese momento, lograría su capricho. O si no se dejaba de llamar Kirishima Eijirou.
Se inclinó hacia atrás, despegando su cuerpo con el de su novio, y antes de pensarlo dos veces, lo giró. Puso ambas manos en los muslos del rubio y lo movió, haciendo que abriera más las piernas
-¡¿Qué mierda haces, idiota?! -gritó su pareja, tratando de girar de nuevo.
No se lo permitió, Bakugou maldecia y trataba de volver a recostarse, sin embargo, Eijirou tenía una carta más que jugar para lograr su capricho de escucharlo.
-¡Déjame acostarme, maldición!
Eiji se inclinó, golpeando su pecho con la espalda del rubio. Acercó sus labios al oído del contrario.
-Voy a hacerte gemir -murmuró causando que su pareja se detuviera y lo mirara de reojo con sorpresa y sus mejillas sonrojadas-, yo seré quien gane esta vez.
-¡¿De que carajos estás....?!
No lo dejó hablar, no, él quería escucharlo gemir, ansiaba escuchar de sus labios el sonido de su nombre lleno de placer y lujuria, no de enojo.
Había tomado su miembro y lo comenzaba a frotar, lo quería desesperar. Había comenzado con un ritmo suave, torturador. Pero se cansó de ello y comenzó a frotar más y más rápido. Besando su nuca y dando pequeños mordiscos por toda su espalda.
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"Porfavor...Déjame Escucharte" (KiriBaku)
Fanfiction¿Qué tan difícil era cumplir aquel capricho? Pero para Bakugou Katsuki era perder su orgullo, era perder todo.