III

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—Hola, Gary— dijo el otro con su típica sonrisa. El rubio simplemente se tiró encima suyo, feliz de volver a encontrar a su amigo —si, si, yo también te extrañé— su voz grave reconfortó a Gary, quien sintió los brazos del ventrexiano devolviendole el abrazo. 

El humano sintió como un peso en su corazón que no recordaba tener desvaneció entre los brazos de Avocato. Encontró una paz repentina en su aroma característico a sudor y pólvora, en su suave pelaje, en la vibración que provocaban sus ronroneos, en sus ojos, en su todo. Realmente se había olvidado de lo mucho que extrañaba estar cerca suyo. De los momentos en los que se acurrucaba con él en la cama y apoyaba su cabeza en el pecho del felino, se concentraba en los ronroneos y los latidos de su corazón acelerados, como el de un adolescente que descubre por primera vez el amor. Pero había algo que faltaba. No sentía su calor. Lo cual era extraño, dado que los ventrexianos emiten más que los humanos. Apartó su cara del pecho del contrario y lo miró con preocupación.

El otro lo miró con ojos tiernos y una sonrisa sarcástica —Estoy muerto, ¿recuerdas?—.

Gary sintió una punzada en el pecho al recordar su muerte, volviendo inmediatamente entre sus brazos, como si al soltarlo terminara por caerse de vuelta al vacío.

—Tu, antes de... bueno morir, me pediste que cuide a Pequeño Cato, y lo intenté, lo intenté en serio. Pero ahora no se donde está, no se si está vivo, perdoname—.

—Escúchame Gary, hiciste lo que pudiste. No se qué le hubiese pasado si no quedara nadie para cuidarlo, sinceramente— dijo el de bigotes, apoyando su mentón en el hombro del otro —. Está vivo, y eso es todo lo que importa para mi—

El rubio sintió un gran alivio. El pequeño había desaparecido, y realmente le dolía pensar en la idea de que no haya sobrevivido.

—Mira baby, sabes que te extraño. Pero mi hijo sigue ahí. Tu probaste ser un hombre de palabra, por eso te pido que regreses. Hazlo por él. Hazlo por mi. Si no quieres, lo entiendo, pero— un dedo en sus labios lo detuvo antes de terminar de hablar.

—Escúchame bien gato. Y quiero que estas palabras se queden grabadas por el resto de tus no-días: me pediste que cuide a tu hijo como última voluntad. Eso es llevar al apretón de manos hasta la última fase ¿entiendes? la promesa final— Gary miró a Avocato a los ojos, y apoyó una mano en su hombro—. Ahora que no estás, ya no puedo cuidar tu espalda, pero cuidaré la de tu hijo. El apretón no se rompe. Voy a volver para salvar a tu hijo.—

Avocato se limitó a sonreir, y volver a abrazarlo aún más fuerte que antes. Gary se resignó a sentir a su compañero una última vez, antes de que desapareciera completamente.

Ahora volvía a encontrarse solo, en el abismo oscuro.

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⏰ Última actualización: Jul 28, 2020 ⏰

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𝚎𝚛𝚊𝚜𝚎 𝚝𝚑𝚎𝚖 𝚐𝚊𝚛𝚢 - 𝚏𝚒𝚗𝚊𝚕 𝚜𝚙𝚊𝚌𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora